Vacaciones en Caracas: el golpe institucional contra el Banco Central
"Cuando se miran de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte, se dicen las verdades, las bárbaras terribles, amorosas crueldades, amorosas crueldades". (Gabriel Celaya)
21 de Julio de 2010
Don Néstor, con su golpe institucional contra el Banco Central y su Presidente y, a través de ellos, contra el Congreso Nacional, acaba de regalarnos a los argentinos unas vacaciones en Caracas en pleno enero cuando, como mandan las buenas costumbres, en Argentina "no pasa nada".
Al igual que su inspirador, don Hugo, el papagayo caribeño, que vació de todo poder y hasta de presupuesto propio al Alcalde de Caracas, creando por decreto -refrendado por una ley sancionada por un Congreso monocolor, es decir, "rojillo"- un cargo superior al del funcionario electo, usurpó la administración de la ciudad capital de Venezuela.
En ambos casos, como también existió recientemente en Honduras, un gobierno tiránico, utilizando las formas externas de la democracia e invocando mayorìas que las elecciones ya le han negado, asume la totalidad conductas calificadas, por la propia Carta Magna", como "infames traiciones a la Patria".
La Presidente, desconociendo la ley y mediante un decreto de necesidad y urgencia, ordenó al señor Redrado transferir, a una cuenta de libre disponibilidad para el Poder Ejecutivo, el 15% de las reservas de la Nación, y lo hizo cinco -¡sí, cinco!- días después de que el Congreso, órgano natural y constitucional de gobierno de tales reservas, entrara en receso de sesiones ordinarias; además, tampoco convocó a extraordinarias, como también previmos después de la derrota sufrida por el oficialismo el 28 de junio.
Lo primero que llama la atención del instrumento utilizado es su característica de "necesidad". La realidad es que no era, en absoluto necesario, toda vez que la Presidente podía reunir de urgencia a la comisión bicameral e, inclusive, a los plenarios de ambas cámaras.
El segundo aspecto consiste en que tampoco era una "urgencia", puesto que el invocado argumento de pagar a los acreedores externos este año no se corresponde con el hecho de que tales vencimientos se producirán sólo a partir de agosto de 2010.
Más allá de eso, tampoco se dignó explicarnos doña Cristina por qué, si el Presupuesto Nacional para el ejercicio en curso ya preveía el pago de esas obligaciones, debían duplicarse los fondos destinados a ello.
El también inefable -¡cuántos hay en el Gobierno actual!- viceministro de Economìa, don Felletti, fue absolutamente sincero dìas atrás cuando, a través de un comunicado "personal", reconoció que era para sostener la expansión del gasto público.
Por su parte, ese ícono del caradurismo que es el senador Pichetto, también cometió un sinceridio contra el proceder presidencial, cuando dijo que, con la actual Carta Orgànica del Banco Central, este régimen carecía de gobernabilidad. Y digo que cometió sincericido porque, obviamente, reconoció que, tal como están las cosas, la Presidente no podìa dictar su DNU.
Por otro lado Redrado, que venìa actuando con una conducta sumamente concedente frente a las apetencias del Poder Ejecutivo -tal como fue el caso, por ejemplo, de las "ganancias de cambio" no realizadas- se puso los pantalones contra el salvaje saqueo de las reservas nacionales que, a partir de mañana, el tirano de Olivos consumará. Además, como los argentinos nos caracterizamos por nuestra mala memoria, hoy don Néstor es posible que haya inventado un nuevo, al menos, vicepresidenciable.
Más grave aún es que ha transformado las reservas de la Nación, que pertenecen a los ciudadanos como respaldo de su moneda y de las obligaciones asumidas por el propio Banco Central, tal como fue el argumentado correctamente para evitar su embargo, en pertenencia del Gobierno, con la cual se producirán infinitas demandas, en todo el mundo, en pos a incautarlas.
Hoy, al firmar el nuevo DNU que despide al Presidente del Banco Central, don Néstor pagó nuestro pasaje a Caracas, con escala en Honduras.
Hizo que su Chirolita convocara para ello, y por primera vez en seis años de régimen K, al Gabinete de Ministros, con el único fin de hacer que todos ellos, incluso algunos que no llegaron a tiempo porque se encuentran de vacaciones, estamparan su firma en un papel que se constituirá, a poco de andar, en una causa penal contra doña Cristina, don Aníbal y el resto de sus cómplices en varios delitos, tales como incumplimiento de los deberes de funcionario público, usurpación de funciones y derechos y hasta falsedad ideológica, puesto que figuran firmas de bandidos que no estaban en la Casa de Gobierno.
Mucho se ha escrito sobre este tema desde ayer, y gran parte de esas notas y artículos fueron suscriptos por periodistas y juristas de gran nivel, por lo cual no debo explayarme más.
Sin embargo, sí me permito decir que, si el autogolpe que vengo anunciando hacía que, hasta ahora, quien esto escribe fuera calificado como tremendista, los hechos de ayer y de hoy le otorgan a mi teoría un nuevo fundamento.
La falta de reacción social, que también certifico, permitirá que don Néstor siga golpeando a la República hasta terminar de destruirla.
Nos queda, a los argentinos, el recurso de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que deberá hacer todos los per saltum del caso para salvar a la República, pero cabe recordar a ésta qué hizo, durante los años en que fue Gobernador de Santa Cruz, Kirchner con la sentencia del máximo Tribunal que ordenó la reposición en su cargo del Procurador General Sosa. Aún hoy, cuando han pasado casi quince años, el actual Gobernador, Peralta, sigue inventando verdaderas chicanas para no acatarla.
Si me equivoco pronosticando el autogolpe, de todas maneras el tirano de Olivos dejará una tierra arrasada y minada a su sucesor, prolongando la agonía de una Patria ya exhausta.
Debo confesarles que, siendo enero y recién comenzando un año que, en lo económico, se anunciaba como mejor, me siento verdaderamente mal cantando estas verdades, pero me siento obligado a hacerlo.
Por el Dr. Enrique Guillermo Avogadro, Abogado, para El Ojo Digital Política.
E-mail: ega (arroba) avogadro.com.ar.
Por el Dr. Enrique Guillermo Avogadro, Abogado, para El Ojo Digital Política