Alejandro Tiscornia y los cartoneros de Aníbal Ibarra. El fin del duelo Macri-Genta
Luego de los episodios violentos protagonizados por un grupo minoritario de "cartoneros", los rostros misteriosos de operadores políticos ibarristas y de la izquierda porteña volvieron a exhibirse en los medios, con el único objetivo de perjudicar la incipiente gestión del Jefe de Gobierno Mauricio Macri.
21 de Julio de 2010
Los "palos en la rueda" que anticipaban Mauricio Macri y Gabriela Michetti no se redujeron finalmente al accionar de la corruptela gremialista encarnada por Amadeo Genta (el hombre de "olfato") y Patricio Datarmini -director de la obra social de los empleados públicos porteños, ObSBA- : la andanada de operaciones de la vieja política reclutó ahora a un grupo de recicladores urbanos, comúnmente denominados "cartoneros" en el rico argot social capitalino.
La "guapeada" de los cabecillas de las mafias del gremio SUTECBA ya ha sido apagada con creces, y lo cierto es que ni Mauricio Macri ni Amadeo Genta resultaron vencedores. Comprendieron ambos que necesitaban el uno del otro. Genta requería imperiosamente permanecer en el poder y continuar usufructuando clandestinamente los dineros de los ciudadanos de Buenos Aires, y no podía amenazar indefinidamente con el paro. Este camino hubiera llevado a un callejón sin salida que hubiera terminado por destruir la ya pauperizada reputación de los gremialistas y empleados públicos de la Ciudad y con Genta fuera del poder, echado por la oposición que tiene en el gremio. Macri hizo su parte, disciplinando a Genta ante los medios y agitando la posibilidad de revelar su adicción a la cocaína -por todos conocida-. También hizo su bautismo de fuego, amenazando con quitarle a Patricio Datarmini y a su socio la administración discrecional de los fondos de la obra social. Finalmente, dejó Genta en paz al Jefe de Gobierno, y aceptó dejar de cobijar un importante número de ñoquis que desangran las finanzas del contribuyente. Se respira hoy una atmósfera de preocupación en las oficinas públicas, en donde aquellos que visitaban sus puestos de trabajo no más de dos veces por semana, ahora hacen esfuerzos denodados por probar a los demás que "sirven para algo". Para Macri, objetivo cumplido. El intendente se anotó, reconocido esto por dignatarios de SUTECBA, un importante round a pesar de las sentencias desfavorables de la impresentable jueza Elena Liberatori : un 80% de los más de dos mil contratados que debían retornar a sus puestos por decisión judicial no se presentaron a sus puestos y hoy se han abocado a la búsqueda de otros empleos.
Por otra parte, la mafia de los taxis de Buenos Aires, encarnada por el "padrino del taxímetro", Omar Viviani, también debió volver "con el rabo entre las patas" para que Mauricio Macri apruebe el incremento en la bajada de bandera que reclamaban sus choferes, y que castigará a los porteños con precios un 20% más caros.
El nuevo frente que se ha abierto para entorpecer la agenda del Jefe de Gobierno ha sido ahora el de los cartoneros, y que cobrara relevancia nacional a partir del desalojo de un grupo minúsculo de recicladores revoltosos quienes, graciosamente y sin consultar a nadie, habían iniciado la construcción de un asentamiento en Barrancas de Belgrano, uno de los barrios más caros -en materia de impuestos- de la castigada Ciudad de Buenos Aires.
Desde hace por lo menos un año, este grupo de cartoneros se había instalado en La Pampa a la altura del mencionado barrio. Lo habían hecho junto a las vías, dado que, de acuerdo a lo argumentado por ellos, necesitaban descargar sus carros y cartones allí para esperar el transporte que los llevara de nuevo a sus hogares en el conurbano bonaerense. La eliminación del denominado "Tren Blanco" ramal Tigre, los había perjudicado.
Pero la desafectación del servicio de la formación cartonera llevó a que más y más recicladores se instalaran cómodamente en el corazón del tradicional barrio. No pasó mucho tiempo hasta que la furia de los vecinos se hizo sentir. No sin razón, sostenían estos que era difícil entender por qué se les cobraban los impuestos tan elevados, y a la vez tener que permitir la instalación de los recicladores en la zona.
Las quejas llegaron a los despachos del flamante Jefe de Gobierno, preocupado por combatir la corrupción endémica de las oficinas públicas y, en simultáneo, proteger y reconstruir el devastado espacio público, a los efectos de que los vecinos comiencen a ser testigos del "cambio".
