POLITICA: POR HORACIO ENRIQUE POGGI, PARA EL OJO DIGITAL

Danza con lobos

Las oposiciones comenzaron a prepararse. Afilan el lápiz. Quieren formar frentes electorales. Para ingresar en una segunda vuelta. Una ambición módica. Ofertas de temporada. Pocos dudan de la candidatura de Cristina que los masacra con la propaganda cotidiana. Discurso tras discurso. Cadenas nacionales. Pero el mayor acierto del kirchnerismo es que logró imponer el relato oficial. Al menos en lo que respecta a la discusión cavernaria entre izquierda y derecha.

08 de May de 2011

El relato oficial los golea. Margarita Stolbizer repite como una cotorra que el límite es Macri, De Narváez, los retazos del peronismo federal. En síntesis: la derecha. Como si ella fuese la encarnación de la Pasionaria, o de Rosa de Luxemburgo. O –seamos menos pretensiosos- un remedo de Alicia Moreau de Justo. Envalentonada, achina más sus ojos y despotrica, amenaza a los radicales con cerrarles el paso. Con hacer naufragar uno de los frentes: el progresista, con los socialistas de Binner, Luis Juez y lo que queda de Proyecto Sur. El más serio de este frente es el cómico Juez. Paradojas de la política cordobesa. El senador está para dar el batacazo. Mientras que en Santa Fe, su colega Miguel del Sel, haría lo propio.

El frente progresista sueña con arrebatarle al kirchnerismo votos por izquierda. Se equivoca. La clase media permeable al relato oficial detesta a las fotocopias. Irá con el original al cuarto oscuro: CFK 2011. Mirará para el costado, seguirá consumiendo hasta reventar y cuando el barco comience a hundirse, repetirá su frase de cabecera: “Yo no la voté”.

Por esta izquierda mentirosa, nadie le entra al oficialismo. Es tal el berretismo ideológico de la progresía antiK que desaprovechó la visita de Mario Vargas Llosa. Tuvo más coraje Hebe de Bonafini que fue a la Feria del Libro y le entregó una carta al peruano reclamándole que Cablevisión incluya en su grilla a un canal k. El autor de La ciudad y los perros reivindicó valores y principios que desnudaron el relato oficial y lo dejaron a la altura de un pigmeo. Vargas Llosa –lo escribimos en este blog- corrió por izquierda a la progresía. Pero el frente progresista, empachado de los chupetines de plástico que les regala el oficialismo por 678 y el Monopolio 23, prefirió esconderse, ausentarse, antes de regalarles letra a los propagandistas K. En cambio, Mauricio Macri y Juan Manuel Urtubey recibieron a Vargas Llosa y emitieron una señal de grandeza a la sociedad.

Con esas maniobras pueriles, ¿adónde piensa llegar el frente progresista? ¿Qué porcentaje de la sociedad cree que la supuesta derecha demonizada por el relato oficial, dará marcha atrás con los planes sociales o que es el neoliberalismo de los 90?

También lo explicamos en este blog: Macri no es la derecha, es el centro properonista, neodesarrollista. Basta con observar la conformación de su gabinete en la Ciudad. Excepto que se considere a María Eugenia Vidal, a Daniel Lipovetzky, a Hernan Lombardi (y a Vargas Llosa) la ultraderecha vendepatria y gorila, que muchos pibes K y la intelectualidad orgánica machacan en las redes sociales hasta lograr su cometido. Papelones mediante.

El problema, entonces, son las oposiciones invadidas, enajenadas, huérfanas de personalidad política, que aspiran a conformar un frente electoral progresista. Con sus timoratas posturas ideológicas, sacrificando los intentos de acordar políticas de Estado en el altar del pensamiento sedicioso. Sus candidatos que danzan al ritmo del desprecio y de la intolerancia son festejados por los lobos. Piel de cordero. Balcarce 50. O si te queda cerca, Olivos.
 

Por Horacio Enrique Poggi, para El Ojo Digital Política