Julio "Cleto" Cobos, el comensal inesperado. Desempate del Vicepresidente en la sesión sobre retenciones en el Senado y crisis política de proporciones. Néstor Carlos Kirchner, el gran derrotado
Julio Cobos ha quebrado la tradición política que resignaba al vicepresidente a un vulgar puesto administrativo : se vio obligado a desempatar la votación en el Senado y, sin quererlo, le propinó un portentoso cachetazo de realidad a Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Pero el matrimonio presidencial no podrá interponer queja ni reclamo alguno, pues la que se ha pronunciado es la democracia que tanto han declamado.
21 de Julio de 2010
Todo Noticias fue el primer canal en reflejar el escenario más temido, y lo hizo aproximadamente a la 1 de la mañana del jueves 17, a saber, que la votación en el Senado estaba empatada y que sería necesaria la toma de posición del Vicepresidente Julio Cobos.
Cobos es una persona timorata, mas nada tiene de cobarde. Al momento del desempate, pudo constatarse su nerviosismo y tal vez haya avizorado alguna instantánea de lo que sería "el Día Después". Porque, por estas horas, Cleto es persona non grata en la Administración Kirchner. Se han conocido pocas reacciones desde el gobierno, con excepción del legislador Miguel Angel Pichetto, quien disparó, amenazante : "La historia lo juzgará mal [a Cobos]".
Asimismo, los prebendarios procederes de la Casa Rosada para obtener los votos necesarios fueron reproducidos por un artículo del matutino La Nación, titulado "Las horas de mayor angustia del Gobierno", del jueves 17 de julio. En el brillante material se detalla con claridad el modus operandi kirchnerista que se exprimió desde comenzado el debate hasta el último minuto para intentar volcar la votación en favor de las retenciones. Se nombran los casos del propio Ramón Saadi -peronista de vieja escuela y con su imagen bajo sospecha desde acontecido el homicidio de María Soledad en Catamarca- y el santiagueño Rached. Relata el texto de La Nación que los ruralistas que seguían desde la provincia el debate, sitiaron la casa del Senador hasta tanto emitiera su voto. Su propia madre le imploró que votara en contra de las retenciones, mientras elementos del gobierno lo presionaban permanentemente para obtener, cuando menos, su abstención.
De todas maneras, era interesante cotejar los discursos de los senadores de cada posición. Desde el arco que rechazó el proyecto, se enumeraron con claridad y contundencia las falencias de la iniciativa oficial. Los senadores kirchneristas no recurrieron a argumentación técnica alguna, pues estaba claro que no sabían cómo defender la resolución 125. El caso más patético fue, claramente, el del Senador Nicolás Fernández -del Frente para la Victoria de la provincia de Santa Cruz-, quien recurrió a un herrumbrado discurso basado abiertamente en la lucha de clases. Sentencias que hace años continúan sin cuajar en la ciudadanía, aunque muchos parecen estar mirando "otro partido".
No obstante, corresponde mencionar que no fue Cobos quien verdaderamente puso las cosas en su lugar. Fueron todos los legisladores que se pronunciaron en contra del diabólico proyecto oficial los que pusieron su marca en un día histórico, tanto de la Cámara de Diputados como en la Cámara Alta.
En opinión de los más reputados constitucionalistas, el paquete oficial de retenciones -incluída la polémica Resolución 125- no podrá ser tratado nuevamente en el Congreso de la Nación durante lo que resta de 2008. Ello solo podría ocurrir si lo hacen las dos cámaras.
El kirchnerismo, que logró una victoria a lo Pirro en la Cámara Baja, sufrió un golpe monumental en el Senado. El "Día Después" que la opinión pública observa hoy es un valle de lágrimas para el punto de vista oficial pero es una noticia sensacional para el país. Declaró un extenuado Julio Cobos ante los medios, en la mañana del jueves 17, que le preocupaba grandemente la posibilidad de que tuviese lugar "una guerra civil" si se insistía con la iniciativa oficial. En idénticos términos nos hemos referido reiteradas veces desde este medio. Tal vez ese era el objetivo del oficialismo encarnado en el propio matrimonio presidencial. O tal vez ese haya sido el plan del ex presidente Néstor Carlos Kirchner. Ello nunca se confirmará oficialmente, aunque pruebas para creerlo, abundan. El grupúsculo de insufribles militantes kirchneristas que se asoció nuevamente en la Plaza de los Dos Congresos para seguir las incidencias de la votación estalló en oleadas de furia apenas se conoció el resultado. Se retiraron insultando a los legisladores a viva voz, al tiempo que lo destrozaban todo. Entre ellos, desfiló lo peor del elemento kirchnerista de los últimos tiempos : Hugo Moyano, Omar Viviani, Luis D Elía, Edgardo Depetri. Individuos que apostaron fuerte a la división del país y que aún iban por más. Referentes políticos y gremiales que, sin duda alguna, deberán responder por sus actos ni bien se termine esta pesadilla.
