Cristian Bulacio -dirigente del Partido Socialista Universitario- denuncia a Aníbal Fernández por encubrimiento en el tráfico de drogas en Quilmes
Apuntes sobre la cobertura que se brinda al comercio de estupefacientes desde el poder.
Mi nombre es Cristian Alejandro Bulacio, DNI 21.493.082. Desde hace más de diez años, busco justicia en una causa muy contaminada por intereses que apuntan a resguardar la imagen política de Aníbal Fernández, actual Jefe de Gabinete -hoy enquistado en el poder-. En la causa a la que hago referencia, se encuentran implicados numerosos punteros políticos que responden al funcionario mencionado.
Sospechosamente, varios jueces y fiscales que deberían investigar o que oportunamente investigaron a este señor, lejos de avanzar en sus respectivas causas, terminaron o bien ascendiendo en la carrera judicial o bien ocupando destacados puestos en la administración pública. Esta metodología se viene aplicando desde hace muchos años tanto en la provincia de Buenos Aires como en el ámbito de la Nación. Este mecanismo de corte mafioso solo tiene por objeto desvirtuar las investigaciones judiciales y dilatar los plazos, permitiendo así que las causas se archiven o bien prescriban, sin que de ello resulten imputados o culpables.
Un reconocido sociólogo (Edwin H. Sutherland) dio forma a una teoría que habla de los delincuentes y corruptos "de cuello blanco", fundamentando este carácter en que a aquellos jamás se los investiga mientras que el "pobre" y el "débil" termina condenado.
En mi carácter de estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, he tenido como profesores a magistrados, fiscales, defensores y reconocidos abogados. Todos ellos, al tomar conocimiento de mi caso personal, me han asegurado sin reparos que jamás iba a llegar a ver justicia. Esto es así porque a los jueces o a los fiscales que deberían investigar la causa con profesionalidad no les interesa el reclamo de un simple ciudadano, menos aún de un ex policía.
Todos saben que la lucha es desigual: las posibilidades no son las mismas entre un ciudadano que va con la verdad y un funcionario o político corrupto. A este último solo le bastan un par de llamados telefónicos para solucionar casi cualquier obstáculo judicial.
Hoy, todos coinciden que la única forma de que los jueces o los fiscales trabajen correctamente o se interesen por una causa judicial es cuando el tema llega a los medios: es a partir de estas instancias que acusan cierta presión para poner manos a la obra.
Mi llegada a la política coincide con la necesidad de revertir esta cruda realidad y, además, con la exigencia de contar con los elementos necesarios para enfrentar a funcionarios de la altura de Aníbal Fernández. Este señor ha abusado siempre de sus cargos para enriquecerse, o bien con el objeto de proteger a personajes vinculados a las drogas, los malos policías o los políticos corruptos.
Me he cansado de los aprietes, de los atentados y de las causas inventadas en mi contra. Harto estoy de la difamación originada en estos mafiosos de turno, y me encuentro igualmente hastiado de escuchar a la gente descreída en la política. Este parece ser el sitio donde terminan elegidos personajes que la gente desconoce, pues arriban al poder merced a las listas sábanas o bien gracias a las renuncias a ciertos cargos, para que esos puestos terminen ocupados por otros.
Por todo esto, propongo la configuración de un nuevo partido, dotado de valor y de coraje para proponer una verdadera nueva política, con orientación socialista, con participación de personas como vos y yo.
Imploro desde la humildad a que acompañen esta denuncia difundiendo su contenido, esperando que el Juzgado Federal Nº 7 -sito en Comodor Py- investigue la denuncia y me permitan ser parte querellante en la causa Nº 16.114/10 del 22 de diciembre del 2010, caratulada “Abuso de autoridad y Violación de los Deberes de Funcionario Público”. Detalle contemplado por el Artículo 248 del Código Penal y el Artículo 251. Por cierto, ampliando la denuncia por encubrimiento en el tráfico de drogas (Artículo 277, Inciso 1 "D" y "E" del Código Penal).
¿Quién es Cristian Bulacio? Informe del portal Diario Show
Lo que Cristian Bulacio relató a DiarioShow.com resulta tristemente insólito. Perteneciendo a la Policía Federal, intentaron matarlo, le inventaron una causa y terminó preso. Al salir de la cárcel, creó un movimiento estudiantil y actualmente milita en la Universidad de Lomas de Zamora.
¿Qué sucedió exactamente?
“Yo era de la Policía Federal y, en el marco de la ley, traté siempre de ser justo”, inició el relato conDiarioShow.com Cristian Bulacio. Su caso se popularizó gracias a su publicación en la revista TXT,que además lo ayudó a recuperar su libertad.
“En mi adolescencia, me destaqué por mi militancia socialista. Defendiendo siempre lo que es justo. Yo consideraba que desde mi puesto en la Policía Federal, podía hacer valer los derechos y vivir en una sociedad más justa para que la justicia sea para todos y no sólo para algunos. Pero en la práctica, no fue tan así”, relata Cristian.
