Gobierno versus Campo : la Presidente Cristina Fernández y un discurso que vuelve a rozar en la provocación. Arrecia la campaña contra el periodismo
La presentación de la Presidente Fernández de Kirchner en cadena nacional era esperada solo por unos pocos : los ruralistas y el oficialismo, dado que la sociedad hace tiempo que mira hacia otro lado. Prometió la primera mandataria utilizar los fondos de las retenciones para infraestructura, aunque ello equivalió a reconocer que, hasta hoy, esos dineros no se devolvieron al público. Mas volvió a acusar al sector agropecuario de oligarca, por "tener más".
21 de Julio de 2010
En efecto, el discurso de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner del pasado lunes solo buscó un objetivo : intentar recuperar la iniciativa ante la opinión pública, y "devolver la pelota" al Campo, otra vez.
Comentaron algunos analistas políticos que Cristina retocó sus palabras, luego de leer los resultados de las últimas encuestas realizadas en pequeños universos de todas las provincias argentinas. Entre los muchos estudios de opinión que se han venido publicando, cosechó interés uno publicado por la consultora Telemática y que fue reportado recientemente por el sitio web Seprin.com. En ella se revelan números que cayeron pesadamente sobre las espaldas de la primera mandataria de la Nación : en 9 de cada 10 distritos provinciales, la imagen negativa de Cristina Fernández de Kirchner supera el 45%. En Córdoba -por citar un caso-, el 76,5% de los encuestados desaprueba su gestión. En San Luis y Corrientes, el 67% hace lo propio. Incluso en Santa Cruz cosecha una imagen de rechazo del 38%, cifra ciertamente elevada por tratarse de su distrito base. A nivel nacional, los promedios refieren que el casi el 73% de los encuestados califican a la gestión presidencial entre regular y mala. Y, finalmente, el número que muchos estudian ahora con interés : si las elecciones presidenciales se desarrollaran hoy mismo, casi un 65% declaró que no votaría ni por Cristina Fernández ni por Néstor Carlos Kirchner.
Los números son lo suficientemente elocuentes como para empujar a la renuncia a cualquier primer mandatario serio. En cualquier sistema europeo occidental, por ejemplo, un primer ministro o presidente del gobierno estudiaría las estadísticas y luego buscaría quórum o apoyo entre los legisladores de oposición para cosechar un "voto de confianza". Pero, con toda probabilidad, no podría obtenerlo pues los recintos legislativos del Viejo Continente suelen ser harto permeables al sentir de la opinión pública.
No obstante las malas noticias -que "llegan en oleadas", como los marcianos de Philip Dick-, la Presidente apuesta otra vez a doble o nada y se despacha contra los productores, reflotando conceptos ideológicos anacrónicos a nivel global y recriminándoles por "tener más". En pocas palabras, los etiqueta de oligarcas, refritando la fraseología ya explotada oportunamente por su esposo.
Ensayó Cristina un pedido de perdón por algunos pasajes de su próximo-pasada verborragia discursiva ("por si acaso he llegado a ofender a alguien"), aunque la tibia disculpa se trocaría luego en un nuevo discurso provocador que solo intenta dividir a la sociedad.
A estas alturas, el discurso presidencial (que abarca también a Néstor) se torna decididamente incomprensible pues, a pesar de que ya es claro que la opinión pública no acusa recibo del planteo ideológico oficialista de culpar al pudiente, el matrimonio insiste en aquellos arcaicos conceptos para intentar darle vuelta a la situación. En este sentido, tal vez fue Carlos Menem quien observó mayor tino en interpretar a la ciudadanía : apuntó a hacer disparar el consumo promedio de los argentinos, al tiempo que se aprovechó de la distracción consumerista para consolidar dudosas operaciones en materia de privatización de empresas públicas. Pero, a fin de cuentas, "la gente" era feliz mientras no se le interrumpiera su disfrute de las bondades del 1 a 1. Los Kirchner ignoran por completo la composición de clases bajas, medias y altas de la Argentina. La Argentina no es Venezuela, y los discursos neomarxistas de desprecio para aquel que tiene más y que se lo ha ganado con esfuerzo no cosechan aprobación por estas latitudes. Esta es la razón por la cual la columna vertebral del ataque dialéctico contra el Campo no funciona. De nada sirve tildar a productores de oligarcas, golpistas o de millonarios enfrascados en relucientes vehículos de doble tracción.
