La Próxima Semana Santa

Amigos : sé, por esta dolorosa experiencia de escribir palabras al viento, lo que implica dirigirme a mis Compatriotas. No soy -lo admito-, de los mejores feligreses, pero hemos ingresado en el período de la cuaresma. Se avecina con ella, una nueva celebración de la Semana Santa. Una, como decían antaño nuestras madres, fiesta de guardar. Otra, efemérides de la Crucifixión de Nuestro Señor, en un lugar custodiado por infieles y acechado por otros que veneran a un simple mortal como Mohamed o Mahoma. Un breve momento de constricción, para muchos meramente gastronómico, por la veda de ingesta de carne roja durante el Viernes Santo. Para los menos creyentes, ya ni siquiera eso. Pero es la fecha en la que las reflexiones sobre quienes somos en realidad, sobreviene aún, deseo pensar, que entre la mayoría de nosotros. El evangelio, que con el transcurso de los siglos, se ha oxidado un tanto por su ausencia de práctica, ya que fue reemplazado por las trivialidades del diario vivir, soy de la opinión, que tal vez muy en el fondo de nuestros corazónes, todavía anida en ese insondable interior como una pequeña flama, seamos o no impenitentes. Me he detenido un poco en este exordio vinculado a la fe, para tratar de auscultarlos un poco, en un ideario menos terrenal y por ende más ecuménico. A veces, en los acontecimientos históricos, las fechas, ciertas de ellas, han operado como catalizadores de una reacción que luego se produce. Hace 22 años, en un luto como el que se avecina, un grupo de Militares de jerarquía intermedia, trazaron un punto de inflexión, por las canalladas de una legislación que marcó el inicio del desarme de nuestras Fuerzas Armadas. Los generales, posiblemente motivados por ese "estipendio extraordinario y fuera de planilla" que les mencioné recientemente, apoyaron al lagunero ictícola chascomusense, desbaratando la sana reivindicación que los sublevados peticionaban. Su líder, que en apariencia era un valeroso soldado, veterano de sangrientos combates en Malvinas, luego demostró que ni era gallardo ni tampoco honesto. Cuando se apropió de diecisiete millones de dólares que Duhalde le obsequió para que le diera los votos de sus legisladores y así asegurarse su reelección como Gobernador, se pintó el trasero, como antes lo había efectuado con su rostro, tornando a su partido -el Modin-, en algo mostrenco y fugaz. Pero el hecho es que en aquel domingo Pascual de 1987, una pequeña pero suficiente porción del pueblo, ignorante y amorfa como es, se constituyó en la Plaza de Mayo para vitorear la continuidad democrática. Es probable que cuando todos los que aún estamos aquí hayamos partido de este plano, los historiadores enfoquen a esa efemérides, como el principio del fin. De algo, cuyas proporciónes desconocemos, pero que tal vez esté por producirse. De cómo una concentración popular avaló la continuidad de un sistema que de una manera muy particular fue su propio verdugo. Hoy, con el narcotráfico instalado y sus secuelas, exteriorizadas en una proporción peligrosamente cercana a la de México, nuestro país se debate en tantos frentes internos que nos impide ensayar algo de futurología. El maligno, que siempre nos rodea, con tentaciones muy seductoras, se ha corporizado nuevamente en esta línea de pensamiento a la que le denominan justicialismo. Porque el Peronismo en esencia es precisamente eso: la ausencia de un dogma ideológico acollarado a la fruición ciega de lo indecente, disfrazado de progresismo. Perón es el Yavé, Menem el Profeta y Duhalde -con los K- sus acólitos. Los discípulos e iniciados: Rodriguez Saá, De Narváez, Ibarra, Macri, Solá, Reutemann y todos los que se ponen el distintivo que los identifica, pergeñan cualquier cosa, con excepción de propender al bien común, que es el postulado de cualquier gobernante. Esta Kretina no es diferente a ninguno de los precitados, porque cumple a rajatablas con los preceptos de todos ellos: El Desenfado. Antes, como les señalé recientemente, se ingresaba a la política por una mera convicción. Las ambiciónes, que existían por cierto, no estaban anudadas con una forma de vivir, sino con una forma de ser, de sentir. Este carnaval sufragatorio que ha cumplido sus bodas de plata nos exhibe a nuestra Clase Dirigente, como lo que en realidad pretende: perpetuarse. En su agenda mental no existen acepciones gramaticales, como "Me equivoqué" o, "Pido disculpas por lo que les hice padecer". ¿Conocen a algún confesante que lo haya expresado? ¿Que en un acto de renunciamiento sincero se haya arrodillado a suplicar nuestra indulgencia? Evidentemente que no. Algunos, incluso, redactan sus memorias como Fernando De la Rúa y Domingo Cavallo. Christian Colombo era el Jefe de Gabinete de "chupete". Sus parientes de Colombo & Magliano, con ese tinte espertíz de la "viveza criolla" aprovechando una muy pingüe ventaja de menor precio, contrabandearon algunos miles de novillos de Paraguay, con garrapatas y aftósicos como para hacer dulce. Habíamos obtenido el certificado internacional de País "libre de aftosa". En menos de tres meses, esa pandemia nos ubicaba otra vez en el fondo de la tormenta de esa epizootia. Perdimos nuevamente todos nuestros mercados de carnes, que nos había costado veinte años en conquistar. Los hijos de Romero Feris, que incluso nos otorga lecciones de moral en su ciclo "Corrientes de Pensamiento" repitieron la maniobra hace tres o cuatro años. Idéntica sanción de nuestros importadores. ¿Alguien hizo algo? Seré más prudente: ¿Alguien dijo algo? La Sociedad Rural o Carbap y/o La Federación Agraria, que ahora se erigen como los abanderados de los intereses de nuestro sector, ¿dónde estaban? ¿En algún termo tal vez, hibernando? Estos fulanos nucleados en la Mesa de Enlace, son la otra cara de esa Clase Dirigencial. Por eso Amigos, compartiendo los anhelos de quienes afirman con entusiasmo que Madura el Knock Out, ¿Porqué no concurrir en masa a la Plaza de Mayo en este domingo de Pascua? ¿Que pasaría si abandonamos los TODOS los reclamos sectoriales, para mutarlos por uno solo? En vez de seguir cortando la Av. Pueyrredón por su nueva modalidad circulatoria, o concurrir con las pancartas de todas las víctimas de accidentes de tránsito, o las marchas por la inseguridad, o las de las víctimas de la subversión apátrida en el poder. ¿No advierten que todas estas manifestaciones contestarias a nada conllevan en forma fragmentada? Hagamos coincidir la liturgia Cristiana con nuestros padeceres. Tratemos de imitar a Nuestro Señor cuando expulsó a los fariseos del Templo. Converjamos silenciosamente esta Pascua frente a la Catedral, como nuestros mayores lo hicieron en ocasión del Corpus Cristi que operó como golpe de gracia contra Pocho. ¿Qué nos pasa? En ese entonces casi no existía ni la televisión. Hoy contamos con esto del internet. ¿Es tan difícil con mucha más tecnología? Cordialmente, Por Lucio Catano (h), Abogado, para El Ojo Digital Politica. Email : luciocatano -arroba- yahoo.com.ar