Consecuencias y proyecciones del cónclave del Justicialismo en La Plata. Daniel Scioli recurre a piqueteros y derechohumanistas para intentar sobrevivir. Reflexiones sobre una semana que aún no termina
El Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, trata de rearmarse en vistas al 2011, pero no ya como precandidato a Presidente de la Nación por el Justicialismo S.A., sino a través de la búsqueda de su reelección al frente de la Gobernación. ¿Cómo es posible? Se preguntaran algunos distraídos.
21 de Julio de 2010
¿No era Scioli precandidato a presidente? Lo era, pero en un tiempo ya pasado. Después de la paliza recibida el 28 de junio en las elecciones legislativas que perdieron ante los peronistas disidentes de Unión Pro mas los aliados panperonistas; y como Néstor Carlos Kirchner parece que decidió a ser El, "el candidato" del "proyecto kirchnerista-en el 2011", el motonauta optó por bajarse de la precandidatura presidencial e intentar la reelección a gobernador.
La faena no le resultará nada fácil; es por eso que trata de rearmarse con lo que puede y uno de los beneficiados es el Movimiento Evita (uno de los sectores resucitado para este nuevo armado) se reposiciona en el gabinete de Daniel Scioli. Se trata del ex secretario de Derechos Humanos, Edgardo Binstock, que será designado al frente de la Subsecretaría de Atención a las Adicciones. Quien esto escribe se pregunta cuáles serán los antecedentes de este buen señor para estar al frente de un área tan especial y problemática... Un área que, puntualmente, pasará a depender del Ministerio de Desarrollo Social. Por otro lado, Binstock tiene excelente relación con el flamante Ministro de Desarrollo Social, Baldomero Alvarez, quien a su vez fue uno de los pocos intendentes del conurbano bonaerense que fue "fiel" al oficialismo kirchnerista.
Binstock es uno de los referentes del movimiento piquetero que lidera Emilio Pérsico y actualmente integra el gobierno bonaerense. Desde enero se desempeña como Subsecretario de Políticas Territoriales, bajo la órbita del Jefe de Gabinete, Alberto Pérez. Allí se encargaba de coordinar programas de inclusión social para sectores marginados, especialmente en villas y asentamientos. Evidentemente, y a partir del aumento de la pobreza y la indigencia, tan bien no le ha ido.
Ahora solo falta que Daniel Scioli acuerde con los sectores de Luis D Elia y Edgardo Depetri, con lo cual terminará de conformar, al menos, una fuerza de choque que sea funcional a los deseos del gobernador de turno.
Pero, ¿por qué Daniel Scioli vuelve a apoyarse en los sectores que son irritantes de cabo a rabo, tanto para la sociedad en su conjunto como para los justicialistas que aún estaban en el gobierno y que ahora huyen indefectiblemente hacia el llamado peronismo disidente?
Respuesta: en el Justicialismo de la provincia cada día se observa una creciente merma en el apoyo a Scioli. El partido no le perdona su lealtad a Néstor Carlos Kirchner. Apoyo que se ve en las cúpulas, pero no en las segundas y terceras líneas.
La "lealtad" de la que hablamos raya en el servilismo y, muy a pesar de que el Gobernador ostenta la jefatura del Partido Justicialista a nivel nacional, esta le fue entregada por el propio Kirchner. El ex motonauta tiene, dentro del "pejotismo" cada día menos consenso. A punto tal que, tanto Gerónimo "Momo" Venegas (titular de las 62 Organizaciones Peronistas) como Eduardo Duhalde, se relamen, se frotan las manos, mientras tejen un real armado provincial y nacional adonde están llamados a aglutinarse la totalidad de los sectores disidentes, sean sus cabezas Carlos Reutemann, Mario Das Neves, Jorge Busti, los cordobeses Schiaretti y De La Sota, Felipe Solá, Francisco De Narváez, los hermanos Rodríguez Saá, Ramón Puerta, el salteño Romero y muchos de los ex funcionarios "menemistas".
Todos los mencionados -sin olvidar su pasado peronista- retornan juntos y van ahora por la cabeza de Néstor Carlos Kirchner, para llevarse puestos también a muchos de sus colaboradores y funcionarios.
Los primeros objetivos son -claramente- Daniel Scioli y Alberto Balestrini, este último, titular del PJ bonaerense y Vicegobernador de la Provincia. Balestrini se pronunció recientemente sobre dos ex peronistas ahora devenidos en opositores a Kirchner. Respecto del primero, dijo el segundo de Scioli que "será bien recibido si decide regresar al PJ oficialista". Pero Alberto Balestrini se ocuparía luego de defenestrar al segundo (Francisco De Narváez), tildándolo de "no peronista". El titular de PJ bonaerense, al parecer, tiene el peronómetro y se siente capacitado para señalar con su dedo al que es y al que no es digno de pertenecer al movimiento.
Alberto Balestrini le entreabrió la puerta al ex gobernador Felipe Solá y dijo que -si acaso quisiera regresar al partido- "lo recibiría porque es un compañero" al tiempo que afirmó que de Narváez "no es peronista".
