INTERNACIONALES: POR CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL, PARA EL OJO DIGITAL

Ecuador: Rafael Correa pierde la compostura y, por poco, la vida. ¿Se trató de una puesta en escena orquestada por el presidente?

No se puede estar de acuerdo con los hechos ocurridos el día 30 de septiembre pasado en Ecuador. Imposible ser indiferente con la sublevación del aparato policial. Mucho menos, con los motivos que desencadenaron estos sucesos tan lamentables. Sin embargo, lo sucedido se encuentra emparentado con el amplio rechazo que comienza a hacer mella en la estructura política del presidente ecuatoriano.

02 de Octubre de 2010
Cada vez que se pierde el orden institucional y se deja de lado la razón, se ponen en peligro vidas humanas. Como resultado de esta situación, sobrevienen el caos social: aeropuertos y carreteras cerradas, un presidente vejado, agredido y totalmente desencajado. Muertos, heridos, incertidumbre. Según nos informan algunos periódicos ecuatorianos, la protesta se inició a partir del rechazo a la Ley de Servicio Público que elimina ciertos beneficios a policías y militares. Se exigía derogar la Ley de Personal de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. Este pedido partía de un grupo de policías que cargaba pancartas, donde -por ejemplo- podía leerse: "En las Fuerza Armadas, la Patria no es de todos, sólo de los oficiales" o "Nuestros derechos fueron adquiridos con sangre, y no permitiremos más atropellos a la dignidad militar". Pero los acontecimientos de Ecuador del día 30 de septiembre pasado son solo un aviso al presidente Rafael Correa frente a un hecho innegable: existen importantes porciones del Ecuador que se muestran en abierto desacuerdo con su gobierno y la forma autoritaria y prepotente de gobernar que le caracteriza. Se equivocó el presidente Correa al presentarse ante el grupo que estaba llevando a cabo la protesta: por poco, pierde la vida. Equivocó el camino, al igual que su jefe político de Venezuela, al pensar que la totalidad del pueblo lo apoya en su proyecto de "Socialismo del siglo XXI". Su deber es, en todo caso, para con todos sus coterráneos. Y no debería concentrar el esfuerzo en sectores específicos. Tropezó también el mandatario ecuatoriano al intentar emular a Hugo Chávez Frías con su personalidad confrontadora: los jefes de estado no actúan de este modo. Rafael Correa perdió su compostura al retar a los sublevados para que lo mataran, cuando estos no lo dejaban salir del hospital donde debió ser internado para revisión. Peor aún, perdió toda objetividad cuando refirió que "no habrá perdón para los insubordinados". Ciertamente, tampoco parecen razonables las afirmaciones del presidente de la nación andina cuando dice que "Es un intento de golpe de Estado de la oposición y son ciertos grupos enquistados en Fuerzas Armadas y Policía; básicamente, grupos de Sociedad Patriótica (el partido de Gutiérrez)'. Si ello fuera cierto, los militares ecuatorianos hubieran intervenido para sumarse a los policías sublevados. Quedan preguntas pendientes, que sobrevuelan el escenario. Y la mayoría de ellas apuntan a la sospecha respecto de si acaso los eventos producidos no tienen por objetivo influír en las próximas elecciones presidenciales en el Ecuador. Perfectamente, la telenovela pudo tratarse de una suerte de puesta en escena de parte de la Administración Correa para mejorar sus posibilidades. ¿Golpe de estado o simple rebelión? Es el primer cuestionamiento que tendrá ocupados a los ecuatorianos desde finalizado el violento capítulo del 30 de septiembre. Por Carlos Vilchez Navamuel, para El Ojo Digital Internacionales. Blog: http://carlosvilcheznavamuel.blogspot.com/
Por Carlos Vilchez Navamuel, para El Ojo Digital Internacionales