Fernando "Pino" Solanas: el juguete rabioso de Kirchner. La ilegalidad de la deuda externa y la búsqueda de complicidades del kirchnerismo
Por cierto que los votantes de Fernando Solanas se han visto sumamente decepcionados, tras haber optado por su figura en las pasadas elecciones legislativas de junio de 2009. "Pino" volvió a jugar para Néstor Kirchner: ahora, bajo el pretendido discurso de la "ilegalidad" de la deuda externa, aclaró que no está de acuerdo con la convocatoria del Congreso que la oposición busca para el verano.
21 de Julio de 2010
Fernando Solanas -Proyecto Sur- es uno de los protagonistas obligados de la tragicomedia de la política inservible de la República Argentina de años recientes. Fiel exponente de una locuacidad y una vehemencia que rara vez conducen a propuestas o soluciones, Solanas vio renovadas sus aspiraciones políticas al hacerse de una importante tajada de confianza en las pasadas elecciones legislativas, apoyándose mayormente en el electorado de izquierda y de centroizquierda de la Capital Federal.
Por cierto, muchos recordarán que su lanzamiento al estrellato de la arena política fue cuestión de una noche. Todo se reduce al famoso debate televisivo en donde -como era de esperarse- eludió el tratamiento de soluciones para la Ciudad, recordando la cuestión nunca aclarada de los recursos naturales y la Ley de Parques Nacionales. En medio del aletargamiento y la abulia que comenzaban a caracterizar al Jefe de Gobierno Mauricio Macri y PRO, más el rechazo que gatillaba la candidatura del kirchnerismo, "Pino" encontró su nicho de mercado, compuesto por jóvenes votantes que nada querían saber con el Balcarce 50 y que -al igual que cuando visitan algún centro comercial para elegir una camiseta de tal o cual color- buscaban una alternativa "a la moda". Como si se tratara de un vulgar producto de consumo, Pino cosechó suculentos dividendos gracias al "voto moda". Y esta percepción hasta podría imbuírlo de atributos típicos de los hombres de empresa que buscan nuevos mercados para promocionar sus productos. Todo aquello que el mencionado declama combatir.
Fernando Solanas apoyó la nefasta y dictatorial Ley de Medios de Kirchner, y ahora se ha subido al tren de la "deuda externa ilegal" para disentir con el espectro opositor a la hora de autoconvocar al Congreso de la Nación. La idea era debatir los Decretos de Necesidad y Urgencia con los que la Presidente Cristina Fernández está intentando llevarse por delante los últimos resabios de institucionalidad remanentes en la Argentina. Todo lo cual resulta convincente a los efectos de concluír que el diputado y ex cineasta de la vanguardia surrealista local termina haciéndole el juego a la Casa Rosada. O quizás su objetivo sea, habida cuenta de su apoyo a la Ley de Medios, obtener alguna ventaja futura para terminar sus días dedicándose a la cinematografía.
Pino no mostró equipos que lo asesoraran en materia de comunicación política ni estudios de mercado. Pero él sabía perfectamente que las encuestadoras de opinión -tan criticadas por él- anticipaban sobre el espectro no explotado de votantes de sectores de la izquierda dura y la centroizquierda que buscaban una nueva alternativa para romper el cascarón del aburrimiento, en los albores de aquel 28 de junio.
A la postre, Solanas resulta ser otro activo clandestino del kirchnerismo que, entre bambalinas, se ha asegurado el control del espectro de centroizquierda de la mano de la figura del mencionado y de la del moronense Martín Sabbatella. Explica una máxima de los teóricos de la propaganda que, quien pretende hacerse del poder, debe asegurarse de alimentar o controlar a ambos lados. Como quien se sienta a observar un hormiguero, pensando en cuándo lo pisoteará definitivamente. Por su parte, Sabbatella, al igual que Pino, se abstiene de criticar al oficialismo en público, pero comulga con sus ideales. El de Morón tampoco refiere soluciones ni acciones concretas de gobierno. A pesar de que le quedó mucho por explicar en su tarea como intendente -empezando por fondos públicos que malversó su administración-, ahora está empecinado en lanzarse como candidato a Jefe de Gobierno porteño. Es la última esperanza de los sectores politizados y radicalizados de los "Derechos Humanos" para cuando los Kirchner se hayan ido. Sus conversaciones con Hebe de Bonafini y laderos se cuentan por decenas.
