Cacerolazos y clima enrarecido : el público satura bancos y casas de cambio para abastercerse de dólares. El kirchnerismo encara al agro por la vía de la provocación. Rubén Manusovich y Luis D Elía, en acción

El agro está acorralando al Gobierno Nacional, y en la Casa Rosada imperan el nerviosismo y la desesperación. Néstor Kirchner continúa endilgándole al Jefe de Gabinete, Alberto Fernández, la responsabilidad de la crisis con el campo, que ya ha devenido en un escenario de caos comprobable. La corrida cambiaria alcanzó ribetes siniestros a medida que se acercaba el fin de semana. A tal punto sufrió el mercado cambiario los embates que el dólar estadounidense llegó a cotizarse a $3,30 en mercados a futuro. Por su parte, bancos y casas de cambio no daban abasto con los pedidos de moneda extranjera y el Banco Central ya intervino, liquidando poco más de mil millones de dólares para contener a la demanda. El gatillo para esta nueva crisis de credibilidad que azota a la Argentina -la más grave desde finales de 2001- ha sido, obviamente, el desmanejo que el Gobierno Nacional hace de cara al enfrentamiento que sostiene con los sectores agropecuarios. Para colmo, comenzaron a circular rumores en los mercados que retomaron la temática de un posible nuevo corralito, sumada a la posibilidad de implementar un bono patriótico para canjear forzadamente por papeles los fondos de aquellos tenedores que posean de $50 mil en adelante. ¿Cómo se defiende el kirchnerismo en estas horas turbulentas? El ex presidente Néstor Carlos Kirchner ha remitido las órdenes de rigor para que los personeros de la Administración que él -y no ya su mujer- encabeza. Estos dignatarios kirchneristas -economistas u opinólogos de café- se encuentran recorriendo los medios adictos a Balcarce 50 para recordarle a los "golpistas" que el Banco Central tiene reservas suficientes para aguantar sacudones de importancia. Otros aseguran que "no existen condiciones objetivas" para fundamentar la corrida cambiaria que está teniendo lugar. Pero lo que digan no interesa. El comprobado amateurismo de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner y que también han demostrado los allegados al ex primer mandatario ha arrojado a la Argentina a la presente situación. Mantiene el gobierno, por estas horas, un sugestivo silencio frente a las declaraciones de referentes del agro al respecto de que podrían extender el paro que llevan adelante. Pero en lo táctico, los conocidos operadores del kirchnerismo se adelantaron, enviando a Rubén Manusovich a Entre Ríos para, abiertamente, provocar a productores y manifestantes y así dar lugar a agresiones. El recorrido del kirchnerista Manusovich -titular de Fedecámaras y aliado al ex presidente desde su llegada al poder- casi debe lamentar incidentes de gravedad, pues un nutrido grupo de ruralistas estuvo a punto de lincharlo. Manusovich gesticuló con sus brazos, dando a entender que los hombres de campo tienen dinero de sobra (dado que manejan vehículos importados de doble tracción). Sabiamente, respondió a la provocación un entrevistado por medios televisivos : "¿Cuál es el problema de este hombre? ¿Es un resentido?". Pero lo observado de parte del empresario kirchnerista no sorprende pues viene a tono con la realidad que los ideólogos del Gobierno Nacional gustan de imponer : que todo aquel que trabajó duro por lo que tiene es un "oligarca" y no merece exhibir el fruto de su faena. El piquetero kirchnerista Luis D Elía, por su parte, se declaró en "estado de movilización" pues el cacerolazo que nació a partir del discurso de Alfredo De Angeli tuvo repercusión en la propia Capital Federal. Centenares de personas de los barrios de Palermo, Barrio Norte, Belgrano y Caballito se lanzaron a las calles entonando cánticos en favor del campo. Otros pedían la renuncia de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner. Detalle aparte : los medios no reflejaron lo sucedido en este terreno. Desde TN hasta C5N, pasando por América Noticias, todos ignoraron lo que ocurría en la capital del país y cubrieron solamente lo que llegaba de la provincia de Jorge Busti. Luego se sabría de los llamados febriles que partieron desde la Casa Rosada y de las virulentas advertencias que recibieron esos medios, a los efectos de que -una vez más- no reproduzcan la realidad. ¿Qué sucedió con D Elía? El impune piquetero -que años atrás tomara por la fuerza una comisaría de la Policía Federal- recibió informes que referían