Dinamitando efectos sorpresa: Jorge Capitanich y Daniel Scioli. Las novedades políticas, al día
El reporte obligado de los capítulos recientes de la medulosa telenovela política argentina.
20 de Noviembre de 2010
Repasar los eventos salientes de la política local resulta ser siempre, para cualquier periodista o comunicador, una tarea francamente tediosa. Guante que solo pueden recoger aquellos con abundante tiempo y una inevitable tendencia a involucrarse en rollos que parecen no tener pies, cabeza ni sentido. Valga aclarar: el esfuerzo podría perfectamente representar un evidente desperdicio de energía, habida cuenta de que las porciones más importantes de la opinión pública prefieren interiorizarse en los detalles que hacen al vigésimocuarto embarazo de una tal Juanita Viale o Maru Botana, la vida personal de personajes tan insípidos como Marcelo Tinelli, Susana Giménez, Ricardo Fort y Aníbal Pachano. Es probable que la explicación para esto no pueda fundamentarse necesariamente desde el bajísimo nivel cultural que caracteriza al ciudadano común. Tal vez, el argentino promedio no sea tan zonzo y prefiere evadirse con las noticias provenientes del zoológico farandulero, antes que prestar atención al político que -quién podría dudarlo- es fiel representante de la abulia y del "más de lo mismo".
La creciente jauría de aspirantes a ocupar puestos electivos de 2011 debería atender, en adelante, a esa inocultable realidad que refleja que "la gente" no tiene mayor interés en lo que ellos tienen para decir. No en vano, los programas de tevé de Jorge Rial, Beto Casella y la falsa pelirroja Viviana Canosa han despegado hasta cobrar un vértigo insoportable.
Sin embargo, los protagonistas de la arena dirigencial piden pista. La frontera entre políticos y actores se disuelve. Algo parecido sucede con la cada vez más tenue línea divisoria entre candidatos y productos de consumo. Como fuere, este debate pertenece al ámbito de los sociólogos y los psicólogos sociales. No observa gran sentido aventurarse en ese terruño.
En este tren de conversación, corresponde otorgarle "la derecha" al estudioso Jorge Asís, quien sabe aprovechar su Twitter para obsequiar fulgurantes perlillas de ocasión. Desde hace un tiempo, el autor devenido en analista viene refiriéndose a lo que él denomina la "muerte irresponsable" de Néstor Carlos Kirchner. Se exige un momentáneo silencio de radio sobre esa expresión para nada inocente pero, más recientemente, se subió al tema del cachetazo propinado por Graciela Camaño a Carlos Kunkel para recordar a sus lectores que la Argentina está lejos de ser un país monótono. Cuánta razón.
Invita a la carcajada el kirchnerismo que, con Agustín Rossi a la cabeza, se dedica hoy full-time a la nueva construcción victimizante de la figura de Kunkel, agent provocateur por excelencia del poder K. Pero lo que definitivamente termina por enterrar cualquier asomo de risotada es el repaso obligado del pasado de don Carlos, de conocida participación en la denominada "Operación Primicia" (la toma de un cuartel en Formosa por parte de elementos de Montoneros). El hoy diputado fue siempre hombre de armas llevar y ahora, en el ocaso de su carrera, resulta sorprendido por el suave golpe de una mujer. Brava, pero mujer al fin. Por eso es que Camaño invita al aplauso generalizado. Al propio Kunkel y a Oscar "Larry" Parrilli -devotos estudiosos de los mecanismos de propaganda de la Alemania Nazi y la Rusia bolchevique- habría que recordarles que las estrategias de victimización solo tienen chance de éxito cuando existe cierto margen de aprobación social para la Administración que el ejecutor dice representar. Precisamente, ese apoyo ciudadano del que hoy el oficialismo ostensiblemente carece. Peor aún: la victimización, por repetitiva, cosecha el efecto contrario. Esto es lo que sucede cuando el operador termina por encerrarse en los libros y la teoría, aislándose de lo que verdaderamente sucede en la calle. En el "aquí y ahora".
