Aprovechando para pensar
“Se gastan más de lo que tienen en coleccionar espías,listas negras y arsenales; resulta bochornoso verlos fanfarronear a ver quién es el que la tiene más grande”. (Joan Manuel Serrat)
01 de Agosto de 2010
Más allá de las panzadas que debe estar dándose don Néstor en Olivos, contemplando el circo en el que ha vuelto a transformarse el universo opositor, con los distanciamientos entre De Narváez y Macri –que ponen en riesgo la jugada de éste en la Legislatura porteña- o entre Carrió y el resto del mundo, que están haciendo volar por el aire a la Coalición Cívica, debemos reconocer que la política nacional se ha tomado un merecido descanso durante las dos últimas semanas, en coincidencia con las vacaciones de invierno.
Ha contribuido a esa calma chicha la desaparición de las bambalinas mediáticas de algunas causas resonantes –como la de los jóvenes Noble Herrera, por ejemplo (¿será cierto que se ha firmado un armisticio entre Clarín y los K?)- y la pelea de Moyano por acceder al podio del PJ bonaerense tampoco ha conseguido mover el amperímetro de la gente.
Y los temas principales en la preocupación de la ciudadanía también han perdido algún brillo: la corrupción, por abrumadora y reiterada; la inflación, por su ninguneo como complicación; y la inseguridad, por su incorporación a la realidad cotidiana. Sólo el terrible caso de la embarazada baleada ha hecho temblar, en estos días, las pantallas informativas.
Para ratificar la chatura, ni siquiera el ¿error? de Manzur en el manual del aborto, preludio de la próxima batalla de los “progres”, ha encendido las alarmas que debiera. Tampoco ha sido demasiado registrada la maniobra del Ejecutivo de aumentar, con anuncios predatados, las jubilaciones, y así tratar de desinflar el ataque sobre el 82% móvil.
El “matrimonio” gay, que tanta tinta e imagen consumiera, se ha mostrado como lo que en verdad era, esto es, una cortina de humo para ocultar negocios turbios con trenes chinos. Es cierto, sin embargo, que ese affaire tuvo una frutilla: permitió a don Néstor reincorporar (alquilar) a otro verdadero Don, un verdadero ícono de la “patria contratista”, capaz de entregar a su hijo por unas monedas (cierto que muchas, pese a la necesidad de compartirlas) para su sacrificio en el altar de los K.
Esta calma, y la compulsión de escribir, me permiten este frío sábado reflexionar sobre un tema que, pese ser notablemente trascendente para el futuro de nuestro país, resulta siempre postergado por las urgencias de un escenario local que no para de modificarse y de asombrarnos.
Me refiero al universo sudamericano, que está sufriendo importantes modificaciones, todas ellas decisivas para nuestro futuro, sobre todo económico.
El hecho regional que más afectará a nuestro país se producirá en octubre, cuando los doscientos millones de brasileños sean llamados a votar para elegir a su próximo Presidente, gobernadores, senadores, diputados, etc..
En el horizonte de esa contienda electoral sólo se perfilan dos candidatos, hoy en un virtual empate técnico. Son ellos Dilma Rousseff y José Serra, ambos carentes por completo de carisma. Nada parece modificar un escenario de ballotage entre ambos, y en él tendrá esencial importancia el 10% del electorado, que votará, en el primer turno, a Marina Silva, la candidata “verde”, y que se inclinará por la candidata del PT.
Dilma es la actual Ministro-Jefe de la Casa Civil, después de haber sido, sucesivamente, Secretaria de Energía de Rio Grande do Sul y Ministro de Minas y Energía del actual gobierno. Tiene un pasado de guerrillera;, como tal, fue presa dos o tres veces y, según se dice, torturada; su carácter guarda un enorme parecido a nuestra Diana Conti. De ganar las elecciones, probablemente se acercará más a Chávez y a posiciones de “socialismo siglo XXI”.
