El iPad, la nueva treta comercial de Apple que persigue un único objetivo: ingresar dividendos. Los usuarios; bien, gracias... El comienzo de las "Tablet Wars"
Steve Jobs -gurú de Apple- montó un nuevo show para promocionar la nueva tablet PC de la compañía de la manzanita. Pero, a pesar del atractivo del producto, sobresalen más las contras que los pros a la hora de adquirirlo. Aspectos técnicos, comerciales y financieros en relación al iPad.
21 de Julio de 2010
No salió a la venta aún, pero ya fue presentada en sociedad la nueva tablet PC de Apple, bautizada iPad, tal como los insiders del mundo tecnológico supieron anticipar.
Es incontestable: el nuevo aparatito es bonito, "llama" a gastar unos billetes por él y viene con ese agregado -programado desde la empresa de la Manzanita con algún tinte holístico- que invita a ser el primero en comprarlo para provocar la mala envidia de los amigos.
El iPad vendrá en distintas versiones: con wi-fi solamente (una suerte de gigantesco iPod touch), con capacidad de almacenaje de 16GB, 32GB y 64GB. Luego se expenderá el modelo con wi-fi más servicio de telefonía y transferencia de datos en sistema 3G -lo que sería un enorme iPhone-, también con capacidades de 16, 32 y 64 gigabytes.
Las celebradas "ventajas" del equipo no son, a priori, nada para aplaudir. El principal beneficio para el usuario serán la novedad y las ganas de acariciar el nuevo gadget hasta que aburra y haya que volver a la mascota de la casa. Porque, en esencia, nada convierte al iPad en sobradamente superior al iPod touch ya mundialmente conocido.
Tal vez, si a lo que Ud. apunta es a leer el diario tirado cómodamente en un sofá y sin la necesidad de desplegar su pesada laptop, pueda serle interesante contar con el novedoso objeto de deseo. Pero este gusto podría significarle extremadamente oneroso: baste decir que los modelos más económicos (wi-fi y wi-fi más 3G) son los de 16 giga y, solo en Estados Unidos, se pondrán a la venta en US$500 y US$630 respectivamente.
Ni hablemos de comprar el aparatito en las tiendas Mac de la República Argentina, atendidas por empleados inescrupulosos de falsa sonrisa. Los dueños de estos comercios -en su ya clásico modus operandi de neopiratas- le endosarán a los precios yankees no menos de un 150% durante el primer año. Y sin mencionar un efecto colateral necesario, a saber, que lo obligarán a dejar una seña porque el producto escaseará por falta de stocks. Y lo más probable es que argumenten la falta con la vieja cantinela de siempre: "Hay que esperar una semana, porque lo retuvo la Aduana". Una práctica corriente y bien conocida en las sucursales locales, y que a la gente de Cupertino, California, ciertamente le importa un soberano bledo. "Los consumidores subdesarrollados de la marca quieren algo nuestro; entonces que le paguen a los aprovechadores que comercializan por allá y sobre los que no tenemos control", debe ser su crudo razonamiento. Suficiente es tener que tolerar a los lobbistas porteños y propietarios de esas tiendas, que chillan por la voluminosa carga impositiva. Reclamo que es cierto, pero que en ningún caso justifica vender lo que no hay, y recargarle casi el doble al precio original. Allí es donde su filosofía barata cae por su propio peso.
Aquí puede decirse que un pueblo tiene los políticos que se merece, pero la regla también aplica a los comerciantes. Pongamos por caso: si Ud. está dispuesto a pagar por el iPad más barato un precio de US$1,200, entonces de ello se deduce que Ud. pertenece a la minoritaria clase alta o "pudiente". Lo más lógico para el caso, sería que espere al siguiente viajecito a América del Norte -siempre que sea después de marzo, momento en que comenzará a venderse-, se lo compre allá y se lo traiga. Y a otra cosa. ¿Para qué regalarle a los piratas locales y a la Aduana Argentina?
Suficiente, pues, de política a nivel comercial. Volvamos al iPad y dediquémonos a ilustrar las principales desventajas.
Ante todo, corresponde preguntarse: ¿qué es un iPad? Más de uno respondería: "Es una tablet PC". Cierto y, a la vez, falso. No es una computadora de escritorio, ni tampoco es una notebook. Aunque se la intente categorizar como "PC".
El primer y más grosero defecto que tiene el chiche nuevo de Steve Jobs es la imposibilidad de trabajar en modo multitarea o multitasking. Entiéndase claramente: Ud. no podrá -bajo ningún concepto- alternar entre navegar en Safari y tipear un correo electrónico desde el email-client que viene built-in o de serie, sin cerrar alguno de los programas para volver al otro. Es "como los hombres": no podemos hacer más de una cosa a la vez, como tanto se nos echa en cara desde el implacable pero observador género femenino. Entonces, ¿para qué quiero un iPad? Si solo puedo hacer una cosa a la vez, lo más probable es que necesite escribir un nuevo correo electrónico, cosa que podría hacer perfectamente desde mi iPhone o mi iPod touch, convenientemente conectado a mi red inalámbrica hogareña.