El error de Graciela Camaño no fue haberle seguido el juego con su cachetazo a un kirchnerismo necesitado de recursos dignos de explotar. Su equivocación primordial reside en no haberse apropiado de un micrófono para preguntarse a viva voz sobre las razones por las cuales Kunkel sobrevivió a la represión militar en los lóbregos años setenta. Moméntum ciertamente espinoso y entreverado de la historia en cuyos intríngulis sólo se atreven unos cuantos uniformados retirados, que recuerdan que el agredido diputado K se encuentra hoy "vivito y coleando" por haber negociado con el poder castrense del momento, delatando a sus camaradas de armas. Un "pecadillo" atribuíble a muchos que, entrados en años, hoy no dejan de mostrarse orgullosos de su pasado revolucionario. Como si quisieran expiar su culpa exagerando el propio mito. Quien esto escribe, reconoce su alto grado de ingenuidad: ¿por qué el empresariado y la política se resisten a ventilar lo que realmente sucedió en aquellos años de plomo, exponiendo -de paso- a sus victimarios mediáticos de hoy? Me zambullo en la escritura en primera persona, para compartir una confesión: comprendo a la política, pero no la entiendo. Quizás, en el corazón de esta sentencia, pueda hallarse el motivo por el cual la dirigencia se encuentra hoy tan alejada de los ciudadanos de a pie.
Pero continuemos, pues, con los sucedáneos del cuestionado mundillo.
Elisa Carrió pareció poner nuevamente su motor en marcha, sobrecalentada la discusión parlamentaria por el Presupuesto 2011. Pero no alcanzó a "meter segunda": su táctica denunciante se le volvió en contra, en virtud de que se resistió a brindar la identidad de los protagonistas del hecho. La chaqueña no termina de anoticiarse de que su imagen ha sido demolida por un kirchnerismo inteligente, que la tilda de "denunciadora serial". Por si ello fuera poco para Lilita, la sociedad congenia con la demolición que la Casa Rosada ha montado en perjuicio de su figura: esa sociedad ya no le cree. Bastó que la desconocida pero atractiva Cynthia Hotton, proveniente del "arco evangélico", la superara. Porque Hotton sí reveló a la dignataria del cuestionable ofrecimiento que le hicieron. Y se trató de la legisladora Patricia Fadel, una pobre mujer cuyo pecado es no entender absolutamente nada, muy a pesar de encontrarse en el ruedo. Fadel sufre de amateurismo agudo porque no asimiló la regla de oro de la política: siempre es necesario un chivo expiatorio. En este caso, terminará siendo ella. Porque el kirchnerismo de Kirchner y ahora el de Cristina sólo se mueven en un sentido, que coincide con entregar hasta al soldado más fiel si ello sirve para evitar la hoguera. Realidad que hemos advertido hasta el cansancio desde las páginas de El Ojo Digital. En el episodio del ofrecimiento a diputados opositores, entró en vigor el manual de siempre: un ministro jamás llama directamente al celular del congresista a quien pretende cooptar; el funcionario siempre escogerá un/a idiota útil para que haga el trabajo sucio.
El camionero Hugo Moyano también parece estar perdiendo la lucidez que tenía en otros años. Parece no percibir que el juez Norberto Oyharbide lo ha elegido para cerrar su carrera en la Justicia con broche de platino. Un magistrado a punto de retirarse -dicen- es casi tan peligroso como una mujer despechada. El cuestionado gremialista -con su acto en River Plate- creyó haber enviado un mensaje intimidatorio a sus desconfiados jefes y a una oposición que vive recordándole su responsabilidad en el affaire de la mafia de los medicamentos. Pero lo que no se dijo es que, a los afiliados que lo acompañaron en la cancha, le agregó un total aproximado de 30 mil ciudadanos de naciones limítrofes que ni siquiera portaban Documento Nacional de Identidad. Aún cuando se diga que la Presidente Cristina Fernández no entregará a Moyano todavía y que prefiere mantenerlo a raya con la amenaza de la cárcel, lo correcto es afirmar que Oyharbide ya no se encuentra bajo la égida del oficialismo. Desaparecido Kirchner, el juez irá por don Hugo y por sus socios en el desastre de los medicamentos. Habrá que ver qué sucede con el judicial Julio Piumato, rebautizado por el colega Christian Sanz como "El Hombre de Amianto".