Desde luego, el Vicegobernador hizo esto a los efectos de profundizar las diferencias, que fueron aparentemente zanjadas entre dos de los líderes más fuertes de Unión Pro. Subsanamiento de visiones opuestas que -dicen- fue gestionado por alguien que pisa fuerte en toda la provincia y en el país : el "Negro" Duhalde. Esto sucedió apenas horas antes del acto realizado en el Club Atenas de la Ciudad de La Plata en el atardecer del pasado lunes 10 de agosto. El cónclave -del que se refirió oportunamente El Ojo Digital- reunió a todos los candidatos electos, los que no pudieron entrar, los que no conformaron parte de las listas -pero que están dentro de este espacio- y a los militantes que trabajaron para el triunfo de la lista de Unión Pro en toda la provincia de Buenos Aires.
A partir de lo oído de los discursos de Alfredo César "Tati" Meckievi (prolífico ex intendente de Dolores en reiteradas ocasiones y ex ministro provincial), Gerónimo "Momo" Venegas, Felipe Solá y Francisco de Narváez, se reafirmó la condición pluralista del espacio, armado con los aportes de Pro, Recrear y otros partidos aliados pero con una sólida composición de "peronismo de verdad".
El autor de estas líneas conoce al dedillo al peronismo bonaerense. Entre los más de tres mil concurrentes al acto platense en Atenas, se presentaron numerosos "cuadros" militantes y dirigentes de las segundas y terceras líneas del peronismo, y -si me preguntan- : el peronismo original, ¿dónde está? Responderé que, hoy por hoy, Unión Pro es el peronismo de la provincia de Buenos Aires.
Con todo, Alberto Balestrini arremetió: "para alguien que fue dos veces Gobernador de la provincia estar a la cola o detrás de alguien que no es peronista, pienso que es una situación incómoda". Parece ser que Alberto Balestrini es otro de los que aún no asumieron la derrota y -al igual que el grueso de personas que apoyan y apoyaron a Néstor Carlos Kirchner- no tienen mucha idea de cómo efectuar una una verdadera autocrítica. Creen -para sus adentros- que aún puede echar mano de alguna porción del peronismo que acompañaba el proceso hasta el año 2007. Si acaso algo de esto le queda, se trata del 80% de lo peor del peronismo que, por fortuna, son los menos. Cuentan luego con el apoyo de grupúsculos de organizaciones piqueteras avenidas a peronistas, a los efectos de completar los lugares vacíos del PJ usurpado: aquellos que se hallan presos de los planes "sociales" y de los "punteros" barriales (¿o acaso corresponde llamarlos "referentes sociales"?). Luego están las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas, la organización H.I.J.O.S., algunos borocotizados como Viviana Arcidiácomo -senadora electa por Unión Pro en el 2007 que se pasó al kirchnerismo y se incorporó a la bancada oficialista en la Legislatura bonaerense-. Pero, en concreto, son muchos más los que prefieren irse, a aquellos que han elegido permanecer.
A partir de lo expuesto, es casi justificable que Daniel Scioli trate de rearmarse con lo que tenga a mano. Que haga lo que pueda, como con su gestión al frente de la provincia. Que -a pesar de su voluntarismo- siga con sus "ganas de trabajar", el "vamos para adelante". Desde el Gobierno Nacional, nadie lo ayuda a Scioli y cada día que pasa, cobra fuerza la sombra de los patacones o los bonos patrióticos. Su posibilidad de reaparición en la economía se agiganta más y más, haciendo que más de uno de nosotros suframos escalofríos. Vienen a la mente las imágenes de los hechos de diciembre de 2001, el corralito, el corralón y otros capítulos no menos desagradables.
En el interín, elijo preguntarme: ¿hasta cuándo la Argentina podrá seguir aguantando una pobreza de carácter estructural que llega al 40% y que continúa en franco crecimiento?
¿Hasta cuándo seguiremos los ciudadanos aguantando la corrupción -igualmente estructural- de nuestra dirigencia, sean estos políticos, empresarios, deportistas, periodistas, policías, etc.?
¿Hasta cuándo nos quedaremos contemplando -sin hacer nada- la manera en que se deterioran los servicios de salud, la educación, la seguridad, la contención a la niñez y la vejez?
¿Hasta qué punto podremos seguir tolerando y convalidando una justicia que no es tal porque cuando llega, lo hace muy tarde o que, en el mejor de los casos, se hace la ciega, la sorda y la muda?
¿Cuánto tiempo más seguiremos discutiendo si los fallecidos y desaparecidos son 8961, como bien lo sostienen CONADEP y la señora Graciela Fernández Meijide junto a otros miembros de esa comisión investigadora de los crímenes cometidos por la dictadura militar entre los años 1976 al 1983, o si son los 30.000 con que se alimentan algunas organizaciones de derechos humanos (para terroristas)?
¿Seguiremos discutiendo estas cifras, mientras dejamos abiertamente de lado a las más de 13.000 víctimas entre obreros, comerciantes, empresarios, gremialistas y miembros de las Fuerzas de Seguridad que fueron asesinados por las bandas terroristas ERP, FAP, FAR y Montoneros entre 1966 y 1983?
Son demasiadas las preguntas, y cada día se hace más difícil hallar las respuestas. Solo nos queda por recordar aquella frase que duele pero que, en definitiva, no deja de ser la cruda verdad: Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen.
Por Gabriel Martin, para El Ojo Digital Política.
Email : gabriel -arroba- martin.net.ar.
Por Gabriel Martín, para El Ojo Digital Política