El peronismo, las elecciones anticipadas en España y la Argentina, y el cortesano
El anterior artículo que ha tenido a bien publicarme El Ojo Digital sobre la posibilidad de elecciones anticipadas en España y Argentina me ha ocasionado la pérdida de uno de mis clientes, proveedor del Estado argentino.
17 de Noviembre de 2010
Se ve que a algún cortesano le ha disgustado aquel artículo de opinión; lo ha llevado a sus superiores, que a su vez lo han elevado (siempre cortesanalmente y sin pedirme explicación alguna ni leer mi libro El peronismo y sus máscaras, Ed. Fabro) y, conclusión: mi cliente me ha solicitado –compungido- que deje de asesorarlo como abogado ya que “desde arriba” se “han enojado con Usted por lo que escribió en ElOjoDigital.com”, me dijo. No quiero pasar de aquí con esta cuestión privada ni molestar más a mi ex cliente. Asunto terminado. Estoy acostumbrado. Desde que la Dictadura Militar en 1976 me privó de mi designación de Juez -sin fundamentación alguna- sólo por aquello de “algo habrán hecho”. La nota en cuestión se encuentra en el enlace http://www.elojodigital.com/contenido/9424-posibilidad-de-elecciones-anticipadas-en-espana-y-en-la-argentina-la-legitimacion-de- .
Voy a otra cosa. Le escribo para aclarar –por si hiciera falta- que el eje del artículo en cuestión no pasaba por las acusaciones judiciales de corrupción contra funcionarios del actual gobierno, causas en trámite y por ende públicas, o por las causas por delitos de lesa humanidad –también en trámite y de público conocimiento- contra ex cultores de la lucha armada que integran el actual gobierno. Ni siquiera pasaba por criticar la inicua intención del kichnerismo de hacerse con el poder absoluto (al fin y al cabo el alfonsinismo con el tercer movimiento histórico y el menemismo con la re-reelección quisieron hacer lo mismo: perpetuarse en el poder).
El eje de mi escrito sobre las elecciones anticipadas –es probable que no lo haya explicado bien- apuntaba a otra cosa: digo, y me afirmo cada día más en mi convicción, que en el futuro se irá hacia formas democráticas directas, hacia el referéndum, el plebiscito, la consulta e iniciativa popular (previstos en la Constitución Nacional en sus artículo 36 y subsiguientes) y que en un futuro no muy lejano veremos que el pueblo -la sociedad- reasume su poder delegado, exigiendo ser consultado en toda aquella decisión que le afecte. Esta es la conclusión de los mejores estudiosos de la Ciencia Política desde Sártori hasta César Cancino, (La Muerte de la Política, Ed. Sudamericana). Y fue también la conducta de líderes de la talla de Perón o De Gaulle. El creador de la Francia moderna convocó a un plebiscito en abril de 1969 y, luego de perder por muy poco margen, se fue a su casa. Da mucho dolor y bronca, comparar el respeto a su pueblo que tenían estos grandes líderes (amados por su pueblo) con los pequeños ambiciosos que quieren sostenerse en el poder con artilugios y manganetas.
Cuando escasee legitimidad de origen/ejercicio -como son los casos de los gobiernos de España y la Argentina-, o se trate de temas que hacen a toda la comunidad, el ciudadano exigirá ser oído. Pongamos como ejemplo el caso de la memoria colectiva; no es cierto que tengamos que optar entre la versión del siniestro Saint Jean ([...] “Primero mataremos a los guerrilleros, luego a sus cómplices y por último a los tibios”). O con la versión del otro impresentable de Firmenich que decía que buscaba al “Hombre Nuevo”, matando policías de la provincia de Buenos Aires. ¿No existirá otra posibilidad de superar nuestro cruel pasado más que la venganza o el intento maniqueo de manipular la memoria colectiva? Sí la hay. La justicia con verdad (Nüremberg, Nunca Más, etc.) el olvido, la reconciliación o la amnesia (conf. Memoria y olvido de la Guerra Civil española, P. Aguilar Fernández) fueron utilizados por otros pueblos para superar hechos traumáticos como una guerra mundial o una guerra civil. Pero eso lo decide el pueblo en su conjunto.
La reforma de la Constitución, el sistema parlamentario o presidencial, la ley de Partidos políticos, la lucha contra la pobreza mediante el Ingreso Básico de Ciudadanía, entre otros, deberán en lo futuro ser puestos a consideración de la voluntad ciudadana. Gobierne quien gobierne. O no habrá legitimidad de ejercicio.
Espero que el cortesano que fue elevando mi “ofensa” hacia arriba, haga ahora el camino inverso y no asuste más a mi importante (y casi único) ex cliente proveedor del Estado. No hago anti ni pro-kichnerismo. El kichnerismo es sólo la frutilla de un postre que viene mal cocinado desde 1974. Más precisamente desde el 1 de julio de 1974. Con la muerte de Juan Domingo Perón. Los peronistas no hemos sabido (en especial a partir de 1983 con el retorno de la democracia) reemplazar la conducción personal del gran líder por una organización horizontal, estable y seria (el único intento serio fue la Renovación -1983/87- fallida). Somos una organización política difusa y lábil. Quisimos ser movimientistas (¡sin Perón!) y hoy no somos ni Partido ni Movimiento. Y con miles de adherentes peronistas desanimados y desorientados. Como nunca en la historia del peronismo. Ni siquiera en las épocas de mayor persecución.
De ahí que aparezcan cortesanos, influyentes, avivados y mercenarios sin compromiso con nada ni con nadie, a los que no les tiembla el pulso para hacerse con lo que pertenece a la comunidad. Y lo peor: en nombre del peronismo. De un movimiento que además de Perón y Eva Perón diera hombres brillantes, sacrificados y honestísimos como Carrillo, Figuerola, Borlenghi, Mercante, Scalabrini Ortiz, Cooke o Fermín Chávez.
Por el Dr. Norberto Zingoni -Abogado-, para El Ojo Digital Política.
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Por Norberto Zingoni, para El Ojo Digital Sociedad