Un gobierno acorralado, sospechado, sin apoyos y cercano a desmoronarse
Difícilmente se pueda recurrir a un título más abarcativo, a la hora de caracterizar el peor momento del kirchnerismo desde que llegó al poder. Al escándalo de las valijas de Antonini Wilson y a la carencia absoluta de apoyo ciudadano se le suma ahora la sospecha de que el poder de los Kirchner estuvo incluso sostenido financieramente por traficantes de drogas. Solo falta conocer el momento de la eyección.
21 de Julio de 2010
Jamás se vio a la Argentina en un momento político, social y económico tan delicado como el actual, en el que fue sumida por el trabajo casi planificado del decadente matrimonio presidencial. Considérese cualquier factor, desde inflación, inseguridad, crisis energética y cesación de pagos : en todos estos planos, el país se encuentra al borde del abismo. Pocos analistas presentarán dudas al respecto.
Lo que le faltaba al patético caso del financiamiento de la campaña presidencial de Cristina Fernández por parte de Hugo Chávez y sus secuaces era que se conocieran datos frente a los dineros non sanctos que siniestros aportantes pusieron a disposición de los Kirchner. Y el triple homicidio de General Rodríguez se convirtió en la gota que derramó el vaso : todas las sospechas apuntan ahora al hecho de que narcotraficantes de origen aún no establecido también pusieron lo suyo para que la actual Presidente llegara al sillón de Rivadavia.
Lo que para muchos lectores desinformados constituyen lamentables novedades son, en definitiva, la prueba más acabada de que la democracia argentina que arribara en 1983 y que continuara hasta la fecha no es otra cosa que un sistema corrupto y abundante de falencias que solo tiene por objetivo enriquecer clandestinamente a sus referentes y dignatarios más famosos. De aquí al futuro, poca será la sorpresa si se revela que muchos ex presidentes han tenido o tienen relación directa con el tráfico de drogas, de órganos y de armas. O, para decirlo más claramente, que son representantes y protectores más directos del crimen organizado. Policías, gremialistas, intendentes, congresistas, presidentes y funcionarios de alto nivel se han aprovechado vilmente de las instituciones para acumular groseras fortunas y dejar en completo abandono a votantes y contribuyentes. En este esquema, el poder judicial opera como el brazo judicial de la política, y la policía constituye el brazo armado de la estructura de poder en la Argentina. El sistema entero se las arregla para poner fuera de combate al "mal elemento", entendiéndose por mala influencia a todo aquel que intenta o se propone modificar el estado actual de cosas desde adentro. El Partido Justicialista, dicho sea de paso, se alza como la principal fuerza política que, sin obstáculos, impulsa a los personajes más lamentables en su carrera hacia el poder.
En este estado de situación, el kirchnerismo no es un capítulo más en la joven democracia argentina. En muchos aspectos, la estructura kirchnerista de poder ha superado a sus predecesores, comprando a la prensa, presionando a la justicia, enviando a la cárcel a todo aquel que no comulga con su hedionda ideología y, por si todo ello fuera poco, echando mano sobre empresas y quedándose con importantes paquetes accionarios de compañías de los más variados rubros. El petróleo y el juego son solo dos ejemplos, y las palabras del sindicalista Luis Barrionuevo no remiten a novedad alguna. Aunque debe reconocérsele que se ha convertido en un pionero del PJ opositor actual, pues nunca antes alguien había revelado con tanto detalle el esquema de negocios del ex presidente Néstor Kirchner y su señora esposa.
Finalmente, y cuando llegue el inevitable momento en que el matrimonio presidencial deba abandonar el poder mucho antes de 2011, el salvador será -una vez más- Eduardo Duhalde. La garantía más fundamental para que, en la Argentina decadente de la actualidad, nada cambie. Los intendentes del conurbano bonaerense y los gobernadores de provincia continuarán monopolizando la comercialización de estupefacientes, al tiempo que seguirán en control de desarmaderos de autos y todo aquel negociado que tenga por mano de obra a piqueteros y delincuentes de toda forma y color. Buenos Aires y las ciudades más importantes del país son hoy réplicas calcadas de la Ciudad Gótica de las series de Batman de Christian Bale : un sitio en donde todos -jueces, policías, fiscales, políticos- son corruptos y en donde no existe lugar para el honesto.
