La renuncia de Hosni Mubarak y la eventualidad del efecto dominó
Finalmente, dimite Hosni Mubarak, luego de haber gobernado Egipto durante treinta años. Sucedió tras dieciocho días de revueltas del pueblo egipcio. Resolverá próximamente su nuevo lugar de residencia.
Tal lo reporta el periódico español El País, de Madrid:
Por ahora, el gobierno de transición queda en manos de un consejo compuesto de militares. Esta es la razón por la cual algunos analistas ven este suceso como un silente golpe de estado.
Sin embargo, y por el momento, el pueblo se encuentra eufórico: ha logrado su principal objetivo.
La dimisión del hombre conocido como “el faraón sordo” se produce bajo una singular situación: de repente, y catapultado por las redes sociales surge un movimiento popular sin banderas políticas y sin líderes visibles. Un movimiento compuesto principalmente por jóvenes cibernautas, cansados de un gobierno corrupto. Una revolución sin parangón alguno en el mundo.
Pero, ¿qué se puede esperar para el futuro inmediato de Egipto ¿Cuáles son las opciones? ¿Qué tipo de gobierno se instalará? ¿Alguna teocracia? ¿Una democracia? ¿Un gobierno de corte fundamentalista?
La respuesta se verá, por cierto, con el tiempo. Por ahora, lo importante es que la transición se produzca de forma ordenada, en armonía y sin la intromisión de ningún tipo de extremismos; con el apoyo del resto del mundo para que se llegue a instalar un gobierno democrático, en lo posible.
¿Observaremos movimientos similares en el futuro? Pareciera que sí. El que se ha visto en este ejemplo ha sido "exitoso". Podría servirle de inspiración para otros jóvenes de otros pueblos donde sus gobiernos son autoritarios.
En América, los gobiernos autoritarios de Cuba y Venezuela deberían preocuparse y temer. Si el efecto dominó se amplifica, más motivación exhibirán sus adversarios.