Por su parte, Serra fue Ministro de Salud de Fernando Henrique Cardoso, cargo en el que hizo tan buen papel como el que, hasta hace poco, ratificó como Gobernador de São Paulo; es un eficaz y correcto administrador, y lo ha demostrado. Pero, de ganar, tendrá hacia Argentina y el resto de los países del MERCOSUR una política mucho más dura; considera que ese tratado ha sido un fracaso y que ha perjudicado a Brasil, que hoy debe sostener a sus socios con dinero que, a su criterio, debe destinarse a desarrollar la región Nordeste del país, la más atrasada.
Es decir que, en ambos casos y por diferentes razones, el próximo Presidente de Brasil no será, para el nuestro, lo mismo que fue Lula para Kirchner, un padre tolerante con un hijo descarriado. Y, si pensamos cuánto depende la economía argentina de las importaciones brasileñas, deberíamos comenzar a poner las barbas en remojo.
El otro hecho importante serán las elecciones legislativas de septiembre en Venezuela, donde la torpeza y la corrupción de Chávez sufrirán un grave golpe de manos de una oposición desmembrada, personalista y heredera de algunos de los muchos también malos gobiernos anteriores (¿Les suena esa historia?). El oficialismo no perderá, casi con seguridad, su mayoría en la Asamblea Nacional, pero la resistencia al papagayo caribeño podrá comenzar a hacerse oír y, tal vez, a organizarse.
Finalmente, cabe una breve reflexión ante la recientemente descubierta vocación de don Néstor por ejercer roles internacionales, después de haber cometido, en ese aspecto, todos los desaguisados posibles durante su mandato presidencial.
Es posible que, para ejercer tanta presión para la obtención del cargo de Secretario General de la UNASUR, lo haya movido la envidia respecto a un Duhalde, a quien su rol en la cúpula del MERCOSUR le permitió –me consta- aprender mucho sobre cómo funciona el mundo en realidad y establecer lazos de verdadera amistad con todos los líderes españoles e íbero-americanos.
Ahora, don Néstor pretende ganar protagonismo mundial con su oferta como mediador (como Secretario General de UNASUR) entre una nación que ha sufrido enormemente y que ha conseguido superarse y triunfar en el concierto mundial y otra que, pese a sus enormes reservas de petróleo y gas, sólo ha conseguido retroceder en el tiempo, tratando de asemejarse a una Cuba que ya es, únicamente, una triste remembranza de un pasado horroroso.
Pero esto, en verdad, es una verdadera minucia frente a lo trágico de la situación actual, en la que un socio –en la política y en el delito- de Chávez, una de las partes en litigio, pretende mediar con la otra –Uribe, su declarado enemigo- en un grave conflicto.
La guerra formal no parece ser probable, porque Chávez “no come vidrio” y sabe que, si se le ocurriera hacer “la gran Galtieri”, sería derrotado por una Colombia mejor equipada y entrenada, con gran apoyo tecnológico de Estados Unidos. Por ello, el energúmeno sólo podrá continuar con sus gritos y movilizar tropas a la frontera para intentar contener la crisis económica interna que, con seguridad, le pasará una dura factura en las elecciones legislativas del próximo septiembre. Y esperar que Santos, que asumirá como Presidente de Colombia el 7 de agosto, tenga una actitud más flexible y tolerante que su antecesor frente a sus disparates.
Hasta aquí, entonces, esta breve aproximación al escenario regional inmediato en el que deberá desenvolverse la Argentina en el segundo semestre.
A partir de ahora, comienza un caliente agosto que, seguramente, traerá mucha tela para cortar, tanto en el Congreso cuanto en el PJ de la Provincia de Buenos Aires, con la sorda lucha entre don Hugo y don Néstor, este par de verdaderos artífices de nuestra triste realidad.
Por el Dr. Enrique Guillermo Avogadro -Abogado-, para El Ojo Digital Política.
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