Epílogo : se asiste ya al final del kirchnerismo. Rumores y certezas en relación a la futura salida del matrimonio presidencial
Coinciden los analistas a la hora de calificar al moméntum político actual como postkirchnerista, a partir de la percepción altamente negativa que la opinión pública tiene sobre la Presidente y su marido, Néstor Carlos Kirchner. El matrimonio no resistirá en el poder más allá de las elecciones legislativas de mediados de 2009 y las únicas dudas tienen que ver con la manera en que dejarán el poder. El fin de fiesta y los nuevos referentes que se ganaron un puesto en la lista de futuros procesados.
21 de Julio de 2010
La salida anticipada del poder por parte de Néstor Kirchner y Cristina Fernández Wilhelm es hoy el tema de conversación, un punto en importancia por encima del tráfico de efedrina y los ajustes de cuentas entre traficantes y sus inexpertos mecenas en el Río de la Plata. Aunque, para los bien informados, un tema cabalga de la mano con el otro y distan mucho de no tener relación entre sí.
El reducido núcleo de reputados analistas políticos -que sobrevive hoy mayormente en el matutino La Nación-, como Joaquín Morales Solá, Carlos Pagni y Fernando Laborda, ya lo han anticipado, directa o indirectamente : los Kirchner ya no tienen más resto a la hora de permanecer en el poder. Tanto ellos como otros indifentes han recurrido, al igual que El Ojo Digital, a las mismas fuentes en el seno del gobierno y el reducido rincón de fijadores de agenda dentro del Partido Justicialista. Y no pertenecientes al espectro duhaldista precisamente.
La preocupación de la oposición hoy día no tiene que ver con el momento en que el matrimonio presidencial abandone la Casa Rosada. El temor pasa por la manera en que lo hará. Jamás, desde el retorno de la democracia en 1983, el periodismo adelantó con tan riguroso detalle el final anticipado de un mandatario. La realidad de los Kirchner parece calcada de "Crónica de una muerte anunciada". Con una salvedad que solo puede desmentir el propio "matrimonio morganático", parafraseando a Severo I. Turro : a estas alturas, es muy plausible que tanto Néstor como Cristina conozcan la hora de la partida. Solo eso le resta confirmar al mundo de los medios argentinos en esta hora turbulenta.
En la calle, en el café, en el supermercado y hasta en conversación con los empleados de las estaciones de servicio, todo el mundo pide ya la pronta eyección de los Kirchner del poder y de sus secuaces. Del mismo modo en que antes era imposible argumentar una defensa del menemismo sin ser señalado con el dedo índice, hoy se vuelve comprometedor intentar defender al kirchnerismo en cualquier espacio público. Y, desde luego, todos tienen motivos de sobra para pedir oxígeno en un gobierno que se desbarranca aparatosamente. Hombres de campo, industriales, clases medias, altas y bajas, pequeñas y medianas empresas... Todos los sectores productivos de la Argentina han sido afectados, directa e indirectamente, por la tambaleante marcha de los pingüinos. Cuesta encontrar resquicios en donde se respire apoyo para la Presidente, salvo tal vez en grupúsculos relacionados con la función pública, el gremialismo, piqueteros y los representantes de los trillados derechos humanos. Léase, todos aquellos que -gracias a los Kirchner- se han alzado con suculentos negociados para sus cajas. Y, precisamente, se espera de estos mismos sectores que terminen de orquestar la última línea de defensa para sostener al matrimonio de la decadencia.
Al mismo tiempo, la oposición política ya hace la lectura correcta sobre la inminente caída. La pionera fue, desde siempre, Lilita Carrió, quien luego de los primeros actos del agro fue categórica y denunció la muerte de Néstor Kirchner en la vida política argentina. Eduardo Duhalde, mejor informado, ha hecho lo propio y por estas horas se encuentra tejiendo alianzas, no solo para absorber la cuota de poder que dejará el kirchnerato, sino también a los efectos de intentar evitar un efecto dominó que, luego de la salida del poder de la neodictadura, arrastre al país a un escenario aún peor que el de diciembre de 2001. ¿Por qué debería ser peor? Porque la magnitud de la crisis manufacturada por los kirchneristas debería dar lugar, más tarde o más temprano, a incrementos de precios mucho más violentos que los que se observaron tras la salida de la convertibilidad. A modo de ejemplo, pocos economistas se han ocupado de mencionar que el precio de los combustibles se encuentra tan reprimido que apenas se ha incrementado desde los primeros meses de 2002. El precio real para las naftas sin plomo, destacan algunos sotto voce, no debería ser menor a $5. Y podría ser peor, habida cuenta de la obvia necesidad de importar que tendrá la Argentina durante la próxima década. "No se puede reventar a precio vil aquello que escasea", nos comentaba una fuente del sector energético, semanas atrás.
La magnitud de la hecatombe será medida con mayor crudeza que en el pasado porque el país no tendrá otro remedio que ajustar draconianamente las cuentas públicas en el próximo bienio para hacer frente a casi US$20 mil millones en vencimiento de deuda, sin tener en cuenta los hold outs y el monto adeudado al Club de París.
