Argentina consigue una victoria agónica y con groseros desperfectos ante Perú. Señor Maradona, cumpla su promesa, deje de hacer el ridículo y abandone el cargo al final de la eliminatoria
La Argentina en ningún momento hizo los méritos para vencer al combinado peruano -que desperdició numerosas situaciones de gol-. Diego Armando Maradona vuelve a mostrar que carece de ideas y recursos. Renunciaría pocos días después del match ante Uruguay en el Centenario, cualquiera sea el resultado, abriéndose el juego para la llegada del "Tolo" Gallego. El DT fue insultado con crudeza, aún luego del gol salvador de Martín Palermo. Ante Uruguay, volverá Juan Sebastián Verón, el ícono del fracaso en la historia reciente del seleccionado.
21 de Julio de 2010
Dicen que depender pura y exclusivamente de la suerte funciona, pero que la diosa fortuna suele pegar el portazo y abandonar al favorecido en los últimos momentos.
Diego Armando Maradona ha reconocido, desde aquel histórico papelón ante los bolivianos en la altura de La Paz, que es una persona sin recursos, táctica, estrategia ni visión. Prueba contundente es su no-sistema, que ha requerido de no menos de tres equipos distintos para afrontar la responsabilidad de la eliminatoria. Y, a una fecha del final del torneo sudamericano, todavía no hay equipo definido.
Para rematar la patética faena, Diego ha echado mano del llanto, del ruego a Dios, de la suerte y de la memoria de sus insufribles hijas. Así es; ahora, involucra hasta a su madre en las conferencias de prensa postpartido. No se requieren más señales para comprender definitivamente que la Selección está en manos de la persona menos indicada. No hay plan. No hay esquema. Solo alabanzas para el Barba y su "paseo por el Monumental".
A Maradona tal vez no se le haya ocurrido, pero es muy probable que Dios se haya decidido a intervenir en las Eliminatorias, pero no para rescatar al equipo, sino con el objetivo de estirar su agonía para, a la postre, dejarlo fuera. Todo lo que sea necesario para que los argentinos terminen de entender que es hora de olvidarse por un rato del fútbol y dedicarse a trabajar para rescatar al país de la ruina en que se encuentra. Sacrificio que quedará seguramente postergado por unos cuantos meses mientras dure la justa mundialista, a fuerza de ausentarse del espacio laboral para ver a Argentina -si llega-, Costa de Marfil o Sudáfrica. Escenario que no difiere demasiado de la popularizada toma de colegios por parte de aprendices de agitadores que simplemente quieren regalarse un puñado de días de vacaciones extras...
Ante Perú, Maradona fue insultado durante los noventa y algo de minutos que duró el encuentro. Fiel a su estilo, el ex diez dejó de prestar atención a lo que sucedía en el césped para responder a los "sacrílegos" que cuestionaban su persona en durísimos términos. Epítetos harto irreproducibles, aún para nuestro medio electrónico tan poco tradicional. Porque -se sabe desde la derrota como local ante el Brasil de Dunga- al técnico ya todo mundo lo quiere fuera, y nunca falta quien se lo haga saber de la peor manera. En la cancha, en la calle, por doquier. La reprobación comenzó con silbatinas contra sus jugadores favoritos, caso Juan Sebastián "La Bruja" Verón, convertido en un verdadero ícono del fracaso, luego del Mundial 2002 y aquella excesiva complacencia demostrada en el partido ante Inglaterra y que decidiera la eliminación. Para desgracia de muchos, Verón volverá a jugar contra Uruguay en el Centenario. Muy probablemente, este hombre renueve su título de factor de mal agüero para la Selección.
Contra los peruanos, la Argentina fue una sombra. Hay que decir que los incaicos desperdiciaron no menos de cuatro situaciones de gol netas, sin considerar un espectacular tiro en el travesaño que había dejado atónito al golero argentino Romero, de flojísima actuación. En dudosa jugada, el árbitro boliviano René Ortubé, evitó cobrar penal tras desviarse la pelota luego de impactar en la mano de un defensor argentino. El esférico tenía destino de gol pues Romero estaba vencido. Finalmente, el gol de "San Palermo" observó una clara posición adelantada. La mano negra de Sepp Blatter y ese corrupto conglomerado supranacional que es FIFA, muestra los dientes justo antes de llegada la serie final. No vaya a ser que los sudafricanos y otro millardo de personas en el planeta se vea privado de ver a Leonel Messi en acción.
Perú era un equipo eliminado desde hacía tiempo, pero se dio el lujo de atropellar a una Argentina que no tuvo ni espíritu ni iniciativa. Messi desapareció de la cancha, pero ello se explica a partir de su evidente desprecio por Maradona y el cuerpo técnico que componen el dúo de fracasados Leme y Mancuso. Los del Chemo del Solar no tuvieron piedad, apertrechados emocionalmente y con la presión de hacer un buen papel para despejar cualquier sospecha de soborno de parte de otras federaciones, fantasma que suele sobrevolar los estadios sobre el final de la Eliminatoria.
Resultó francamente decepcionante la producción de la albiceleste, habida cuenta de la pasividad con que se marcó a los delanteros incaicos en los segundos previos al empate en el minuto 45 y la abundancia de pelotazos y pases con destinos desprolijos. El "Pipita" Higuaín se anotó un gol que pertenecía a otro partido, mientras que Martín Palermo coronó la injusticia por la vía de un gol armado en situación fortuita y que -como dijimos- debió ser anulado.
La postal final -mientras nutridos grupos insultaban a Maradona- no podía ser más irónica: un estadio Monumental a pleno, coreando el nombre de Palermo hasta desgañitarse. Un teatro de operaciones que los hinchas riverplatenses jamás hubieran imaginado, pero al que no les ha quedado otra que sumarse.
Ahora habrá que visitar al aguerrido equipo uruguayo de Forlán, que se las arregló para desplumar a Ecuador a domicilio por 2 a 1 en la desafiante altura de Quito, en tiempo suplementario. Los charrúas se jugarán a todo o nada en el histórico estadio Centenario, pues por primera vez desde 1990 tienen la chance de volver al fútbol grande. Es de suponer que pasarán por arriba a un seleccionado argentino sin ideas, conducción ni director técnico, salvo que -nuevamente- la Federación Internacional de Blatter y Grondona meta los garfios en el momento preciso.
Para los ecuatorianos será una misión imposible derrotar a Chile en el Estadio Nacional de Santiago. Pero los trasandinos de Marcelo Bielsa, ya clasificados, podrían regalarse una derrota en casa con tal de despanzurrar con frialdad las esperanzas de la Argentina -si, en simultáneo, pierde con los uruguayos-. Después de todo, aún perdiendo, Chile quedará tercero en la tabla.
Para ese rey desnudo e insoportable que se llama Diego Armando Maradona, la suerte está echada desde que Paraguay venció de local a la Argentina en aquel caldeado pero colorido Defensores del Chaco. Maradona pretendía dirigir al seleccionado en el Mundial de Sudáfrica pero Julio Grondona ya evalúa hacerse cargo de la promesa del ex diez de abandonar la conducción técnica en noviembre, de acuerdo a lo reportado por insiders en AFA. Américo "Tolo" Gallego estaría entonces en posición idónea para hacerse cargo del equipo, deshaciéndose de una vez por todas a esa tanda de jugadores liquidados que en parte componen Heinze, Verón y Zanetti.
Por Ricardo White, para El Ojo Digital Sociedad-Deportes.
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Por Ricardo White, para El Ojo Digital Sociedad-Deportes