La muerte de Néstor Carlos Kirchner -se impone nuevamente el impacto de esa noticia en el espectro político- cayó como una verdadera bomba atómica en los búnkers de la Unión Cívica Radical. El espacio yrigoyenista se ha visto contaminado por la ceniza radiactiva de la desaparición del mandamás, por cuanto, por estas horas, se amplificaron las diferencias de opinión en lo que respecta a cómo oponerse de manera creíble al oficialismo. Existen allí polos dialoguistas y polos confrontativos para con Cristina Fernández de Kirchner. En este sentido, se comprende la voluntad que algunos correligionarios exhiben para otorgar quórum en el Congreso de la Nación y que el gobierno federal pueda aprobar el vapuleado Presupuesto 2011. El problema que deberán enfrentar los radicales dialoguistas es que semejante maniobra solo podrá ser vista por la opinión pública como de indisimulada complicidad con Balcarce 50. Las esquirlas de esa iniciativa podrían terminar horadando incluso a aquellos que pugnan para que la UCR se afirme en la vereda de enfrente. Otra implicancia directa del evento es que Ricardo Alfonsín comienza a enterarse de que su ingeniería presidencial pierde su razón de ser. Tampoco le aportan las fotografías en las que oportunamente se lo vio retratado junto a la Presidente y funcionarios del entorno kirchnerista. Con gran probabilidad, Alfonsín Jr. se irá acercando a una candidatura para la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires, distrito en donde quienes miden mejor son, por lejos, Francisco De Narváez -con todos sus desperfectos- y Sergio Massa. ¿Iría el hijo del ex presidente en acuerdo con el peronismo federal? Vale la pena considerarlo. ¿Sería descabellado pensar, por ejemplo, en un tándem Alfonsín-Massa? Gana puntos, mientras tanto, la figura de Ernesto Sanz, quien comienza a medirse con el Vice Julio Cobos en el espejo de la interna partidaria. Los radicales se muestran más orgánicos que los peronistas federales, saben ocultar más prolijamente las diferencias internas que aquellos y explotan el escaso interés que generan en la opinión ciudadana para mover sus fichas entre las sombras. Las desventajas de la baja popularidad, que le dicen.
El análisis presentado en el párrafo anterior no es casual, en virtud de que presta el servicio de echar por tierra la seguridad de los analistas que creían que el deceso del cónyuge de Cristina Fernández provocaría mayor daño en la estructura del PJ Federal o "disidente". En este ámbito, los episodios extraños se suceden con una cadencia que invita a no conjeturar prematuramente. A los efectos de hacer el follow-up del peronismo opositor, se recomienda no prestar gran atención a las palabras cruzadas entre el duhaldismo y Carlos Reutemann. Ellas podrían representar una charada para ocultar algún tipo de estrategia. Antes que peleas de alcoba, lo que subsiste son consideraciones diferentes en cuanto a los modos de confrontar con el oficialismo. En tal sentido, podría ser equivocado anticipar que el justicialismo oficialista absorbería al espectro disidente. Pudiera ser que los opositores pretenden introducirse en la estructura del PJ kirchnerista para dinamitarlo desde su interior. El método pudiera ser más efectivo al transcurrir otro par de meses: el elemento kirchnerista -al agudizarse la situación político-social y verse comprometidas judicialmente las figuras más encumbradas del gobierno- perfectamente podría ser tentado de abandonar el barco con la debida anticipación. Y tal faena sería más conducente si se ejecuta desde dentro del aparato. En cualesquiera de los casos, el elemento disruptor de las ambiciones electoralistas de los federales está representado por una encarnizada batalla no ya entre candidatos sino entre los entornos que vienen con ellos. Los tres players más importantes del espacio los tienen, y de sobra. Hasta un operador político amateur sabe que la mejor manera para derribar a un aspirante rival es infiltrar su entorno para rematar la tarea, cercándolo. En la última etapa, el trabajo se completa por sí solo: el número uno finaliza asfixiado por un manto de autodestructiva paranoia y comienza a desconfiar hasta de los más cercanos, quedando irremediablemente paralizado en su accionar. Sobreviene, entonces, el derrumbe y -como en el ajedrez- se impone poner al rey en posición horizontal. Para ingeniar este tipo de acción se requiere de una paciencia extrema y de no poca habilidad comunicacional para distraer permanentemente no solo a los ajenos sino también a los propios; la manipulación del periodismo juega incluso una parte fundamental, para acercarlo a los intereses de la propia estrategia. La conclusión más evidente: esta suerte de conflicto escalable entre los entornos de los candidatos del PJ Federal podría significarle perfectamente la derrota en las elecciones generales de octubre de 2011 -si acaso termina siendo esa la fecha-. El kirchnerismo sin Kirchner podría explotarlo cabalmente, aunque la factibilidad de que ello ocurra ha disminuído desde la desaparición física del todopoderoso Jefe. De momento, y citando nombres y apellidos, se conoce que Alberto Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde han cerrado acuerdo para dirimir quién será el #1 del espacio para candidatearse al Ejecutivo, una vez se conozcan los resultados encargados a encuestadoras del extranjero. Las estadísticas se ventilarán en marzo, no antes.