¿Cuál fue el hecho que cambió su vida?
Con su vocabulario aún influído por la jerga “policíaca”, Bulacio cuenta: “En el marco de mi trabajo en la Policía Federal, me tocó una noche salir de franco de servicio y me dirigía a mi casa en provincia de Buenos Aires, más precisamente en Quilmes. Allí me encuentro con que después de las 2 de la mañana no hay tanta circulación de colectivos, por lo que decidí caminar hasta una agencia de remises. En ese lapso me topé con una serie de incidentes, pero noté que la zona estaba liberada para el tráfico y la prostitución”, detalló.
Fue en ese momento cuando, frente a un caso de robo en la zona, decidió tomar cartas en el asunto.
“En ese procedimiento, se me acerca personal de la Policía Bonaerense y, como la zona estaba liberada, se mostraron molestos frente a que alguien hiciera la labor de ellos. Nosotros estamos obligados ante la ley a intervenir: somos policías las 24 horas y los 365 días del año. Yo cumplí con mi obligación. Está todo permitido ahí”, aclaró y continuó.
“En una tentativa de robo, la policía cayó en el lugar y cuando se percataron de que yo estaba procediendo, se molestaron y me advirtieron que, como no estaba en mi jurisdicción, nada de lo que hiciera era válido y amenazaron de abrirme una causa. Dos cuadras más adelante veo cómo en una estación de servicio un policía le entrega a unos chicos una bolsa con un contenido de polvo blanco similar a la cocaína”.
“Allí me acerco, pero fue un error. Porque, pese a que quisieron sobornarme y luego de que me amenazaron, notaron que tenía intenciones de hacer el procedimiento y esto iba a saltar en el Juzgado Federal. Me desarmaron, me agarraron entre ocho policías, me metieron dentro de un patrullero y me llevaron a cuatro cuadras de ese lugar junto al traficante que iba en otro vehículo atrás del móvil en que me trasladaban. Dos me tomaron por los brazos, otro se paró adelante mío, recargó la escopeta y me quisieron fusilar en una maniobra cuyas intención era hacerla figurar como un enfrentamiento en medio de un operativo: inventando la causa, el muerto no declara”.
“Pude salir vivo porque un vecino encendió la luz luego de escuchar mis gritos desesperados y, como yo no me soltaba de uno de los que me tenía agarrado, no podían disparar. Ante esa situación, me acusaron de ser un delincuente, aunque no tenían testigos ni víctimas. El traficante que se encontraba en el lugar pedía a los gritos que no le abrieran una causa. Luego, me enteré de que esa persona era hijo de un importante funcionario del partido de Quilmes que en el 2003 terminó siendo Concejal”.
“Esa noche, me dijeron que iba a ir preso con la carátula de gil. En tal carátula, no tenés derecho a nada: sos el gil de los presos. Me inventaron una causa por robo calificado y me encarcelaron. Más tarde, investigaron sobre mí y observaron que estaba limpio y que era imposible que agarraran en nada” desgranó Bulacio los detalles del peor momento de su vida hasta hoy.
“Estuve preso. Intentaron matarme nuevamente a golpes, porque cuando dije que era policía no me creyeron. Me entrevisté luego con el jefe de penal y reconoció que me habían enviado ahí para que me saquen muerto. Cuando confirmaron mis datos, me transfirieron a un pabellón de autodisciplina, porque ellos no se iban a comer la muerte de un policía”.
“Me condenaron a ocho años de cárcel. Estuve preso tres años y ocho meses. Salí gracias a la denuncia de la revista TXT, la misma que denunció las coimas en el Senado. Esta revista publicó mi caso y comenzaron a contactar a políticos de la Municipalidad de Quilmes. Quince días después de eso, yo estaba en mi casa”.
“Me pasé tres años y ocho meses privado de mi libertad. Después de salir, intenté ver a Aníbal Fernández en persona -a la Casa de Gobierno, en 2004- para preguntarle por qué no me ayudaba a hacer justicia con esta gente. Pero, lógicamente, jamás quiso atenderme”. El funcionario le iniciaría luego una causa por calumnias e injuriasl; Cristian Bulacio lo imputa de encubrir estos hechos.
Luego de salir de prisión, relató públicamente su caso ante numerosos medios. Ingresó en la Universidad de Lomas de Zamora para estudiar Derecho.
Ya en la casa de estudios, junto a otros docentes y estudiantes que conocieron su caso, fundaron el Movimiento Universitario Socialista en 2007. Hoy, con 1.400 afiliados en diferentes distritos de la provincia de Buenos Aires, plantean “una justicia social como corresponde y la necesidad de combatir la delincuencia institucional”.
Nota desarrollada por Bárbara Lopez
Fuente: Diario Show
Web: http://www.diarioshow.com.ar/