a la posibilidad de que los manifestantes porteños comenzaran a dirigirse a la Plaza de Mayo. Aclararía luego ante Diario Clarín que sus grupos de choque se encontraban "en estado de alerta y movilización" y que podría tomar la Plaza de Mayo si fuera necesario "con 500 militantes" para evitar que las clases medias se asentaran en el lugar. D Elía exagera las cifras, pues no cuenta con la posibilidad de movilizar semejante cantidad de gente para "repeler a los oligarcas". Pero ya no caben dudas de que su modus operandi está amparado y protegido por el ex presidente Néstor Kirchner. ¿Cuánto tiempo transcurrirá hasta que los ciudadanos de Buenos Aires se den cuenta de que Balcarce 50 no tiene autoridad sobre las fuerzas de la Policía Federal y que solo cuenta con un puñado de mercenarios piqueteros para evitar que la sociedad eche a la Presidente de la Nación si la situación empeora? Para agravar la situación, la agrupación kirchnerista La Cámpora -que aparentemente lidera Máximo Kirchner, hijo del ex mandatario- ha echado más leña al fuego de la pelea con el Grupo Clarín, atacando virulentamente al prestigioso periodista -hoy, de los pocos creíbles entre los medios- Julio Blanck. El reputado profesional había destacado, palabras más, palabras menos, que hoy el kirchnerismo solo cuenta con el apoyo de "falangistas, fanáticos y alcahuetes" pues los aliados políticos y la sociedad ya están abandonando al gobierno. No solo La Cámpora -a través de su departamento de prensa- se expresó en duros términos contra Blanck, sino que también lo hizo Carlos Kunkel, kircherista de la denominada "ala dura". El matrimonio presidencial -en la forma de sus más cercanos referentes- se adentra ahora en un terreno peligroso que es el ataque abierto y sin miramientos contra la libertad de expresión. Síntoma que bien podría anteceder a métodos más lóbregos. Paralelamente, y en lo que a la actitud del campo respecta, los renovados cacerolazos y las protestas que se han hecho sentir en la Capital Federal y el interior del país terminan de confirmar los peores temores del Gobierno Nacional, a saber, que la ciudadanía apoya al sector agropecuario en un ciento por ciento, al contrario la desinformación que algunos operadores quisieron sembrar en los medios. A no pocos sorprende -esto debe decirse- la aceitada cintura política que han demostrado los ruralistas en el presente escenario de crisis : estos han puesto, literalmente, "entre la espada y la pared" a gobernadores e intendentes, con el objeto de que se declaren del lado del campo o en la vereda del gobierno. Carlos Reutemann y el cordobés Schiaretti ya han fijado posición y han criticado ácidamente a la Rosada por el desmanejo de la crisis. Mas Daniel Scioli -Gobernador de la provincia de Buenos Aires- hizo lo que, según se dice, se esperaba de él : dio la espalda al agro, traicionándolo, y situóse del lado del kirchnerismo. No pocos ruralistas y ciudadanos se acordarán del ex piloto de motonáutica al acercarse las presidenciales de 2011. En vista de lo que ha sucedido históricamente con las retenciones a la exportación, la "prueba de fe" que piden los sectores agropecuarios no son casuales. El dinero que los sucesivos gobiernos les han expropiado jamás retornó en forma de obras e infraestructura. Al contrario, se utilizó para engrosar filas de siniestros mercenarios y punteros, al tiempo que se contrataban voluntades políticas a diestra y siniestra echando mano de aquel metálico. La Administración Kirchner/Fernández de Kirchner no constituye la excepción, más bien es la regla. Lo que el matrimonio presidencial aún no termina de digerir es que el espíritu de la protesta continúa vigente en la sociedad, y que, tras cada día que pasa, la popularidad de Cristina Fernández decae aún más. Revertir esta tendencia no es difícil; a estas alturas, es imposible. El único acto de sinceramiento oficial se ha conocido en las últimas horas desde los círculos del poder : el kirchnerismo ha decidido dar marcha atrás con el "relanzamiento" del 25 de mayo, a sabiendas de que insistir en ese acto solo caldeará aún más los ánimos de la ciudadanía. Para la gente, la visión de figuras de la categoría de Luis D Elía, Hugo Moyano, Omar Viviani, Carlos Kunkel, Aníbal Fernández, Alberto Fernández y otros en los palcos oficiales bien podría convertirse en la gota que derrame el vaso. Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política. Email : elojodigital.com -arroba- gmail.com.