En boca mentirosa, la verdad se hace dudosa
Si desde la oclocracia se pretende ser redentor de la democracia, suele caerse en el ridículo de una utopía negativa, dado que lo real se desarrolla en términos antitéticos a los correspondientes a una sociedad que debe representarse ideal.
21 de Julio de 2010
Por ello, no es un desacierto interpretar que nos encontramos ante una autentica "distopía"; al leer absortos la frase del día, pronunciada por la Presidente de todos nosotros, los ciudadanos argentinos, que paso a transcribir: ... Con la convicción de que es posible construir un país mejor. Pero que ese país mejor la primera la tiene el Estado y también aquellos que más tienen para poder seguir construyendo escuelas, hospitales, caminos, toda la infraestructura que necesita un país para desarrollar esa igualdad de oportunidades... (de La Historia Paralela del 03/03/2008 ? La Frase del día).
Esta distopía se halla en estrecha vinculación con el contexto social-político-económico de actualidad y una visión muy superficial de su verdadera y real problemática.
Es así, que mientras desarrollaba este tema, suspendí el mismo a fin de escuchar atentamente las palabras que a las 19,00 horas del día de la fecha, pronunciaría la señora presidente y que al cabo de las mismas, sólo consiguieron enervar aún más mi espíritu y comprobar la distopías que venía tratando, pero ahora con el agravante que lo haré con el agregado de interpretarlo desde la mentira; se que hablar del papel mentiroso y de sus autores en los asuntos referentes a la vida del hombre en política y sociedad no resulta una novedad, pero si sale del común denominador, cuando se realiza desde el cacicazgo de Olivos en nombre del poder y dirigido a la masa oclocratica de redes clientelares de la muchedumbre, compuesta por mendacidad de muchos y por la corrupción de otros (que no son pocos).
Resultaría tedioso y largo de enumerar si me refiriera a cuantos autores se han pronunciado al tópico de la mentira, por tanto lo realizaré por tres de aquellos que ajenos a todas ideologías actuales lo han realizado a fin de signarnos con sus enseñanzas, para que procedamos en el correcto obrar o también lo que debemos evitar.
Debemos comenzar, desde el punto de vista lógico con ARISTOTELES, en Moral a Nícomaco, libro sexto, X; sobre la importancia de la prudencia, y más al llevar a la práctica las recomendaciones que la misma nos ofrece: "... Podría preguntarse asimismo para qué son útiles estas cualidades. La sabiduría no considera nunca los medios de hacer al hombre dichoso; porque no intenta producir nada. En cuanto a la prudencia, posee, es cierto, estos medios, ¿Pero, con qué objeto? La prudencia se aplica a lo que es justo, a lo que es bello, y más aún a lo que es bueno para el hombre; y esto es precisamente lo que el hombre virtuoso debe hacer. Más por que sepamos todas estas reglas, no somos por eso en modo alguno más hábiles para practicarlas, si es cierto como hemos dicho, que las virtudes son simples aptitudes morales.
Sucede lo que con los ejercicios y remedios que procuran al cuerpo la salud y el vigor, que no son nada mientras no se ponen el práctica realmente, y mientras sólo se hable de ellos como consecuencias posibles de cierta aptitud; porque en realidad no gozamos más salud ni somos más fuertes simplemente porque poseamos la ciencia de la medicina y de la gimnástica. Si no basta para llamar a un hombre prudente, que tenga conocimiento de las cosas que constituyen la prudencia, sino que para merecer este título debe ser prácticamente prudente, se sigue de aquí que la prudencia de ninguna utilidad sería a los hombres que son virtuosos, como no lo serían a los que no la poseen.
En efecto, no importa que tengan personalmente prudencia, o que se dejen guiar por el dictamen de los que la tienen; esta obediencia bajo la dirección de otro puede bastarnos, como, por ejemplo, respecto de la salud; pero porque queremos mantenernos sanos, no por eso nos ponemos a aprender la medicina. Añádase a esto que sería muy extraño, que la prudencia, estando por debajo de la sabiduría, fuese sin embargo la directora y la dueña; "Porque la facultad activa y productora es la que debe mandar y ordenar en cada caso particular..." (Biblioteca Filosófica. Obras Filosóficas de Aristóteles. Volumen 1, Trad. P, de Azcárate).