A la postre, tuvieron lugar los primeros intentos de desalojo, con un puñado de policías federales que hicieron de chaperones de inspectores enviados por Bolívar 1. Tras vanos intentos de negociación, se realizó en el lugar un importante operativo policial que removió a los irreverentes cartoneros y en donde, como siempre, no escasearon hechos de violencia. Los recicladores resistieron, pero un grupo de individuos recibió a los uniformados con piedrazos y golpes de puño. La prensa fue entonces convocada y la noticia fue etiquetada con los titulares de siempre : "violento desalojo", "innecesaria represión policial para con los trabajadores". Sugestivamente, un supuesto "grupo de vecinos" se había hecho presente en el sitio para "apoyar el reclamo de los cartoneros". De ese grupo, destacaba el rostro de un autoproclamado vecino de Saavedra que despotricaba contra la Policía Federal y Mauricio Macri, catalogando al operativo de "nazi" y típico de "represores" -aludiendo al Proceso Militar de los años setenta-. El "vecino" no era otro que Alejandro Tiscornia, que llevó adelante un esfuerzo sobrehumano para exhibirse frente a las cámaras de TN (Todo Noticias, del Grupo Clarín) y Canal 26. En Canal 26, un desinformado y repleto de ingenuidad Eduardo Sereneldini declamaba que la violencia aplicada por las fuerzas de seguridad era desmedido, al tiempo que echaba mano del clásico discurso derechohumanista, defensor de los oprimidos y el proletariado.
Pero poco a poco, comenzó a filtrarse la verdad ante los medios. En esa oportunidad fue entrevistado telefónicamente un representante de TBA (Trenes de Buenos Aires) que explicaba lo ocurrido con la desafectación del denominado "Tren Blanco" : la formación era permanentemente desvalijada y maltratada por los recicladores y los hechos de inseguridad y violencia protagonizados por ellos mismos se tornaron insoportables. Como corolario, el servicio le añadía demoras de más de media hora al resto de las formaciones que trasladaban pasajeros, y como consecuencia de estos hechos comprobados, los pasajeros regulares resultaban perjudicados sobremanera. La Comisión Nacional del Transporte solicitó a TBA, finalmente, que el servicio fuera eliminado.
Indica el sentido común que la empresa no tenía por qué hacerse cargo de proporcionar a los recicladores un servicio por el cual no percibía ingreso alguno, habida cuenta de que el Tren Blanco era un servicio gratuito para los cartoneros. TBA no solo debía reparar permanentemente los daños causados por los propios cartoneros, sino que también -luego de desafectado el servicio- debió enfrentar los costos de un sistema de transporte de camiones que reemplazó a la formación. Reclamaban las voces de siempre que TBA echara mano de los subsidios estatales para continuar proporcionando transporte para los recicladores, pero lo cierto es que esos subsidios apenas alcanzan para garantizar transporte barato para cientos de miles de trabajadores que no destruyen ni agreden y que solo desean poder trasladarse hacia su lugar de trabajo diariamente.
Y más datos concretos : el 80% de los cartoneros o recicladores afectados por la baja del Tren Blanco se acogieron al régimen de transporte de camiones. Los cartoneros restantes despreciaron la solución y se dedicaron a usurpar espacios públicos en la Ciudad de Buenos Aires, sin importarles la molestia que ocasionaban a los vecinos.
Trascendió finalmente que el mencionado Alejandro Tiscornia no solo no es un vecino de Saavedra, sino que está políticamente relacionado con grupos violentos de la izquierda porteña y, como no podía ser de otra manera, con el ex intendente Aníbal Ibarra, por estas horas furioso con la popularidad que alcanza su otrora rival e íntimo amigo Mauricio Macri. Ibarra aprovechó sus contactos con el desgastado espacio "progre" de la Ciudad para que movieran cielo y tierra para enturbiar la gestión macrista desde el día uno. No solo ha movilizado a grupos de rabiosos militantes de derechos humanos desde las sombras e incentivado a Amadeo Genta y Patricio Datarmini para encender la fogata política en la Capital Federal, sino que también aprovechó la "crisis cartonera" para intentar desestabilizar a Macri. Estos datos son bien conocidos en el macrismo, quienes siguen los pasos de Aníbal Ibarra en todo momento. Incluso trascendió que Ibarra sostuvo reuniones con la impresentable jueza Elena Liberatori para solicitarle ponga su "granito de arena" para obstaculizar la gestión del tándem Macri-Michetti.
