¿Se reduce la Argentina simplemente al Diario Clarín?
Así es como quisiera comenzar, aunque no encuentro respuesta para esta pregunta. Hace más de un año que, de manera sistemática, el Gobierno Nacional viene enfocándose en su disputa con Clarín. Y muchos estamos hartos de que así sea.
¿Acaso el Gobierno considera que Diario Clarín manda delincuentes a la calle para que roben y luego maten, por el simple hecho de transmitir más noticias, o bien con el fin de manejar el país?
Particularmente, no lo creo. Pero tampoco es mi intención defender al periódico.
Sin embargo, es bastante mediocre basarse todo el tiempo en lo mismo.
¿Dónde están los planes para la Educación y Salud? Ningún funcionario -ni siquiera la más alta funcionaria de esta Administración- conocen efectivamente los problemas que exhiben los docentes a la hora de dictar clases. Ni hablar de los inconvenientes con que deben lidiar los médicos para atender un paciente. Por su parte, los alumnos cargan con sus propios problemas, antes, durante y luego de cada curso. Pienso también en aquellos que necesitan ser asistidos en cualquier hospital estatal: las largas colas, el pésimo mantenimiento, la escasez de instrumental.
Las Fuerzas de Seguridad se ven obligadas a trabajar horas extras para poder llegar a fin de mes. Y con plena consciencia de que el propio Estado les abona sus salarios en negro. Creo y conservo la esperanza frente a que, dentro de la Policía, existe mucha gente que siente lo que hace: defender al otro, cuidar y velar por su seguridad. Aunque se sobreentiende que hay gente sucia. Muy sucia.
Del transporte público, ni hablemos. ¿Cuántas denuncias pasaron por televisión respecto de cómo se viaja en los trenes? Incontables. Pero nunca alcanza. El que se levanta temprano para dirigirse a su lugar de trabajo viaja incómodo, ya sea en el ferrocarril, en colectivo o en el subterráneo. ¿Para qué, entonces, invertir y controlar?
Muchos chicos y chicas mueren de hambre. Pero a "ellos" no les importa. No quiero imaginar la magnitud del daño. Innumerables generaciones perdidas. Sé que no exagero.
La cultura de trabajo es un tema fundamental cuando se trata de fórmulas para salir adelante. ¿No sería más lógico invertir en producción y en dar trabajo antes que condenar a la gente a recibir un Plan "Jefes y Jefas"? El trabajo no solo te brinda un salario, sino que también dignifica: te hace sentir bien. Te hace sentir alguien. Cualquier que alguna vez haya estado desocupado o desempleado, sabrá bien de qué hablo.
Otro punto que no quisiera dejar pasar es que permanentemente se hable del pasado. Al pasado hay que conocerlo para no volver a cometer lo mismo. Y quienes actuaron mal deben ser condenados. Ahora bien, que todo el tiempo se hable de lo mismo, no es en sí una solución. ¿Cuándo discutiremos sobre el mañana? Quiero ver un país de progreso, que recupere su posición entre los primeros del mundo.
"Ellos" hablan de una nueva política, cuando en realidad todo es lo mismo. Nadie debe dejarse engañar. Un político que sienta a la Argentina en el corazón jamás podría poseer tantos hoteles en la Patagonia. ¿Algunos de ustedes tendría la moral para negociar con Grondona? Yo no; no es mi rol. Pero lo denunciaría a él, y a muchos "vendepatria".
Finalmente, ¿quién controla a Hugo Moyano? No creo que sea un trabajador, como él lo declama. Ni él ni sus hijos.
Pero, bueno. Se me podrá responder que soy muy ingenuo cuando creo que existen personas que valen la pena. Igual que cuando reclamo que hagan algo por todos nosotros.
Recuerden que el Gobierno es una parte del Estado. Pero el Estado también somos nosotros, y tenemos más poder del que creemos. Hoy debemos estar juntos. Más que nunca.
Por favor, el 23 de octubre de este año, no pensemos en el bolsillo a la hora de ir a votar. Miremos a nuestro alrededor, a nuestro vecino, a nuestro amigo, a nuestros compañeros. Miremos a toda la Argentina.
Desde ya que existe una amplia variedad de temas para tratar y debatir. Mi idea no es ofender a nadie; simplemente, propongo abrir los ojos. No tengo poder, pero creo firmemente que vale la pena cualquier esfuerzo.
* El autor tiene 22 años de edad y es estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires
Por Lucas De Nardo, para El Ojo Digital Sociedad
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