POLITICA - EL GOBIERNO VS. EL CAMPO: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Tras la renuncia de Martín Lousteau, el panorama con el campo se oscurece aún más. Los chacareros continúan en pie de guerra y se acentúa la corrida cambiaria. La devaluación sigue bajo análisis

No queda ya mucho espacio para el optimismo, luego de la renuncia del ex titular de Hacienda Lousteau. Los productores agropecuarios ya insinúan no respetar los acuerdos que los referentes del sector puedan sellar con el kirchnerismo. La corrida cambiaria no se detiene y analistas y banqueros asesoran, por lo bajo, refugiarse en las divisas extranjeras y retirar fondos y ahorros de la plaza local.

21 de Julio de 2010
El país no deja de transitar instancias turbulentas, especialmente luego de la partida de Martín Lousteau -ahora ex Ministro de Economía- y que en su momento adelantaran El Ojo Digital y otros medios. El lector promedio se encuentra, por estas horas, invirtiendo una porción importante de su tiempo informándose acerca de las más recientes novedades relativas al "tire y afloje" entre los principales dignatarios del sector agropecuario y el Gobierno Nacional, dividido entre la línea dura del kirchnerismo que propone cortarle la cabeza a los productores y aquellos que ven la necesidad urgente de acordar para no arrojar al país a una hoguera similar o peor a la de diciembre de 2001. Como es conocido, los ribetes de la problemática actual son tan medulosos que se vuelve imposible considerar separadamente cada uno de los aspectos que la engloban. Aquí, todo tiene que ver con todo. En el medio de la puja campo-gobierno, se deslizan también cuestiones no menos importantes como la relación entre Clarín y el oficialismo, y el intercambio de artillería pesada entre funcionarios de primera línea, abiertamente peleados unos con otros. Corresponde referirse, en primer término, a la salida anticipada de Martín Lousteau. El ex titular de Hacienda abandonó su cargo, finalmente y como lo adelantara el Dr. Nelson Castro -por estas horas el más serio y respetado analista político en los medios- el ex directivo del Banco Provincia se eyectó de la función pública tras advertirle a la Presidente Cristina Fernández de Kirchner que, de no acordar con el campo desde una negociación seria -que incluyera abandonar la política del apriete encarnada en Guillermo Moreno- y de no enfriar la economía, disminuyendo drásticamente el gasto público y frenando el consumo, la Argentina se encaminaría a un desastre peor que el padecido por Fernando de la Rúa. Se había hartado Lousteau del acoso que sufría por parte del Secretario de Comercio y de la imposibilidad de tratar con los sectores gremiales aliados al kirchnerismo. Volvió atemorizado Lousteau de su reciente viaje a los Estados Unidos de América, a partir de la pauperizada imagen que la Argentina ha venido sembrando durante los últimos años del kirchnerismo. Se encontró el ex ministro con preguntas no solo relacionadas con la economía sino de toda índole, muchas de ellas más bien políticas, que, en su carácter de técnico, no podía darse el lujo de responder. A este respecto, funcionarios de Washington estacionados en Nueva York habían convocado días atrás al cónsul argentino Héctor Timmerman, para preguntarle si era cierto que el piquetero Luis D Elía (que se autodenomina "profesor" pero que no enseña desde hace más de veinte años, de acuerdo a lo investigado por La Nación) era enviado por el ex (?) presidente Néstor Kirchner para apalear ciudadanos descontentos con el régimen. Lousteau, por su parte, vio imposible continuar trabajando en un gobierno que simula seriedad por un lado, y que finalmente termina destruyéndolo todo para ceder frente a paleolíticos gremialistas y violentos piqueteros. El recientemente ingresado Carlos Fernández no llega en mejor momento, pues está obligado a empaparse de la problemática del campo en tiempo récord, y en definitiva sabe que ninguna decisión importante pasará por él. Planes y políticas de fondo nacerán desde el tándem Puerto Madero-Quinta de Olivos. La Casa Rosada, por estas horas, es un edificio tan decorativo como lo es la existencia del vicepresidente Julio Cobos. Cobos, por cierto, quedó relegado a una suerte de florero que se coloca en actos formales y no tanto, no importa que se trate de conciertos de música clásica en Mar del Plata o bizarras maratones organizadas por gremios violentos en Costanera Sur. El vice yerró groseramente hace ya un par de meses cuando insinuó que el campo tenía razón en sus reclamos y que el gobierno central estaba siendo inflexible. Este atropello le valió un importante tirón de orejas de