Los secretos del narcoavión: drogas, ANAC y seguridad privada
"Sorge" -colaborador de El Ojo Digital- comparte algunas pistas sobre el caso del avión con drogas que, cual espada de Damocles, pende sobre la Administración de la Presidente Cristina Fernández.
En serios problemas podría encontrarse el Ministro de Planificación Federal -el Arquitecto Julio De Vido- a partir de lo sucedido en la BAM “Base Aérea Morón”, hoy dependiente de la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil). A cargo de esta repartición se encuentra el hijo del intendente de Ezeiza, Alejandro Agustín Granados, joven que arriba a la función pública con el valioso antecedente de “portación de apellido” y de la mano de La Cámpora. Por cierto, aquí también juega el aval que Mariano Recalde -otro favorito de Cristina Fernández- le ha brindado, desde su cargo de la deficitaria Aerolíneas Argentinas.
De acuerdo a lo compartido por mi informante -a quien denominaremos con el mote de “TOPO”-, el problema que involucra a la mencionada base es de antigua data. Muchos de los negociados que se han llevado a cabo allí han tenido lugar -bueno es recordarlo- en una unidad militar.
Aquellos "entendimientos de negocios" surgen del accionar de puestos de vigilancia privada dentro de la BAM. Para ser claros, concisos y precisos, de las empresas de seguridad privada que prestan servicios para dichos organismos. Al humilde entender de quien esto escribe, se trata de una faena que solo debería ser desarrollada por personal militar, brindándose cobertura a todo el perímetro y asistiendo con los controles adecuados a los procedimientos operativos castrenses.
Resulta obvio que los políticos -como sabía decir mi abuelo, viejo militante- no dan puntada sin hilo, y mucho menos el “CEO” a cargo del mayor latrocinio en el ejercicio del poder desde la época de Hipólito Irigoyen a la fecha. Vamos, pues, al punto: la empresa de seguridad privada que se encontraba a cargo de la base era la empresa “EAGLE” (del inglés águila). Se trata de un firma del rubro con vinculaciones dentro de la Fuerza Aérea Argentina, pero hete aquí que la mencionada compañía sería reemplazada por la empresa de seguridad privada USS, cuyo presidente es el señor Francisco Alberton. USS también está abocada a brindar el servicio de monitoreo satelital. En este punto, el agudo lector se preguntará hacia dónde nos dirigimos con esta data brindada por “TOPO”. Muy sencillo: Señores, la mencionada firma ingresa a la base en calidad de prestador, por el consabido retorno con el poder político representado hoy en día por los impolutos "Jóvenes Camporistas". Sumado a ello -siempre de acuerdo a la fuente-, cabría la posibilidad de que los controles de ingreso a la base se hayan tornado demasiado laxos. Algunas cuestiones aún no se encuentran del todo claras pero, de otro modo, aportaremos datos que de seguro le interesarán a Su Señoría. El puesto operativamente más vulnerable resulta ser el denominado “Puesto Charly”, que tiene ingreso por lo que se conoce en la zona como la curva de Castelar. Se trata del que pasa más desapercibido de cara al acceso a los hangares. Tales espacios pertenecían antiguamente a la empresa CATA, donde se desarrollaban actividades privadas de aviación. Otros ingresos son el "Puesto 1" -por Piarrastegui-. Este resulta ser de fácil visibilidad, pero de difícil acceso a los hangares, dado que es imposible evadir las pistas. Todo lo cual nos devuelve al "Puesto Charly": éste no solo brinda fácil entrada, sino que -tal lo reportado por TOPO- garantiza la posibilidad de movernos displicentemente sin ser observados y sin siquiera vistos por el personal de la torre de control...
Pues bien, Señores; nos topamos aquí con una de las fallas de seguridad producidas adrede. Es merced a este desliz que se nos permitiría convertirnos con total facilidad en excelentes exportadores de cualquier clase de mercadería desde una base militar, llegando al mundo y -por cierto- con el valor agregado de “marca argentina”.
¿Residirá en este detalle la razón por la cual el presidente de Seguridad USS fuera citado oportunamente por la sección de ICIA (Inteligencia Militar) de la Casa Militar, a los efectos de aclarar algunas "pequeñas" cuestiones respecto de la seguridad que brinda su prestigiosa compañía? El señor Alberton es precisamente el mismo que declarara en su momento a un portal dedicado a estas temáticas que "La clave de la seguridad es un binomio todopoderoso, basado en la confianza y la tranquilidad".
¿Se tratará acaso de la confianza y tranquilidad necesarias para operar en negocios y/o "negociados", es decir, precisamente aquello que se ocupaba de brindar a la ANAC? Quien esto escribe se permite este ligero cuestionamiento, simplemente desde la ingenuidad... Por otra parte, si "cantase la gallina" -como dicen en la Madre Patria, y me refiero puntualmente al señor Gustavo Juliá-, descubriremos que el poder político local tiene mucho que ver en el negocio del narcotráfico a nivel internacional y que esos dinerillos que se obtienen de tan lucrativo emprendimiento ayudan a financiar la campaña electoral.
La pregunta del millón: ¿resulta, acaso, lógico que una empresa privada de seguridad regentee los accesos a bases militares? ¿O acaso ello se debe a la poco sutil política de desmembramiento de las Fuerzas Armadas implementada desde el inicio por los acólitos del Frente para la Vindicta? Existen aquí demasiadas casualidades, aunque alguien podría afirmar que en la vida hay causalidades. El señor Juliá declaró en España que alguien le "soltó la mano" y que resultaba evidente que aquella persona con quien negoció tenía un nivel de poder político inferior a aquel que supo entregarlo mañado a la Guardia Civil...
A la postre, bien veremos si el día viernes el magistrado español derriba el secreto de sumario y qué novedades nos deparará esta causa. Pero -téngalo Ud., lector, por seguro- seguiremos abordando el tema desde esta columna, a medida que conitinuemos recabando información al respecto.
Por Sorge, para El Ojo Digital Política
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