Tierra arrasada: el matrimonio Kirchner y la globalización
Los Kirchner, con su absoluta abstracción de la realidad, tanto en lo nacional como lo internacional, parecen desconocer que el acceso a Internet y la masividad de los medios de comunicación impiden o acotan en gran modo, todo intento de falsear la verdad.
21 de Julio de 2010
Prueba de ello es lo expresado esta semana por el ex ministro de Economía Roberto Lavagna, quien advirtió que la presidenta Cristina Fernández "tiene una cierta desconexión de la realidad concreta en momentos de crisis". Por lo cual, ejemplificó que en estos días decía "para que Argentina salga del default".
Ignora la Sra. Cristina que la Argentina salió del default en 2005, restando remanentes como en todas las reestructuraciones del mundo, pero el país abandonó el default durante el gobierno de su marido, mientras el Doctor Lavagna era, precisamente, Ministro de Economía.
Peor aún resulta cuando dice que "es la primera mujer en ejercer el Poder Ejecutivo" o que "hemos alcanzado el record en producción triguera", cuando estamos frente a una campaña que llegará a ser la menor en superficie sembrada en más de un siglo. Según un estudio realizado oportunamente por el Instituto de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el ciclo 2006/2007 fue el último año de récord de producción a partir del cual decreció en forma contínua, hasta llegar a las casi 8 millones de toneladas de trigo.
En realidad, este es un juego diabólico de los K, planificado y en ejecución, para quedarse con todo o, tal vez, no dejar nada.
La presidenta resiste la ambigüedad de sus discursos, luego de años como senadora y, habiendo elaborado disertaciones para la ocasión, hoy es su momento de actuar y no solo de hablar o proponer. Es por eso que intenta desesperadamente disimular su impericia como funcionaria.
En una sesión extraordinaria del Senado en diciembre de 2001, Cristina Fernández defendió "las facultades de este Parlamento para autoprorrogar las sesiones ordinarias".
"Si uno de los poderes estuviera sometido únicamente a los designios del otro poder, en esta caso del Poder Ejecutivo, estaríamos afectando severamente el principio de división",
manifestaba en su oportunidad Fernández de Kirchner.
Las incoherencias y los avatares políticos hicieron que, en la actualidad, su gobierno eludiera sistemáticamente la tarea legislativa, a partir del dictado de los DNU, y aprovechando el receso parlamentario.
Posteriormente, durante el año 2002, cuando Eduardo Duhalde gobernaba, la Sra. Senadora firmaba un dictamen que expresaba textualmente: "El Congreso ha delegado en el Banco Central, al crearlo como organismo descentralizado con total independencia de toda subordinación al Poder Ejecutivo, facultades que le fueran otorgadas por la Constitución Nacional", y así mismo recordaban que, de acuerdo al artículo 3 de la entidad bancaria, "no podría estar sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo (porque) es el Poder Ejecutivo el poder del Estado facultado para negociar con los organismos internacionales de crédito y quien puede comprometer aún más la suerte de nuestras reservas".
Estas y otras resoluciones que adhirió y avaló nuestra hoy primera mandataria en un contexto diferente y con un cargo distinto, parecen expresiones vertidas para otro país.
En sus dos años de gobierno, Cristina enarbola tres derrotas: la del campo en 2008, el fracaso electoral en 2009 y, actualmente, la crisis desencadenada por el uso de las reservas.
Toda crisis debe ser resuelta por la capacidad de lograr acuerdos y este conflicto es un cabal ejemplo de ello. Pero lo probable es que los Kirchner dupliquen la apuesta, en un momento que exige moderación están respondiendo con exaltación. No existe la menor intención de solucionar el diferendo, pero sí de vencer en esta contienda.
La lógica en estos años siempre respondió al mismo esquema; los parámetros analizados en el tiempo así lo demuestran.
Es por esto que debemos estar atentos a su accionar, ya que lejos de apaciguar, su intención es la de imponerse o arrasar. No dejar nada es la terrible táctica de guerra que se conoce con el nombre de "tierra arrasada", recomendada por el general Sun Tzu en su obra: "El Arte de la Guerra".
Algunos historiadores refieren que fue Alejandro Magno el primero en utilizarla. Esta determinación también ha sido utilizada por ciertos nefastos personajes en su propio suelo y con su propia gente, como lo fue el caso del general ruso Zhukov, durante la Segunda Guerra Mundial. el mencionado sometió a la población civil a marcha de soldado, dejando solo ruinas ante el avance alemán. En la Alemania derrotada de 1945, en el búnker de Hitler algunos generales trataban de convencerlo para que abandone la ciudad para salvarse él y la capital con sus habitantes de la destrucción total. Aoldfo Hitler responde que, de enfrentar su caída, ordena que destruyan todo a lo largo y a lo ancho de Alemania, y que no deje sino "tierra arrasada" al enemigo.
Esta dramática encrucijada fue también implementada, sin sacrificar vidas humanas, en la Argentina. Lo hizo por vez primera el General Manuel Belgrano, quien se retira llevándose todo lo posible y quemando o inutilizando lo que uno no se podía llevar. Este capítulo de la historia se dio en llamar "el éxodo jujeño". Un acto heroico en defensa de nuestra Patria a partir del accionar de los españoles en 1812, quienes contaban con un ejército de 3.000 soldados, y nuestras fuerzas patrióticas derrotadas en la batalla de Huaqui, eran alrededor de 800, sin armas suficientes y afectados por el paludismo.
Estas acciones recogerán, en algún caso, justificación ante la historia. Pero, ¿puede entenderse si tiene su aplicación cuando tiene su origen en un gobernante "demócrata" que dice amar a su pueblos?
Solo en la porfiada obstinación de vencer y el despotismo - característicos de estos seres místicos- sobrevuela la idea de romper antes que acordar.
Por Francisco Montesano, Periodista, para El Ojo Digital Política.
http://blogs.clarin.com/conflictos-y-dilemas/posts
http://nuevoencuentro.com/franciscomontesano/
Por Francisco Montesano, Periodista, para El Ojo Digital