parte del ex presidente, y por estas horas se sabe que -de caer Cristina- él no será el reemplazante, sin importar lo que diga la Constitución frente a una salida anticipada de la cabeza del Poder Ejecutivo. Ahora bien, ¿qué sucede con la economía? Los bonos argentinos se han convertido de la noche a la mañana -otra vez- en bonos basura, y se ha detectado una desesperación monumental de parte de los tenedores para deshacerse de ellos. Como consecuencia, el crédito que pueda obtener la Argentina en los mercados internacionales no será más caro, sino abiertamente inexistente. El pandemonio ha llegado a las libretas de los más importantes jugadores locales, y estos, a través de sus contactos con las principales instituciones bancarias del país, se las han arreglado para pasar el dato, a saber, que es importante que aquellos ahorristas de primer nivel refugien sus capitales en otros sitios, evitando la Argentina. Desde hace no menos de treinta días, la recomendación que parte de los ejecutivos de bancos importantes recomiendan fugar dineros al Uruguay y, si es posible, Estados Unidos. Otros -con mejor apoyo logístico- ya se encuentran enviando remesas importantes a paraísos fiscales del Caribe. Las informaciones sobre el desmadre se ha filtrado hacia la base de la pirámide. Ya en los días previos a la salida de Martín Lousteau, se había observado una corrida de importancia sobre el dólar. Mientras el supereuro continuaba su escala ascendente basada en lo que sucede en los mercados de referencia obligada a nivel mundial, aquí el dólar comenzaba a elevar su cotización, alcanzando su cénit el pasado viernes. En ciertos círculos se trabaja ya con un dólar a futuro (mediano plazo) de hasta $3,35 pesos por unidad. El Gobierno Nacional salió a desmentirlo tibiamente, en la figura del nuevo ministro Carlos Fernández; la presión oficial se impuso nuevamente sobre los medios tradicionales más importantes, para que no cundiera el pánico. Sabia decisión de la Rosada, aunque insuficiente. Lo cierto es que el Banco Central de la República Argentina debió salir intempestivamente a vender dólares pero tal información ya no se da a conocer al mercado y se ha decidido mantenerla bajo siete llaves. En el mejor de los casos, el trading del Central se dibujará como se ha venido haciendo con el tristemente célebre INDEC. La cantidad de dólares que el Banco Central ha debido vender en las pocas horas que transcurrieron entre la salida de Lousteau y el fin de semana ascendió a no menos de US$ 300 millones. Baste recordar, para los poco memoriosos, que a Fernando de la Rúa se le evaporaron US$ 30 mil millones en poco menos de dos semanas. La cifra tiene una importancia más que anecdótica dado que es casi idéntica a la que poseen las arcas oficiales para intentar sostener una corrida importante, si esta tuviera lugar hoy mismo. Mientras tanto, rebota en los mercados la palabra que más escalofríos genera por estos días : devaluación. Es cierto que Lousteau, antes de partir, había sugerido retocar ligeramente el dólar para que flotara hacia arriba en forma medida, lo que en los hechos implica una devaluación del peso -que no hubiera sido tan artificial, dada la desconfianza que hoy exhibe el mercado frente a la moneda nacional-. Pero existe un núcleo influyente en el kirchnerismo que ya ha dado el puntapié inicial para el debate y la sugerencia, abiertamente, es que el dólar se cotice al menos a $3,60 para industriales y productores agropecuarios. Si bien esto implicaría un desdoblamiento oficial del mercado de cambios, en los hechos la ciudadanía lo interpretaría como una reaparición del mercado paralelo para la cotización de moneda extranjera, como en las peores horas de Raúl Alfonsín. De más está decirlo : el Gobierno Nacional ha demostrado demasiado altas dosis de impericia como para evitar un contagio fatal y que la sociedad entera no perciba que el dólar de uso diario debe ser distinto que el que utilice el sector empresario. Con los datos actuales que refieren al incremento de precios, cada argentino asalariado pierde, en promedio, entre un 30 y un 40% del valor real de su sueldo, medido en forma anualizada. Esta tendencia podría ser aún peor si mañana se conocieran los datos auténticos de los aumentos de precios. El INDEC ha llegado al ridículo de reflejar en sus números que, para citar un ejemplo, el sector de frutas y verduras pone precios finales más baratos de los que paga por las mercaderías al mayoreo. Se comprende entonces el por qué de las recomendaciones de los agentes de cuentas de las instituciones bancarias para que los tenedores de pesos se pasen a dólares estadounidenses. El objetivo