La pregunta continúa siendo, en todo caso, por qué insistir en una fórmula inconducente. Muchos estudiosos de los vaivenes de la opinión pública se han ocupado de destacar que, si acaso la Presidente retrocediera frente al sector agropecuario y negociara cara a cara y dejando de lado las agresiones, este hecho no sería percibido por la ciudadanía como una marcha atrás. Al contrario, la caída en la imagen presidencial se desaceleraría violentamente. La sociedad apoya al agro y no lo hace a medias tintas, pero ya no se interesa por la lectura de noticias relativas al tema. Las leerá cuando arribe una solución definitiva.
En este sentido, ciertos medios han comenzado a sembrar una lóbrega sospecha : ¿acaso Néstor Kirchner opera para desestabilizar a su propia esposa, al tiempo que acusa al Campo por la movida? Pero, si este fuera el caso, ¿cuál sería el beneficio para el ex presidente? Sugieren algunos que Kirchner se vería beneficiado, presentándose a elecciones anticipadas y retornando al poder. Pero lo cierto es que cualquier estudio de opinión serio lo coloca por debajo de Mauricio Macri y Daniel Scioli en intención de voto. Ahora bien, si la aparente desestabilización proveniente del ex primer mandatario fuera cierta, ¿acaso Cristina no lo hubiera percibido ya? Lamentablemente, quienes propician esta sospecha tienen ya demasiados elementos extraídos de la propia realidad del conflicto, dado que desde hace por lo menos dos meses se sabe que Cristina Fernández de Kirchner intentó acordar, mas su consorte no se lo permitió. En algún momento del proceso, Néstor convenció a Cristina de que había que poner al campo "de rodillas" porque, de otro modo, la sociedad la percibiría como una gobernante débil. Pues bien, el camino de Néstor se ha impuesto, y hoy la inflación ha explotado, existe un comprobable desabastecimiento de productos básicos y combustibles, y la paz social está a punto de ser quebrada por cualquier chispazo.
Algo extraño está sucediendo en la Argentina kirchnerista. Mientras la Presidente pronunciaba su discurso en el Salón Blanco, rodeada por -al parecer- las únicas mil personas que le brindan su total apoyo al frente de la gestión, afuera, militantes de la "Juventud Peronista" salivaron, insultaron y golpearon a un hombre que se manifestaba en favor del agro con una bandera argentina, bajo la mirada atónita de policías federales y un puñado de transeúntes que atestiguaban la escena con mirada bovina. "Provocador" le gritaban los kirchneristas al hombre. "No te vamos a tocar un pelo", advertían. Pero las imágenes televisivas mostraron con contundencia que los militantes hicieron todo lo posible para que el hombre respondiera, y así se ganara el "derecho" de ser apaleado. Una orden partió de la delegación de la Federal de Casa Rosada y un uniformado removió al individuo del lugar. Era obvio : había temor por incidentes que pudieran haber empañado el discurso presidencial. De más está decir que los manifestantes oficialistas eran pagos. Nadie monta una exhibición tan sobreactuada de un mandatario en franco desgaste, y menos si no existe una contraprestación a cambio. Por otro lado, las cámaras de tevé permitieron identificar a conocidos elementos de los denominados "Jóvenes K". Aquellos de quienes oportunamente se reveló que cobraban jugosas sumas mensuales provenientes directamente desde Presidencia de la Nación. En muchos casos, sus protagonistas sumaban más de $5 mil mensuales, al tiempo que se movilizaban en vehículos 4x4, ese medio de transporte hoy tan denostado por relacionarse directamente con los hombres de campo.
Y hay más. Recientemente, los correos electrónicos de los medios de comunicación más conocidos -tradicionales y de Internet, entre los que se incluye a El Ojo Digital- vienen acusando recibo de siniestras operaciones contra periodistas locales. En un comienzo, los detalles de los emails revelan internas entre agentes de los servicios de inteligencia, pero luego los emisores la emprenden contra periodistas que no escriben precisamente en favor del oficialismo. Los blancos recientemente seleccionados fueron Héctor Alderete, titular de la web Seprin.com y el prestigioso periodista Carlos Pagni. Otro tanto se ha hecho en perjuicio de la figura de Raúl Moneta. La metodología es registrar bitácoras o blogs con los nombres de los damnificados, donde luego se registran fotografías, videos de dudosa calidad y todo tipo de rumores y ataques de tinten personal. De momento se desconoce de dónde han partido las operaciones, aunque pocos días atrás, un email alertaba sobre la creación de una fuerza de tareas con agentes que "escracharían" a todo aquel que revele internas en los servicios, y advertía a los autores de escritos relacionados sobre el tema que se hicieran directamente responsables por las consecuencias. En esta operatoria se circunscriben también los correos electrónicos remitidos por la agrupación kirchnerista La Cámpora (de la cual se dice es capitaneada por Máximo Kirchner, hijo del matrimonio presidencial). Estos emails desperdigaron en su momento a través de la Red fotos de Héctor Magnetto -CEO de Clarín- en donde aparece retratado con su familia. Aquel material venía acompañado de textos en los cuales se amenazaba abiertamente a Magnetto y al grupo de la señora Ernestina Herrera de Noble con que "dejaran de joder al Pueblo". Infortunadamente, estos hechos tienen lugar al mismo tiempo que la Presidente Cristina Fernández de Kirchner y su esposo la emprenden contra el periodismo en forma recurrente. ¿Deben considerarse ambos hechos como aislados, o como si se tratara de una inoportuna coincidencia?