Cuando los analistas políticos refieren que los opositores cuentan con dificultades para armarse en el parlamento, señalan puntualmente a Fernando Solanas y a su Proyecto Sur pues, a los efectos del conteo de representantes en la Cámara, se vuelve imprescindible convocarlo para convencerlo acerca de lo inconveniente que es jugar para el lado del gobierno.
Pero Fernando Solanas es más de lo mismo, especialmente cuando se considera su relación con el gremialismo extremista que conjuga la figura de los hermanos Basteiro, grandes beneficiados con los generosos dineros de Aerolíneas Argentinas, individuos que en más de una oportunidad se abocaron a interrumpir el tránsito hacia el aeropuerto de Ezeiza, solo para llamar la atención y para mostrarse frente a las cámaras.
Gracias a Solanas, Néstor Kirchner y Cristina Fernández pueden dormir tranquilos. Sin el voto de Proyecto Sur, los opositores "golpistas" que exhiben el imperdonable pecado de debatir lo hecho por la Presidente en el Congreso, no irán a ninguna parte.
Ahora bien, cuando la Presidente Cristina Fernández puntualizó que era "demasiado tarde" para cuestionar los orígenes del endeudamiento externo, no carecía de razón, aunque fallara en los modos. Si bien los argumentos que exhibe Pino Solanas al respecto son contundentes -como también lo es la investigación que llevó al juez Ballestero para corroborar esa ilegalidad-, no deja de ser igualmente verdadero que los mercados internacionales no verían con agrado la negativa a pagar intereses y deuda acumulada. Ello constituiría la última frontera en lo que a violación de reglas de juego se refiere. Por si ello fuera poco -que no lo es-, la primera operatoria del canje de deuda que en su oportunidad llevara adelante Néstor Kirchner como Presidente de la Nación, trajo como consecuencia una importante disminución del capital adeudado acumulado. Otra cuestión es si, habiéndose dormido en los laureles, el oficialismo volvió a gastarse lo ahorrado y mucho más. Pero lo cierto es que los organismos multilaterales de crédito y los acreedores individuales de la Argentina en todo el mundo y a nivel local ya han sido en extremo condescendientes con las autoridades nacionales. La política no puede -de la noche a la mañana- desconocer números que ha tomado por certeros desde 1983.
En definitiva, y tal como El Ojo Digital supo adelantarlo, la oposición no debería contar con los buenos oficios de Fernando "Pino" Solanas para consensuar acciones en el Congreso. Pino viene a ser ese agent provocateur bien encubierto, cuya misión parece ser la de entorpecer la discusión de los errores más recientes de Cristina Fernández, la mujer que "vive en la tele".
Solanas, después de todo, también se ha colgado de la indetenible locomotora de la propaganda oficialista, que acusa de golpismo cuasigenocida a diputados y senadores que -tal como se los exigió la ciudadanía- se aprestan a debatir las acciones del gobierno en el ámbito que corresponde.
Nunca se ha visto algo tan ridículo: que una Administración acuse a otro poder de intentar un golpe institucional. Para no mencionar que el oficialismo ha desaparramado idéntica acusación sobre el Poder Judicial. Tal vez en esa orgía de verborragia acusatoria, se observa en la Presidente un paralelo con lo acontecido en Honduras, donde Congreso y Corte Suprema le pusieron punto final -por vías legales, aunque pocos medios lo refirieron- a la candidatura de Ernesto "Mel" Zelaya, quien quería reformar la constitución local para asegurarse otro mandato. Si acaso Cristina Fernández y su consorte tuvieran la intención de condenar por golpistas al resto de los poderes de la Nación (o a la Corte Suprema, como parece indicar el próximo capítulo), pues aquellos no desean someterse a su voluntad, lo lógico es que la primera mandataria busque apoyo -al menos ideológico- en otros espacios.
Es allí donde entra en juego la figura del supuestamente irreverente Fernando "Pino" Solanas. Otro producto de consumo que los argentinos han comprado a un alto precio y que -no conformes con el juguete defectuoso- se empecinan en promocionarlo.
La buena noticia que permite vislumbrar un atisbo de esperanza es que Solanas ni siquiera figura en intención de voto de cara a las Presidenciales de 2011, frente a la multiplicidad de candidatos. Resulta ser que la opinión ciudadana -tal como sucede con la chaqueña Elisa Carrió- no ve en él habilidades ejecutivas.
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política.
E-mail: elojodigital.com (arroba) gmail.com.
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política