Por otro lado -y muy importante-, Apple no es Microsoft. Bill Gates persigue lograr una colocación masiva de sus productos para luego exhibir los conocidos charts en donde demostrar que tiene una participación de mercado mayor en navegadores de Internet, planillas de cálculo, o la "mar en coche". Si bien es cierto que Steven Jobs tiene por meta la exclusividad de sus productos, su estrategia comercial reciente solo se contradice: la prueba está bien ilustrada, a partir del importante caudal de "ganado" que se queda a dormir en la puerta del comercio la noche anterior para asegurarse su equipito al día siguiente. Instantánea que se ya se ha visto incontables veces en Estados Unidos, Europa y alguna que otra nación "desarrollada" del Lejano Oriente.
Pero es allí donde el mesiánico Jobs pone la bala. Cada vez que Ud. adquiere un producto portátil de Apple, pagará una fortuna para acceder al producto, para luego continuar pagando por las aplicaciones. Los que hemos hackeado nuestro iPhone por la vía del jailbreak cuando menos nos preocupamos por no dejarle dinero de más a los insaciables de Cupertino. Lo malo es que representamos un porcentaje ínfimo del total de tenedores. En la Argentina, la mayor parte se resigna a pagar abonos onerosos a las compañías de telefonía celular móvil. Una tontería, dado que el proceso de jailbreak es hoy tan sencillo que hasta la Presidente Cristina Fernández podría hacerlo. Un dato de interés: la mayoría de los funcionarios del Gobierno Nacional -que tienen iPhone- pagan las aplicaciones... con el dinero del contribuyente. "Obvio de toda obviedad", como solía decir un entrañable profesor de física de mi colegio.
¡Me olvidaba! El iPad tampoco soporta tecnología Flash. Lo que significa que el usuario no podrá acceder, por más que intente, a sitios web desarrollados bajo esa plataforma. Nada de chequear su bandeja de entrada desde el sitio de Fibertel; agréguele a su abono un holgado plan de transferencia de datos, o bien deténgase cerca de un wi-fi point.
Ahora bien, mudémonos a la consideración de los aspectos puramente financieros. Porque algún escape hay que permitirle a los usuarios que insisten en hacerse de su unidad.
Si bien la recomendación que proviene "de los que saben" insiste en que el iPad no debería ser adquirido ni bien haya transcurrido un año o más (para esperar una baja de los precios y, de paso, aguardar por la compatibilidad con Flash y algún aspecto programable o update que permita multitasking), existe un aspecto para considerar, sin esperar demasiado. Enfoco mi discurso ahora a los "pudientes" que tienen la fortuna de poder hacer trading en el mercado secundario -tecnológico- de Wall Street, el NASDAQ: compre acciones de Apple hoy. El símbolo es AAPL, y la cotización actual de los papeles apenas supera los US$200 por unidad. Es una acción cara, pero lo será aún más para aquellos que no aprovechen el nuevo salto que pegarán los mercados de las Tablet durante el bienio 2010-2011. AAPL observa un target price inherente (y consensuado por los analistas más reputados) de entre casi US$250 y US$275 por acción de aquí a algo menos de dos años. Ello se debe a que se abrió el juego en las Tablet Wars y ya se sabe que Google lanzará su propio modelo en pocos meses. El mismo camino se encuentra persiguiendo el ambicioso y malcriado enfant térrible William Henry Gates III de Microsoft. Si no tiene Ud. AAPL en su portfolio, considérelo. Si ya la tiene, entonces también debería tener en la mira a GOOG y MSFT. Una pequeña contribución para los traders que nos visitan periódicamente en El Ojo Digital.
Fue difícil, pero intenté abarcar aquí una multiplicidad de consideraciones frente al nuevo fenómeno del iPad. Simplemente, tómese un minuto para hacerse eco de mi consejo, que me interesa reiterar: ni se le ocurra visitar un Mac Store de la Argentina para preguntar por el juguete rabioso de estas horas. Aunque Ud. no viaje, de seguro que conoce a alguien que lo hará próximamente. Incluso pagándole a la Aduana el tributo o el canon correspondiente, hará negocio.
Doy por terminado este artículo y me apresto a hacer los arreglos para retornarle a mi amigo de Seattle el iPad que se decidió a prestarme para testeo. Ni pienso preguntarle cómo lo consiguió...
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Sociedad - Internet y Tecnología.
E-mail: contacto (arroba) elojodigital.com.
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