Es decir, que el momento presente del país no tiene relación únicamente con el conflicto artificial manufacturado por la Casa Rosada y en contra de los sectores productivos. El clima político y social se encuentra enrarecido, a partir de un malestar poco promocionado pero claramente perceptible. Los industriales son los únicos que continúan al margen de la escalada, y no realizan grandes declaraciones en este sentido, aunque saben perfectamente de qué se trata. La Iglesia ya ha tomado parte y no lo ha hecho tibiamente pues está bien informada : situaciones como la presente tienen su correlato en días previos a la caída de Fernando de la Rúa. Sin lugar a dudas, el complejo tramado no se descomprimirá si operaciones comparables a las de la juventud hitleriana continúan sucediéndose.
Finalmente, ni siquiera está por verse si el discurso presidencial del lunes por cadena nacional ha acusado el recibo esperado. En lo que al anuncio que refiere a que las retenciones serán utilizadas para financiar la construcción de hospitales y el mejoramiento de rutas, lo concreto es que el mensaje esconde una trampa y desnuda el clásico modus operandi de la Casa Rosada en tiempos de los Kirchner. La implementación de retenciones siempre tuvo como fin el mejoramiento de la infraestructura nacional. El que Cristina haya anunciado esta "novedad" solo puede implicar una cosa : el reconocimiento implícito de que, hasta hoy, esos fondos se venían utilizando para financiar operaciones non sanctas de la política. ¿Deben creer hoy los ruralistas que el dinero que ellos aportan hasta desangrarse no será vuelto a desperdiciarse en planes sociales para piqueteros y compra de voluntades a lo largo de todo el territorio nacional? El matrimonio presidencial ya ha recurrido a la reinauguración perpetua de obras públicas (algunas de ellas, más de dos veces) y esta suerte de tergiversación del fin de lo recaudado no es ajena a ese proceder. Porque la dirigencia actual parece estar diciendo : "Es cierto; nos hemos quedado con las sucesivas recaudaciones. Pero esta vez, le devolveremos algo a la sociedad". ¿De qué otro modo puede interpretarse el discurso oficial? Y el remate : de acuerdo a lo que propuso la Presidente en su speech, será la Casa Rosada la que continúe decidiendo con absoluta discrecionalidad lo que se hará con el dinero de las retenciones. Es decir, que el mecanismo de "apriete" contra intendentes y gobernadores, dependientes todos ellos del dinero de la Nación -excepto San Luis- quedará intacto. Los lectores con dudas a este respecto, bien pueden consultar al Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, que comprendió el mensaje oficial : "Si te reunís con los ruralistas, no te mandaremos más plata y se te incendiará la provincia en horas".
Sin embargo, y como hemos mencionado al comienzo de la presente columna, la ciudadanía hace tiempo que ya no está pendiente de lo que digan la Presidente o Néstor Kirchner en sus presentaciones públicas. El ciudadano promedio no desperdicia su tiempo en ponerse al día con el tejido del recalcitrante mundillo político. Está hoy más ocupado haciendo frente a problemas reales como la inflación, la inseguridad y, más recientemente, el desabastecimiento. Dolores de cabeza que, a la postre, han sido generados desde el propio kirchnerismo. ¿Alguien podría dudarlo?
Los memoriosos mencionan recurrentemente la figura de Raúl Alfonsín y su correlato con los tiempos actuales. Y razones para fundamentarse tienen de sobra. Otros -más extremistas- reflotan, en incontables charlas de café, eventos que se dieron en las últimas horas de Fernando de la Rúa.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política.
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Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política