Y está también ese otro factor del que pocos se atreven a hablar : el acopio de armamento que, de acuerdo a fuentes de inteligencia militar, se encuentran haciendo desde hace tiempo, grupos extremistas del arco piquetero y de los derechos humanos, todos ellos adornados de logística chavista. La amenaza de guerra civil en Bolivia y Ecuador, más la segura pérdida del aliado argentino, se informa, obligará a Hugo Chávez a despachar sus huestes de operadores sociales y militares hacia estas regiones. Dicen que, una vez acorralado y con el abismo en ciernes, el enemigo reacciona con mayor virulencia. Y Hugo Chávez Frías no tiene mucho tiempo más en el cargo de presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Los Kirchner jamás supieron interpretar la reconfiguración del Nuevo Orden Mundial. Gracias a alimentar la relación con Venezuela y Cuba, han relegado a la Argentina al rol de paria internacional y el país se encuentra hoy no solo a la vera de una crisis monumental sino que se halla invariablemente aislado del mundo. La dialéctica pingüina relacionada con un renacimiento del ser argentino tenía como fin ocultar los fabulosos negociados del poder y sus socios. El planeta se encuentra al borde de una nueva Guerra Fría, y en todo este tiempo, Kirchner se ha ocupado especialmente de sopapear a George Bush y a Vladimir Putin por igual -a este último lo dejó virtualmente "plantado" tres años atrás en una reunión programada en el extranjero-. Las grandes potencias ya evalúan la manufactura de nuevos conflictos en torno de los recursos acuíferos y energéticos y aquí nadie ha tomado nota. Por el contrario, progresivamente se ha ordenado desde el Ejecutivo la planificada vaporización de las Fuerzas Armadas y la indefensión de la Argentina ya hace rato que ha dejado de ser noticia para convertirse en una tenebrosa realidad.
Volviendo al no menos escabroso escenario local y a la novedad que nos ocupa, fuentes del propio PJ adelantan lo que será 2009, con los Kirchner abandonando el poder -incluso el país- e intentando influir políticamente desde México, Sudáfrica o la propia Caracas. La elección de los primeros dos destinos obedece a la no existencia de tratados de extradición. Aunque, recuerdan algunos, el ex terrorista y agente de contrainteligencia Enrique Gorriarán Merlo fue traído desde el DF en un vuelo chárter rentado por la ex SIDE. ¿Se salvarán los Kirchner de ir a prisión? Seguramente no. Aunque el irreverente Guillermo Cherasny anticipa que un triunfo de Mauricio Macri en las presidenciales de 2011 garantizará impunidad a Néstor y Cristina, al efecto de salvar la propia ropa. El objetivo del matrimonio -comentan las fuentes- es obtener un salvoconducto para el dinero negro cosechado en paraísos fiscales del Caribe o el mismísimo Viejo Continente y luego asentarse en alguna capital extranjera que los acoja políticamente y que bloquee los futuros pedidos de la justicia argentina para su procesamiento. Después de todo, el armado de la estructura de poder tenía ese objetivo : garantizar la conservación de la influencia a nivel local primero dentro del matrimonio y luego a partir de la imposición de delfines políticos. Los asesores, ministros y funcionarios de primera línea pagarán el pato. Ni Alberto Fernández, ni Aníbal, ni Díaz Bancalari, ni D Elía ni Pichetto se salvarán de la guadaña, a menos claro que se acomoden desde ahora con el duhaldismo y colaboren con la expulsión de los Kirchner.
Para la continuidad se analiza la permanencia de Julio Cleto Cobos, por estas horas visto como el albacea de la futura transición política. Cobos es fundamental pues es la piedra angular para evitar acusaciones de golpismo puro y simple y, por supuesto, la recaída de la Argentina en un escenario de abierta guerra civil y enfrentamientos entre facciones.
Ni Néstor y Cristina se quedarán para atestiguar su peor derrota en las elecciones legislativas de 2009. Antes bien, optarán por la salida. Y aún resta comprobar la hipótesis sutilmente sugerida por Laborda, en relación al infante que no puede componer el juguete roto y termina saltando sobre él, haciéndolo volar en pedazos. Del mismo modo en que Hans Grüber elige desvanecerse del Nakatomi Plaza en Duro de Matar : "Cuando uno vuela un edificio con explosivos, nadie se preocupa por contar los cadáveres ni por ver quién se ha escapado con el botín".
Las Fuerzas Armadas no saldrán a la calle al momento del pandemónium. No tienen los recursos ni la moral para hacerlo. Las Fuerzas de Seguridad se verán abarrotadas de trabajo para contener a la ola de presidiarios de extrema peligrosidad que serán liberados por los magistrados derechohumanistas -siguiendo órdenes estrictas de arriba-. Todo ello, mientras los precios se acomodan hacia la estratósfera, como no han podido hacerlo en estos años de dictadura. En medio del caos, los últimos kirchneristas pelearán por obtener los asientos remanentes en vuelos hacia el exterior, con los más acomodados arreglando sus salvoconductos, como en su momento lo hicieron Domingo Cavallo y otros. Los que no puedan huír, terminarán tras las rejas en medio de la nueva caza de brujas por venir.
Y el remate, de parte de nuestra "Garganta" -usurpando, con permiso, el término acuñado por Jorge Asís- : "Compren dólares".
Para los que consideran a estas líneas parte de un aceitado plan desestabilizador, urdido por elementos de "extrema derecha", vale la pena referirlos a la indetenible operación de destrucción de documentos que se observa por estos momentos en muchas dependencias de la repartición pública. Guillermo Moreno fue de los primeros en "avivarse". No vaya a ser que, en la huída, queden papelillos comprometedores que puedan caer en manos del enemigo. La instantánea no será distinta a la que dejaron los estadounidenses que escapaban de Vietnam en 1975, sellando con cinta aislante de color azul los archiveros ya vaciados.
Como lo reportara recientemente Jorge Asís en "el Portal", nadie se atrevió a darle el golpe de gracia a los Kirchner, golpe gracias al cual ya se hubiera evaporado de Balcarce 50, y por ahora, aguanta. Pero ya es demasiado tarde para salvar la ropa. La dinámica de la situación política, económica y social permitirá enfrentar un 2009 sin Néstor Carlos y Cristina, que son Kirchner...
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política.
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Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política