Procederemos, en el cierre de este artículo, a revelar las estrategias que dos referentes aparentemente se esfuerzan por ocultar. Comenzando por el chaqueño Jorge Milton Capitanich Popovich -alias "Coqui"-, quien se encuentra en la gatera presidencial, para sorpresa de muchos. El gobernador de una de las provincias más artificialmente devastadas de la Argentina se ha enterado de antemano de que la Presidente Cristina Fernández de Kirchner no observa mayor interés en pelear por seguir ocupando el sillón de Rivadavia luego de 2011. Capitanich ni siquiera precisa de confirmación oficial, por cuanto ya conversa sobre este espinoso tema con el atrevido salteño Juan Manuel Urtubey (quien le motorizará apoyo regional) y confiesa su ambición ante íntimos. Los críticos de su gestión no se sorprenden, pues el Gobernador del Chaco se ha caracterizado siempre por querer volar alto. El socio noresteño del "Don" Aldo Ducler (Mercado Abierto) ya había dado inicio a las operaciones con Néstor Kirchner en vida, pero su muerte acelera las pretensiones. En el terreno provincial, su iniciativa para acercarse a la Casa Rosada ya está en marcha, en la forma de abundantes subsidios, anuncios y nuevas obras -promesas que muchos dudan algún día se concreten-. El ex diputado Adam Pedrini supo ilustrar oportunamente a muchos lectores, ávidos de información relativa a este nuevo candidato en la palestra: http://juancastarcreaciones.blogspot.com/2009/09/quien-es-jorge-milton-capitanich.html
Por su parte, el que comienza a caer en cuenta de que tanto Balcarce 50 como su reelección en la provincia de Buenos Aires se perfilan como objetivos cada vez más lejanos es el ex motonauta Daniel Scioli. Por si ello fuera poco, los cinco minutos de fama de su artificialmente construída popularidad se han evaporado raudamente. Pues, ¿qué camino queda? Ir por la Jefatura de Gobierno en la Capital Federal. Las denuncias por violencia doméstica que Karina Rabollini -la señora del gobernador bonaerense- le interpusiera en cierta comisaría de la Ciudad Autónoma no lo detendrán: Scioli está convencido de que los porteños pueden volver a representar el rol de incautos que podrían tragarse el cuento de su muletilla "Trabajar, trabajar, trabajar". A sabiendas de que Daniel comienza a bajarse del sueño de la candidatura presidencial, el chaqueño Capitanich aumenta las RPM de su propio proyecto. En política, como ha sido siempre, la pérdida de un hombre es la ganancia de otro.
El remate del presente material puntualiza algunas novedades a las que accedió El Ojo Digital y que rezan sobre la Presidente de la Nación, Cristina Elisabet Fernández Wilhelm. Al parecer, los ruegos de su hija Florencia -alias "Florkey"- han encontrado eco en nuestra primera mandataria: conviene abandonar el proyecto reeleccionista para radicarse en el exterior y, de esta manera, ganar en tranquilidad. Si bien Floppy pone sobre la mesa la carta neoyorquina, por momentos la debilidad de Cristina por el Viejo Continente puede más. La viuda encuentra motivación mirando fotografías de la localidad italiana de Villa d' Este. Un sitio que se le presenta idóneo no solo para el relax, sino también para la futura confección de sus memorias. La Señora ambiciona retirarse de la política argentina para tomarse un tiempo de reflexión fronteras afuera, deambular por el globo en rol de conferencista y -por qué no- retornar un par de años más tarde al país para seguir dando cátedra sobre cómo hacer [bien] las cosas. Se impone la pregunta: ¿le será permitido abandonar la Argentina al término de su mandato, como que aquí "no ha pasado nada"? De todos modos, es dable compartir que a la Señora le acercaron el número que más le interesa: a estas horas, no le alcanza con lo que tiene para ganar en primera vuelta. Lo tiene bien claro.
El detalle final de color tiene que ver con la más reciente ocurrencia de la Presidente. Hace pocos días, contactó a un puñado de veteranos del arte de lo posible para que le dieran un curso acelerado de liderazgo político a Máximo I, Príncipe de Río Gallegos. La respuesta de los convocados a este último intento por prolongar la herencia familiar fue tajante: "¿A ese pobre muchacho? No cuentes conmigo". Un desaire que augura un más que incómodo final para la dinastía kirchnerista. "Pobre muchacho" no fue precisamente el término utilizado. Pero, al menos en lo que hace a este pequeño relato, se impone el decoro.
No constituiría un gran aporte astillar la susceptibilidad del heredero.
Por Matías E. Ruiz, Editor.
http://twitter.com/matiaseruiz
Por Matías E. Ruiz, Editor