A costa nuestra
Los presidentes argentinos se instruyen en el manejo de la cosa pública con el sacrificio del pueblo, por lo menos el nuestro, y la historia es testigo.
21 de Julio de 2010
Después de derramar ingentes cantidades de sangre popular o de hundir en la miseria a grandes sectores de la población, es cuando los encargados de velar por nuestro bienestar y futuro, comprenden el error. Se espera que los que los sucedan no cometan el mismo.
Quizás Néstor Kirchner en la noche del 28 y la madrugada del 29 comprendió que el poder en una democracia participativa, se lo presta el pueblo por un tiempo determinado, pero se lo reclama luego cuando demuestra impericia y torpeza en el ejercicio del mismo.
La situación actual de necesidad que vive el pueblo, no se satisface con palabras, la corrupción generalizada y exhibida impunemente por los funcionarios, así como las infantiles bravuconadas del Sr. Néstor se pagan en la urnas.
En sus alucinaciones de omnipotencia, el consorte de Cristina creyó tejer alianza con los caudillos del conurbano, aunque su soberbia le impidió retener a dirigentes como Martín Sabatella, quién le quito dos diputados, o encolumnar a Felipe Solá, una filosa espada de la oposición.
Fue el ideólogo de todos los errores del gobierno de Cristina Fernández: la perdurabilidad del conflicto con el campo, resulto un incidente terminante, lo enfrentó con sus propios votantes del interior de Buenos Aires y del país.
El desprecio por el diálogo con sus correligionarios, fue su sepulcro político. Su ceguera autoritaria y la creencia del poder supremo y eterno lo condujeron a este destino fatídico de derrota.
Durante la campaña, y antes de ella, empleó una maquinaria pocas veces vistas al servicio del triunfo electoral, utilizando todos los medios tanto legales como indebidos para triunfar; adelanto la fecha de elecciones, apeló al miedo como argumento con frases como: "Si perdemos, explota todo", lanzo candidaturas testimoniales, boletas espejo, realizaron inauguraciones en actos campaña, emitieron por TV una infinidad de propaganda con los actos de gobierno (aun en veda electoral), etc.
Nada de esto sirvió. Néstor olvido una frase acuñada 300 años antes del nacimiento de Cristo por el célebre filósofo griego Aristóteles que decía "La única verdad es la realidad". Además, descuidó otra sentencia popular : "Un proyecto político, para sostenerse, necesita invocar a la esperanza". El "Yo o el Caos" cosechó un resultado inverso al imaginado.
Este análisis se derrumba frente a las explicaciones casi risueñas del Ejecutivo, quien tratando de negar o intentando disimular la derrota, lo cual es grave, pueril, y peligroso, no expuso cuáles fueron -a su juicio- los motivos de la caída y la manera en que se piensa responder a las demandas de las urnas.
Con su altanería de siempre Cristina dijo :"En ningún lugar está escrito que tiene que hacer cambios de Gabinete".
Nuestra esperanza es que su respuesta sea solo una estrategia de marketing, sentencias que acarician a aquella otra conocida frase pour la galerie.
Por Francisco Montesano, para El Ojo Digital Política.
http://blogs.clarin.com/conflictos-y-dilemas/posts
http://nuevoencuentro.com/franciscomontesano/
Por Francisco Montesano, TotalNews.com.ar