SOCIEDAD: POR FRANCISCO MONTESANO, TOTALNEWS.COM.AR

El sentido de pertenencia

En la Argentina, es común escuchar la expresión "en este país" con alguna adjetivación, en contrario de "en nuestro país". Esta máxima, mas allá de la cuestión puramente, semántica demuestra una problemática muy localizada y muy nuestra.

21 de Julio de 2010
En estos tiempos y desde hace años escuchamos, por ejemplo, del padre de una de las víctimas del triple crimen de Ituzaingó, que lo que ocurrió "es muy doloroso", que su hijo no estaba armado y consideró, sobre los últimos hechos de inseguridad, que "ser exitoso en este maldito país, es un pecado". Calificativo agregado por su estado de ánimo, pero también sin ese estado de desesperación y mucho más relajado, Benito Fernández -el modisto de las estrellas-, en referencia a la guerra entre las denominadas "vedettes" dijo: "Son todas grasas. Las que empezaron la pelea y las que respondieron". Y fue terminante en su desenlace : "este país es grasa". La misma situación se da tanto en la Iglesia como en el fútbol: el Obispo de San Isidro, Jorge Casaretto declaró: "En este país cuesta mucho acordar" y el siempre indescriptible y hasta curioso entrenador del seleccionado argentino Diego Maradona -quien ante el parate del torneo de AFA- sostuvo "Este país sin fútbol es dramático". En este contexto dialéctico de "este país" puesto en oposición a "nuestro país", se disimula uno de los más grandes dilemas de los argentinos: pertenecer. Debido a una serie de problemas, que se han venido generando desde hace años -aunque los funcionarios lo atribuyan solo a sensaciones o los encubran con indicadores tramposos- como la inseguridad interna, la escalada de la desocupación y la escasa y deformada información de la situación social, entre muchas otras y no menos importantes cuestiones, la falta de pertenencia se ha venido acentuando. Si entendemos como sentido de pertenencia a la satisfacción personal de cada individuo en una sociedad, su reconocimiento como ser humano, el respeto por su dignidad, la remuneración equitativa, el reconocimiento, las oportunidades de desarrollo, el trabajo en equipo, todos estos son componentes de un clima organizacional, y que representan los elementos permanentes de la cultura como sociedad. Ello es lo que se ha destruido en Argentina el sentido de grupo, en forma premeditada o no. De lo que sí estoy seguro es que en estos años K esta deserción del sentido de grupo social fue incentivada en función de acumular poder, dividiendo. El grupo, como parte de la organización social, goza de distintas definiciones de estudiosos en la materia. Tanto para el sociólogo McDavid como para Homas, el conjunto social exhibe características como normas y funciones, lo que otorga el lineamiento esencial para el desarrollo en el sistema y expresa la interacción que existe entre los miembros, la que surge de una situación de intercambio funcional e interdependencia. El régimen vigente estimuló y alentó lo peor del sentir argentino medio. Lo que Doris Capurro, socióloga, presidente de la Consultora Ibarómetro, define como: "Algunos no piensan. Otros, no ven el mundo. Y una buena parte sólo mira su ombligo y cree que el mundo gira alrededor de ellos". Escenario muy conveniente para los planes de Néstor Carlos Kirchner, y si ha esto le agregamos su visión ideológica en la que considera que hay pocos personajes a los que todos los argentinos admiran. Todos producen controversia. Maradona es Dios para unos y drogadicto para otros. El Che es un símbolo de justicia y libertad para unos, y símbolo de terrorismo para otros. Perón y Evita son santos para unos, y enemigos políticos para otros. Los argentinos tienen poca admiración por los políticos actuales y por los próceres de la historia. De todos los líderes de América latina, hoy admiran más a Lula. Y también ha creado un nuevo magnetismo, Barack Obama. Tenemos un combinación explosiva que solo es funcional al ideario K. Recuperar la cohesión social, evitando enfrentamientos vanos y que solo sirven al objetivo del régimen, es trascendente para recuperar el espíritu perdido. Es esencial recuperar una prensa libre nacional y no condicionada y dependiente del poder de turno gracias a la pauta oficial. Vivimos en un gran país destruído, que demoniza al capitalismo pero volvemos al FMI, con el rancio y disipado discurso setentista, mientras que los funcionarios marionetas -simples caretas K- hacen su show y concentran la riqueza cada vez mas en pocas manos. Muchas veces, las suyas propias. Por Francisco Montesano, Periodista. Blogs: http://blogs.clarin.com/conflictos-y-dilemas/posts http://nuevoencuentro.com/franciscomontesano/
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