En cuanto a Alejandro Tiscornia, este ha sostenido encuentros con un grupo minoritario y que se autodenomina MTE (Movimiento de Trabajadores Excluídos), a los efectos de enaltecer el mediatismo de la noticia de la "represión". Allegados al MTE llegaron a calificar a los vecinos de Barrancas de Belgrano de "nazis". Tiscornia, según se ha observado, solo ha encontrado eco en medios radicalizados de izquierda como Noticias Urbanas (en Internet) y Página 12 -periódico hoy ultrakirchnerista y financiado desde sus comienzos por ex guerrilleros del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y el MTP (Movimiento Todos por la Patria, del máximo terrorista argentino, ya fallecido, Enrique Gorriarán Merlo). Las declaraciones de Tiscornia en un artículo de opinión publicado recientemente -y que no llaman la atención, dada su ideología- : "Siempre los derechos de los empresarios están primero; estos que gastan fortunas para vivir en una nube de pedos..." (...) "Un próximo intendente (por Mauricio Macri) que fue secuestrado por una superbanda de comisarios, pide aumento del presupuesto policial para perseguir a trabajadores que reclaman sus derechos, cartoneros, y personas que no encuentran un recodo escondido de la ciudad donde poder dormir a la intemperie, o chicos que limpian vidrios o hacen malabares para sobrevivir".
¿Serán "nazis" los vecinos de Belgrano por reclamar por la ocupación del espacio público? ¿Son represores por solicitar la mudanza de murgas y carnavales por los ruidos molestos que producen?
Como fuere, la cuestión cartonera no solo ha reconfirmado las operaciones del ibarrismo para perjudicar a los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires. En la capital del país, cuesta aún entender por qué sus ciudadanos deben pagar de sus impuestos la forma de vida de los recicladores que residen en la provincia de Buenos Aires. Es inentendible por qué los contribuyentes deben aportar $16,000 para las familias de usurpadores u "okupas" que son oriundos de países limítrofes. En el caso de la inscripción de niños para la temporada escolar, existen escuelas de la Ciudad en donde es prioritario el registro de ciudadanos de naciones que limitan con la Argentina, antes que los hijos de residentes de la propia Capital Federal. Esto es consecuencia de una ley apoyada por el ex intendente Jorge Telerman, y privilegia a hijos de ciudadanos de países limítrofes aunque no tengan DNI.
Hablando específicamente de la "represión" a los cartoneros, muchos podrán no entender cómo se llevó a cabo, pero lo cierto es que el Gobierno Nacional dio luz verde para el operativo, y no las autoridades judiciales. Lo confirmó el propio Ministro de Justicia Aníbal Fernández. Aunque detrás de la decisión no escasean las decisiones políticas : el gobierno de la ineficaz Cristina Fernández de Kirchner ya no desea seguir a contramano de los porteños. Por otra parte, el kirchnerismo acordó recientemente con Mauricio Macri que la Ciudad de Buenos Aires renuncie a los derechos de canon sobre los casinos y las tragamonedas bajo administración de Cristóbal López, amigo íntimo y testaferro del ex presidente Néstor Carlos Kirchner. Desde la Casa Rosada se ha abierto la puerta para negociaciones secretas entre el macrismo y los allegados a Kirchner, que maneja todo desde sus oficinas de Puerto Madero. Ante los medios, Macri sigue enfrentado con el matrimonio presidencial, aunque la realidad marca otra cosa.
El gran perdedor de esta novela es el co-responsable de la tragedia de República Cromañón y ex alcalde, Aníbal Ibarra, quien observa cómo el kirchnerismo no lo apoya en su cruzada para acosar desde las sombras a Mauricio Macri. Ibarra no solo conserva una increíble cuota de bronca contra el actual Jefe de Gobierno por el asunto de Cromañón, sino que su verdadero resentimiento proviene del hecho de haber sido desplazado de la política porteña. Ibarra ya no percibe los ingresos clandestinos que le reportaban las tragamonedas y los casinos : tampoco controla la caja política que representa el Banco Ciudad. Esto es lo que no le perdona a Macri, y ha jurado destruirlo ante sus íntimos.
Como se ha visto, en política nada es lo que parece. Atrás han quedado los tiempos en que Aníbal y Mauricio compartían ravioles los domingos en que no existían rivalidades ni conflictos.
Por Sergio Fuks, para El Ojo Digital Política.
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Por Sergio Fuks, para El Ojo Digital Política