El enemigo interior, peligroso y silencioso

Ninguna intentona armada civil y/o militar es asequible, si la mayor herramienta de combate es la indiferencia de los dominados. Cualesquiera de las formas de esclavitud que hemos estudiado a lo largo de cincuenta centurias, tuvo como elemento indispensable la resignación de los cautivos. Sin la cual, toda forma de sojuzgamiento hubiese sido imposible de mantener en el tiempo y en el espacio. La respuesta contestataria con la que hoy contamos, es esta cibernetica del Internet, en la que unos cuantos miles de idiotas ponemos sobre el teclado lo que deberíamos ejercitar físicamente y en los escenarios indicados, como las guaridas de estos K, a los que deberíamos sitiar por hambre hasta la rendición incondicional, más proclive para los benévolos y por muerte mediante el estrangulamiento de una horca, para el resto de nosotros. Todo proceso histórico tiene un prólogo y un epílogo. En ambos se reseña lo mismo: el texto interno. Si seguimos resignando la posibilidad de, al menos redactar con la sangre de estos canallas, el prefacio de estos eventos, ese libro jamas habrá de escribirse. Quedará atrapado en el imaginario de algo que no existió, pero que pudo ser. Las marchas, las arengas y los gritos libertarios lanzados desde este medio, con distintos matices y giros idiomáticos son en un todo fútiles, anecdóticos. En nada cambia la calidad de la impresión ni la tecnología. Estos diarios digitales tal vez se diferencien un poco de los de circulación masiva, porque son acaso un tanto más picantes. Pero como no requieren de la publicidad para su sostenimiento, su lectura esta reducida a pequeños grupos de adherentes, que pegan y reenvían a unos cuantos. No constituyen la voz de la opresión, porque esta sociedad aún no se considera reprimida. Menos ahora, que el fulbo se transmite en cadena. Arribó la hora que ese inmenso estupidómetro reemplace o refuerce más bien a los enervantes tradicionales timoneados por el no te metas. Días pasados recibí un correo de una tal Rosario Lons, habitual receptora de este servidor. Me solicitó su baja: "porque no sé quién sos y no me interesa lo que decís". Inmediatamente, le otorgue la satisfacción de desagregarla de mi modesto directorio. Pero esta Compatriota, por ese proceso de conjunción de ironías, me expresó lo que otros muchos, ni siquiera se toman la molestia de hacer. Porque esta señora es la quintaesencia de quienes nos superan ampliamente en número. A veces me interrogo, admito que últimamente con mayor frecuencia, ¿qué será lo que motiva a la gente, exceptuando lo atinente a su intimidad? ¿Que no lleguen a integrar la estadística criminal en el rubro víctimas? Los padres y familiares de los fallecidos en Cromañón, ¿ignoraban acaso qué tipo de antros frecuentaban sus hijos, en los que bengalas, botellazos y piedrazos eran disparados por el grueso de los habitués? Ahora denuncian con toda razón al Sistema. Pero, ¿y antes de ese pequeño holocausto? ¿Desconocían acaso el sistema de coimas que gobierna los espectáculos públicos desde siempre? De las prebendas que recibió Aníbal Ibarra como Jefe de Gobierno porteño, destinó más de diez millones de dólares, para evitar su citación como sospechado. En el mundillo de Tribunales -al menos en el fuero criminal- todos sabemos incluso dónde se abonó el soborno. En la casa de fin de semana del entonces juez de instrucción Luchini. Se desvinculó -en ese mitin- la cometa pertinente de los Camaristas, con competencia en el asunto. El juicio concluyó con los desórdenes similares al levantamiento de un barrio de emergencia, dentro de un contexto escandaloso. Porque eso es en esencia: un bochorno. Los jueces del Tribunal Oral, recibieron al momento de leer el fallo, escupitajos e improperios, propios de una tragicomedia italiana de sesgo felliniano. Y la vida sigue. Porque, exceptuando a los deudos de esa tragedia, a nadie más le importa un rábano el asunto. Si se repite en el futuro, otro desmán de similares características, será lo mismo. Otro round entre los sobrevivientes y sus verdugos. Pero me estoy desviando del tema, aclaro que involuntariamente. El Kamarada Buzzi denosta hoy al pobre de De Angelis. Desde hace más de un año, he venido sistemáticamente denunciando la connivencia de este sujeto con el gobierno. Lo asimila con Luis D Elía. Pero sigue presidiendo la Federación Agraria a nivel nacional. Todavía no he tomado noticia que se le haya solicitado la renuncia, y mucho dudo que se lo haga de inmediato. ¿Por qué? La respuesta es obvia: porque los miembros de las entidades gremiales del Campo también estan anestesiadas. Porque el día de la votación no alcanzamos a superar el millar de protestantes. Amigos, el sector agropecuario nuclea a cuatrocientos mil productores en todo el país. Somos una minoría. Cuanto más ínfima es la cantidad de una rama de producción, mucho más se debe nuclear y unir. Buzzi es la cara visible del quintacolumna. Porque pregona el diálogo. Esto es más vaselina. El sistema tiene infiltrados. Pero los de la Mesa de Enlace son un voluntariado. No saben cómo gestionar, pero tampoco reculan. Dentro de parte de esa mogólide ignorancia que los caracteriza, desconocen algo esencial. El Campo es una parte de la economía, diametralmente diferente a la industrial. Cuando los industriales advierten un quebranto, endeudan a la empresa con créditos blandos y luego se escapan. O, en consonancia con los obreros, los endulzan con ese mito de la cogestión obrera y en complicidad con ellos, pasan a victimizarse. Ergo, legitiman la huída. Cuando un gringo contrae un empréstito, es obligado a capitular bajo las condiciones más siniestras y si no paga, se "funde". Su chacra es vendida, pues casi siempre tiene un alto valor en el mercado. Lo que desaparece es el individuo y su tradición familiar. Las fábricas son diferentes en lo que hace a su categorización como unidades de producción. Cuando un industrial se desprende de ella, es porque su valor inmobiliario excede al endeudamiento. Esta Argentina es ese reflejo: persianas clausuradas y empresarios ricos. Fue así con Joe y con el Turco por igual. El campesino no actuó así jamás. Su desempeño es asimilable a un carácter estoico. Su plan de desarrollo depende de las condiciones climáticas y las de un mercado de cotizaciones, que nunca ha manejado. Y a pesar de todo, arruinado como está, sigue apoostando al futuro. Porque en esencia el Campo es el último bastion del Capitalismo. No como el de las bolsas, en las que todo es especulación y también plagio. Por eso, Amigos y Compatriotas, no importa cuanto más este gobierno haga con los alquileres congelados como acontecía en la epoca de Peron, que a través de estos Senadores Judas, los superpoderes transformarán en más leyes oprobiosas. Todo cuanto caiga sobre nuestras cabezas, será producto de el enemigo interior, cada vez más peligroso y silencioso. Por el Dr. Lucio Catano (h), Abogado, para El Ojo Digital Política.