Por estos días, el caso Antonini Wilson ha vuelto a explotar en el castigado rostro del gobierno, exponiéndose con crudeza en los alegatos aquello sobre lo cual nadie dudó jamás : que el presidente venezolano Hugo Chávez Frías y el ex presidente argentino Néstor Kirchner se asociaron para conformar una suerte de asociación ilícita internacional. Mientras Kirchner recibía dinero fresco -aunque caro- desde Caracas, la Cancillería se transformaba en un virtual aliado para las políticas de un dictadorzuelo caribeño patético y venido a menos. Los préstamos bolivarianos salieron harto caros, y encima la reputación internacional de la Argentina quedó relegada a la de país paria, gracias al apoyo que los Kirchner garantizaron al chavismo para impulsar todas y cada una de sus políticas dignas de estado totalitario y mal llamado revolucionario.
Se ha quedado mudo el kirchnerismo desde que comenzó el juicio en Florida. Tarde, un timorato e ignorante Sergio Massa salió a cruzar al FBI y a los agentes venezolanos arrepentidos. Pero no observan Massa, Aníbal Fernández ni Florencio Randazzo que, en su propio país, la sociedad elige creerle más a la justicia estadounidense y a su agencia federal de investigaciones, en lugar de depositar la confianza en las propias autoridades. ¿Tiene algún valor la palabra de los sospechados funcionarios del poder kirchnerista? ¿Sabe esta gente dónde está parada o, como parece evidenciarlo la cruda realidad, se han encerrado una burbuja y los discursos y declaraciones públicas son dirigidas al propio círculo? Nadie en su sano juicio podría elegir creerle más a Aníbal Fernádez o a Randazzo por sobre el gobierno de Estados Unidos.
Pero existe un hecho indubitable en su esencia : el descrédito que acorrala a los hombres del kirchnerismo es aquel que precede a la debacle. Hoy, el poder politico en la Argentina se ha retrotraído a las últimas horas de Raúl Alfonsín, que practicaba interminables enroques de Gabinete hasta dar con alguno que evitara la estampida del dólar y amortiguara la rotunda escasez de popularidad.
La contribución de traficantes de efedrina a la campaña presidencial de Fernández de Kirchner no sorprende a nadie, pero es útil a la hora de reexaminar las investigaciones de Elisa Carrió que echaban luz sobre la relación entre Néstor Kirchner y la pesquera española Conarpesa, compañía con frondoso prontuario a la hora de remitir pescado con cocaína a Europa. Una historia en donde no faltan asesinatos por encargo, negociados millonarios en dólares y que dibujó la historia incipiente de la llegada de los pingüinos al poder actual.
Sin embargo, y retomando el caso Antonini, tal vez lo más gracioso ha sido escuchar las palabras del Ministro del Interior Randazzo quien, básicamente, se dio el inexplicable lujo de criticar al sistema judicial norteamericano. Una crítica más bien bizarra, especialmente si proviene de un país en donde los presidentes se dedican a traficar drogas y donde los jueces y fiscales -antes que nada- persiguen el objetivo de liberar delincuentes de la manera más rápida y eficaz posible. Allí está el caso del impresentable juez Ricardo Verdichisi, que permitió salir transitoriamente a un violador dos veces condenado para que curse la carrera de derecho. El magistrado, visiblemente atemorizado, debió retroceder con la medida pues la noticia ya había llegado a los medios. De la fiscalía jamás se oyó protesta antes de que la cuestión tomara conocimiento público. ¿A quién defienden los fiscales y los jueces en la Argentina? ¿Sabe algo de esto Florencio Randazzo o solo habla para dejar contento a su jefe? ¿Desde qué posición los funcionarios argentinos se atreven a cuestionar el sistema de jurisprudencia de Estados Unidos?
Ahora que el caos se ha adueñado del país como nunca en los últimos veinte años, no está de más prestar atención a las declaraciones de los otrora aliados del kirchnerismo. Ya se conocieron las palabras del gastronómico Barrionuevo. En las últimas horas, Hugo Moyano fue por más : pidió que enjuicien y encarcelen a los terroristas montoneros que secuestraron y torturaron a un dirigente gremial. Lo de Moyano tampoco es casualidad. Tanto él como el gastronómico huelen sangre y saben que este es el momento de despegarse. La salida de los Kirchner del poder está a la vuelta de la esquina, pues saben que los espera un cachetazo monumental de la sociedad en las próximas elecciones legislativas. Por estas horas, solo se conocen los intentos desesperados y las gestiones del PJ opositor a los efectos de que el matrimonio presidencial no deje el poder, incendio mediante.
Antes bien, se seguirán acumulando pruebas en su contra para ponerlos ante un tribunal en pocos años, y se tejerán las alianzas políticas necesarias para no permitir una repetición más inflamable que la de diciembre de 2001.
Reza un antiguo proverbio chino : "Te deseo que te toque vivir en una época interesante". Pero completa otro : "Ten cuidado con lo que deseas, pues podrías obtenerlo".
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política.
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Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política