La incontestable ruina de las Fuerzas Armadas argentinas, ahora, a merced de enfermedades infectocontagiosas
El deterioro institucional y material de las Fuerzas Armadas ya no conoce límites. Puede decirse que el grado de pauperización en que se encuentra su personal raya con la indigencia. A este triste escenario solo le faltaba la llegada de la tuberculosis al Servicio de Inteligencia de la Armada.
21 de Julio de 2010
Desde luego, la realidad bajo mención alcanza tanto al personal en actividad como al retirado, ubicándose estos últimos en la miseria más palpable, al tiempo que han sido olvidados en forma definitiva por los JEMGE (Jefes de Estado Mayor) de las respectivas armas. Como se ha venido comprobando, a los mencionados se los ve más preocupados por sus negociados inmobiliarios personales que en sus respectivas Fuerzas. O acaso este "teatro de operaciones", pudiera denominarse "Inmobiliaria Garré y Asociados"...
Quien esto escribe y de acuerdo a fuentes plenamente confiables -como se suele decir en la jerga A1-, está en condiciones de informar que la gravedad planteada ya no se reduce al ámbito presupuestario o salarial.
No, señores. La cuestión ya ha mutado en un gravísimo problemas de salud. Las obras sociales de las tres fuerzas se encuentran visiblemente quebradas. En virtud de los aportes reducidos a la mínima expresión, ya no se puede dar cobertura adecuada a los problemas derivados de la sanidad del personal. A punto tal que se ha corroborado que enfermedades típicas de la miseria y la más abyecta de las pobrezas ha ingresado en la propia sede del Estado mayor de la Armada.
Para ser más explícitos, nos referimos al quinto piso del otrora orgulloso Edificio Libertad. En el área que ocupa la propia Dirección de Inteligencia naval, el personal de inteligencia de la Armada no ha tenido otro remedio que ser sometido de urgencia a controles por tuberculosis.
Los afectados debieron ser inoculados preventivamente, apenas se observaron casos de infección por el mal bajo mención.
Cuando en el país se nos habla de pandemia por la gripe porcina, aparecen casos de enfermedades que, al menos desde lo teórico, debieron ser erradicas hace muchos años del país.
Tales son las condiciones en que hoy se encuentran las Fuerzas Armadas de la Nación, producto de las políticas aplicadas artera y eficazmente por el denominado "Frente para la Vindicta". Las fuerzas no solo fueron desmanteladas, sino que su personal fue virtualmente condenado a percibir incrementos bajo ese eufemismo tan conocido y que se ha dado en llamar "sumas fijas no remunerativas ni bonificables". Situación que, a la postre, refiere al obligado desmantelamiento de sus obras sociales, a partir de los aportes reducidos a descuentos sobre los básicos.
A todo lo descripto, se suma ahora la aparición de enfermedades infectocontagiosas, aunque parezca increíble y humillante para los uniformados.
Si acaso el plan del señor candidato y actual presidente en ejercicio Néstor Carlos Kirchner consistía en el desmantelamiento definitivo de las fuerzas, podemos decir que su venganza se estaría llevando a cabo con presteza y con la más absoluta impunidad.
En ese interín, la señora Ministra de Defensa Nilda Garré mantiene entre sus obligaciones principales la de determinar si un oficial retirado se ha ganado o no el derecho de ser velado en la sede de una unidad castrense.
Dicho sea de paso, valga una reflexión apropiada para los señores representantes del ruralismo argentino, que consideran confiscatorio un impuesto del 35% sobre sus ingresos. En simultáneo, el personal de las Fuerzas Armadas de una nación entera apenas percibe un miserable 30% de sus haberes en blanco.
El panorama descripto no resulta otra cosa que hilarante, habida cuenta del aviso publicitario de la AFIP en que un señor -dueño de fábrica- hace gala de blanquear a su personal, bajo la sentencia : "Muchachos ya estamos en regla. Desde hace cinco minutos, están todos blanqueados. Tudu bem, tudu legal".
Pero que el espectador no se engañe : estamos hablando del mismo Estado que abona en negro, desfinancia obras sociales y condena a su personal a una muerte lenta en medio de la más absoluta indigencia.
En los albores de las elecciones legislativas del próximo 28 de junio de 2009, la familia militar deberá reflexionar detenidamente sobre esta situación que, hoy por hoy, se asemeja demasiado a una suerte de "solución final" para las Fuerzas Armadas... con la tuberculosis y otras enfermedades tan típicas de los países tercermundistas golpeando las puertas. Y próximas a derribarlas.
Por Sorge, para El Ojo Digital Política.
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Por Sorge, para El Ojo Digital Política