A las instituciones -entre ellas la Justicia-, les corresponde ahora investigar al aparato de propaganda estatal y sus áreas de influencia para sindicar quiénes, cómo y cuándo han recurrido a prácticas non sanctas para comprar voluntades en el Congreso de la Nación. Lo que ha ocurrido en la reciente votación les da el respaldo necesario para proceder y emplear el bisturí a fondo. Lo que es más, ahora la nueva coyuntura política lo demanda. Ya no hay lugar para medias tintas, ni para ceder ante más presiones de la Casa Rosada.
Para los Kirchner es la hora de la derrota. Pero no es una derrota más, sino que es la más amarga de todas desde que llegaron al poder. El oficialismo y sus acólitos tienen ahora la oportunidad de barajar y dar de nuevo. Un cambio de Gabinete solucionaría poco y se equivocan los kirchneristas que creen que la ciudadanía se contentará con migajas. Es necesario dar marcha atrás con demasiadas cosas. Ya no se podrá recurrir al apriete ni a piqueteros oficialistas para presionar a nadie. Habrá que mirar más al mundo y copiar los mejores ejemplos de proyectos de país. Denunciar y poner punto final a la relación con Hugo Chávez también sería una buena idea. Sincerar los índices de la economía, especialmente la inflación. Y escuchar -ahora sí- a la sociedad. Porque aquí no estuvo en debate solo la cuestión espinosa de las retenciones, sino que siempre estuvo en tela de juicio la forma de conducirse de este gobierno. Desde el comienzo se ha declamado que se escuchaba la "voz del Pueblo". Especialmente luego de cada elección favorable. Pues bien, ahora también corresponde escuchar a la ciudadanía.
La hora de la intimidación pública ha terminado. Néstor Carlos Kirchner -ahora más que nunca- debería acusar recibo de la recomendación del cordobés de la Sota y marchar para su casa. Tanto los sectores productivos como la sociedad entera le han dado la espalda. Kirchner está ahora solo y se encamina a una soledad todavía peor. Es a él a quien la historia lo recordará muy mal.
Se habla ahora de una aguda crisis política, dado que a Julio Cobos le será prácticamente imposible convivir con el matrimonio presidencial. Pero, de seguro, tiene la consciencia mucho más tranquila que aquellos : hoy, el Vicepresidente no puede caminar por ninguna calle sin que la gente a su alrededor lo aclame y lo aplauda a rabiar, como ya se ha visto mientras hacía declaraciones a la prensa desde Ezeiza. Los Kirchner, mientras tanto, no pueden siquiera pasear por Río Gallegos, un dato que no es menor.
Sentenció Cobos que no renunciaría. Pero, a no equivocarse : su decisión no tiene que ver solo con las propias convicciones. El Vicepresidente sabe que, si abandonara su cargo, ello -con total seguridad- derivaría en una crisis de proporciones y la estabilidad institucional de la Argentina estaría a segundos de hacerse añicos. Hoy por hoy, el caos espera al país si acaso Cleto dejara al irreverente matrimonio presidencial para que haga y deshaga a piacere.
Son dos los interrogantes que quedan sobre el tapete. ¿Cómo hará ahora la maquinaria kirchnerista para poner en marcha el "Operativo Venganza"? ¿Tiene margen para hacerlo? Y, principalmente, ¿qué hará ahora la Presidente Cristina Fernández de Kirchner? La primera mandataria del país -al menos en la teoría- debe estar pasando ahora por una montaña rusa de emociones, no precisamente agradables. Enroscada en una segura depresión, debe estar experimentando un sentimiento de soledad difícil de igualar. Su popularidad continúa en franco descenso y ha quedado relegada a un miserable 10% -con suerte-. La gente en las calles de todo el país ha venido pidiendo su renuncia hasta desgañitarse, y desde hace ya tres meses. ¿Qué hacer cuando el propio rol no solo está fuertemente devaluado y cuando tampoco hay margen para hacer nada? Dilema que ella misma deberá resolver, si acaso puede hacer eso...
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política.
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Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política