Raúl Borrino, Celia Vásquez y Gustavo Herbel, los nuevos jueces de la vergüenza : liberaron al homicida Fabián Tablado
La versión argentina de la "Justicia" se anotó un nuevo y vergonzante récord : la Sala III de la Cámara Federal de San Isidro benefició con salidas transitorias a Fabián Tablado, el maniático homicida que terminó con la vida de su novia -Carolina Aló- de 113 puñaladas. Y vamos por más...
21 de Julio de 2010
Dicen por allí que los estadounidenses se quejan dado que sus magistrados son "garantistas" o "liberales" como les llaman allá a los "progres". No se comprende su queja recurrente en relación a sus propias autoridades judiciales, habida cuenta de que, en el gran país del norte, en una mayoría de estados, exhibir un arma y tirar del gatillo ya garantiza 25 años obligatorios en prisión a cualquier individuo. Y eso, para ejemplificar con un caso grave. Allí, las estafas, el corte de caminos para manifestar ideas, la liberación de cheques sin fondos y la evasión de impuestos se castigan con penas de prisión de cumplimiento efectivo. Si residieran en los Estados Unidos de América, el piquetero Luis D Elía y el ex cantante Sergio Denis estarían tras las rejas. El primero, por piquetero. El segundo, por pagar con cheques sin respaldo por miles de pesos. Idea que, al parecer, la propia Hebe de Bonafini y Sergio Schocklender han copiado del cantante.
Pero cualquier americano promedio decidiría suicidarse al segundo si le tocara vivir en un "paraíso" como la Argentina. Sitio en donde los malos ejemplos provenientes de los jueces se cuentan por miles.
En esta oportunidad, le tocó el premio a un verdadero psicópata : Fabián Tablado, conocido nacionalmente por haber ultimado a su novia Carolina Aló con la módica suma de 113 puñaladas. Tablado ha pagado con menos de quince años el haber quitado una vida y el haber destruido para siempre una familia. De más está decir que, en vistas de lo que opina masivamente la sociedad, este peligroso individuo aún no ha pagado por el daño que hizo. Durante años, las cámaras de televisión lo han seguido en su senda burlona hacia los tribunales, a sabiendas de que el sistema lo favorece a él mucho más que a cualquier persona de bien.
Muchos hemos seguido también -y muy de cerca- el sacrificio llevado adelante por Edgardo Aló, padre de Carolina, quien jamás dejó de aparecer ante los medios para reclamar por verdadera justicia. A la luz de la noticia del beneficio de las salidas transitorias que ahora obtiene Tablado, de más está decir que el esfuerzo del señor Aló aparece como absolutamente en vano.
Edgardo Aló lo ha dejado todo con tal de reivindicar el nombre de su hija y lograr que los medios lo incluyan en su agenda. En sus apariciones mediáticas, se observaba siempre con claridad que ha perdido toda razón para vivir. Y no es para menos. Hoy por hoy, su agonía es compartida por una amplia mayoría de argentinos, que no son delincuentes, "pibes chorros" ni dignatarios de los mal llamados "derechos humanos".
Esa agonía ha sido esculpida por la Sala III de la Cámara Federal de San Isidro, integrada por los conocidos "magistrados" Raúl Borrino, Celia Vásquez y Gustavo Herbel. Para que el lector se haga una idea clara de las personas que determinan la liberación de individuos peligrosos, baste decir que el juez Borrino mantiene estrechos vínculos con sectores derechohumanistas y que oportunamente saltó a la fama en Escobar por proteger a traficantes de drogas que hace algunos años estaban en la mira del ex comisario Luis Abelardo Patti, hoy preso por el kirchnerismo. Patti se había propuesto destruir el corredor de drogas del que forman parte Escobar y otras localidades del norte del conurbano bonaerense, y puso todo su esfuerzo en individuos que tenían participación en el comercio de estupefacientes en la propia Escobar. Sucedió luego lo que se ha visto en muchas películas de Hollywood : los delincuentes denunciaron apremios ilegales y fueron liberados por un juez... El Dr. Raúl Borrino. La estructura de la producción y la distribución de drogas peligrosas en la Argentina no es muy complicada de comprender. Del negocio participan políticos y policías -estos últimos, que operan como brazo armado de los primeros, que suelen ser intendentes-. En las democracias organizadas del denominado Primer Mundo, quienes trafican drogas son organizaciones clandestinas que nada tienen que ver con los respectivos gobiernos, dado que en tales casos la administración de justicia suele ser decididamente independiente. No es el caso de la Argentina, donde es el poder político quien controla el negocio. El problema principal de este país es que los políticos de cada partido se ponen de acuerdo para colocar a los jueces de su conveniencia. A posteriori, los magistrados deben "retornar el favor", no investigando a sus benefactores, dado que, de otro modo, podrían ser sometidos a juicio político. Pero, en otros casos, los cabezas del tráfico de drogas compran jueces y, finalmente, estos terminan actuando protegiendo el negocio. Eso fue lo que ocurrió con el juez Borrino en Escobar. Luis Patti lo acusó de proteger a traficantes en aquella zona, garantizándoles la eximición de prisión. Borrino intentó procesarlo. Luego se comprobaría lo que ya era obvio : que Borrino mantenía contactos periódicos con dignatarios de los derechos humanos que desde siempre odiaron al ex comsario.
Hoy, es Borrino nuevamente el triste protagonista de la historia. Y el lector se ve obligado a contener el aliento. Total, las cosas en la Argentina son así, comprobándose día tras día que nuestra versión de la democracia en realidad está construída para garantizar el buen pasar de políticos corruptos y su mano de obra delincuencial.
Para terminar, vale la pena reproducir el comentario hecho por un lector ante la noticia, en el foro de un medio en particular : "Estaría bueno que Tablado termine saliendo con la hija de uno de los jueces que lo liberó".
La Argentina del "Ojo por Ojo" no debería estar muy lejos...
Por Ricardo White, para El Ojo Digital Sociedad.
Por Ricardo White, para El Ojo Digital Sociedad