es lógico : cuidarse ante potenciales vendavales y a la vez, no perder valor real en sus ahorros -si acaso los tienen-. Existe, finalmente, una nueva dinámica en las operaciones cambiarias de los argentinos por estos días. Los más pudientes recurren a la compra de euros, mientras que las clases medias se refugian en los dólares, sin importar, por cierto, la devaluación internacional de la moneda americana y que -aunque muchos lo niegan- está siendo alimentada artificialmente por la Reserva Federal para, entre otras cosas, mejorar el superávit comercial del gran país del norte así como también para ingresar un mayor flujo de divisas de parte de turistas europeos que visitan América con sus bolsillos plenos de euros de moda. No vale la pena referirse a la cuestión de los créditos bancarios. Estos se encuentran hoy paralizados y hace menos de una semana, Diario Clarín planteó el tema en un titular que para muchos pasó desapercibido. La noticia se refería puntualmente al abierto fracaso de la iniciativa oficial para los créditos hipotecarios. Dicho sea de paso, y si bien los depósitos bancarios han retrocedido groseramente en las últimas dos semanas, los bancos continúan ofreciendo jugosos intereses por depósitos a plazo fijo en pesos, a diestra y siniestra. Para cerrar, un comentario no menor sobre el tratamiento de las noticias en los medios. Estos se animan ya a reflejar números de encuestas que reflejan una caída estrepitosa de la imagen de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner entre la ciudadanía. Sucedió recientemente con un estudio publicado por Clarín y desarrollado por la encuestadora Graciela Römer. El dato sorprende a pocos : la primera mandataria cosecharía hoy un rechazo de más del 70% en la sociedad, tanto en lo que se refiere a imagen como a la gestión propiamente dicha. Lo cierto es que Graciela Römer, en las entrevistas que ha concedido a medios televisivos, comienza a despegarse del riñón kirchnerista lentamente. La lentitud se basa en el simple hecho de que la imagen negativa de la Presidente en realidad es de aproximadamente el 85%, pero ella ha intentado amortiguarlo, elegantemente. El dato concreto -y que no debe pasar desapercibido- es que Cristina Fernández pierde medio punto por día en imagen y gestión. La información viene acompañada con el detalle no menos doloroso para el kirchnerismo de que el ex presidente Néstor Carlos Kirchner se ha visto notablemente arrastrado por esta caída, muy a pesar de lo que sostiene el escritor Jorge Asís. Los hechos que han gatillado la caída en la imagen del matrimonio presidencial se deben principalmente a la inflación, al desmanejo oficial de las negociaciones con el campo, y a la convicción cada vez más clara de la ciudadanía frente a los informes que hablan de que el propio gobierno ha sido el autor intelectual y material de la quema de campos con el objetivo ulterior de culpar a los ruralistas y de poner a la sociedad contra ellos para traerlos a la mesa de negociaciones. Por su parte, y si bien las últimas noticias hablan de la posibilidad de un acuerdo con los representantes del sector agropecuario, a partir de la eliminación de las retenciones móviles, lo cierto es que la base del ruralismo, entiéndase, productores pequeños y medianos, sumados a los chacareros, no coinciden con la visión dialoguista de sus referentes e insisten en movilizarse para intentar dar un golpe fulminante al kirchnerismo, enquistado en el poder, a su entender. El sector se encuentra envalentonado dado el firme apoyo que ha cosechado -y que continúa anotándose- en la ciudadanía y se siente fortalecido por aquella para retomar la aplicación de medidas extremas. Los productores no se sienten inquietos a pesar de las abiertas amenazas que partieron de uno de los hijos del camionero Hugo Moyano al respecto de que los enfrentarán si hacen cortes. Tal vez en esta sensible cuestión reside el verdadero peligro que se cierne sobre la estabilidad institucional del país : Néstor Kirchner ya envió a Luid D Elía a apalear manifestantes en Plaza de Mayo cuando tuvieron lugar los cacerolazos. Dado que no cuenta con Gendarmería y las fuerzas de seguridad para la faena, ¿redoblará la apuesta el Gobierno Nacional, utilizando a los camioneros como fuerza de choque para reprimir a productores y chacareros? El sentido común lleva a considerar que lo hará, aunque los deseos de toda una sociedad apuntan a que el kirchnerismo no se anote en la agenda de semejante barbaridad. Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política. Email : elojodigital.com -arroba- gmail.com.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política