Continuaremos con PLATÓN (427-437 a. de C.) tomando a La Republica, obra que no ha sido la única en la que este discípulo de Sócrates se refiere a la mentira, resulta sin duda alguna en la que más vincula al tema con el Estado.
Tal es así, que platón en esta obra organiza el tema dividiendo a la sociedad en tres clases, la primera o base está constituida por la gente común, esto son los campesinos, los comerciantes y los artesanos, es este el estamento de la mayoría, los dos restantes se componen por minorías que abarcan a los soldados o guerreros y en menor cantidad a los gobernantes. Pero son estas clases en donde se hace hincapié más que nada en la educación sobre todo en la clase gobernante, se destaca la preparación en las ciencias y en la lógica, desde donde surgirán los magistrados, siendo quienes más se destaquen los que recibirán formaciones especiales sobre filosofía, ciencia suprema que llevará finalmente a constituir el cuerpo de filósofos-gobernantes, cuya mayor virtud será la sabiduría, y opina con firmeza que en quienes serán sus gobernantes no puede estar presente la mentira, especialmente la contenida en las fábulas, los relatos épicos y los mitos, por considerar que en muchos de ellos, especialmente en los poemas homéricos, donde concentran las grades mentiras, cuyo conocimiento es nefasto para formar a los jóvenes. Pero no es menos real que termina por afirmar "... Si hay, pues, alguien a quien le sea licito faltar a la verdad, serán los gobernantes de la ciudad que podrán mentir respeto a sus enemigos o conciudadanos en beneficio de la comunidad...".
Para terminar, NICOLÁS MAQIAVELO (1469-1527); El Príncipe, escrito en 1513, (homo politicus y el ragionar dello Stato) y dedicado a Lorenzo de Medicis tres años después, resulta el libro de cabecera de muchos estadistas y de innumerables políticos de todos los tiempos. Con Maquiavelo la mentira se transforma en el arma predilecta de muchos estadistas y politiqueros devenidos en gobernantes, encontrando total justificación en la naturaleza humana. La mentira llega a constituirse en una virtud en un príncipe, debiendo proveerse de una idoneidad suprema en su manejo, con arrogancia y soberbia, debe de caracterizar al príncipe gobernante dos aspectos sobresalientes las de un león y las del zorro, las de uno la fiereza y la astucia la del otro.
Las que unidas hacen del príncipe un perfecto hombre de Estado, ya que el león no tiene defensa ante las trampas, ni el zorro ante los lobos. Por lo tanto un príncipe prudente no debe observar la fe jurada cuando semejante observancia vaya en contra de sus intereses
y hayan desaparecido las razones que le hicieron prometer. "...Esto se justifica porque en principio, los hombres no son buenos, son perversos y no se puede esperar de ellos que cumplan lo prometido, en consecuencia, tampoco hay que cumplirles a ellos...".
Pero como si no bastara se manifiesta agregando; el príncipe tendrá en cuenta que la naturaleza humana propicia los medios para la mentira, pues "... los hombres son tan simples y de tal manera obedecen a las necesidades del momento, que aquel que engaña encontrará siempre quien se deje engañar..."; lo único que se requiere para llevar a cabo este ejercicio es: "... Saber disfrazarse bien y ser hábil en fingir y en disimular...".
Para continuar al finalizar sobre el tema: "... Los pueblos son tornadizos... Si es fácil convencerlos de algo, es difícil mantenerlos fieles a esa convicción, por lo cual conviene estar preparados de tal manera, que, cuando ya no crean, se les pueda hacer creer por la fuerza...".
Por Ovidio H. Zánzero, para El Ojo Digital Sociedad.
Blog Deucalion, 3 de marzo de 2009.
Por Ovidio H. Zánzero, Blog Deucalion