LIBROS RECOMENDADOS: POR EL DR. NORBERTO ZINGONI, PARA EL OJO DIGITAL

Libros recomendados: La Verdad de las Mentiras, de Mario Vargas Llosa

Editorial Alfaguara. Amazon libros: US$ 10. En algunas librerías figura en lista, pero como "no disponible". Siempre quedan las insustituíbles "librerías de viejo".

11 de May de 2011

Para los que aman la literatura este es un libro que recomiendo vivamente. Más allá del buen escritor que es, y más allá del Premio Nobel reciente, en este libro Vargas Llosa recorre con mano maestra de crítico literario las grandes obras que acompañaron a generaciones de lectores. El narrador, el punto de vista, la ambientación, los personajes, toda la creación literaria analizada para los lectores. He aquí algunas partes de este apasionante libro:

- Los hombres no están contentos con su suerte y casi todos – ricos o pobres, geniales o mediocres, célebres u oscuros- quisieran una vida distinta de la que viven. Para aplacar –tramposamente- ese apetito nacieron las ficciones. Ellas se escriben y se leen para que los seres humanos tengan las vidas que no se resignan a no tener. En el embrión de toda novela bulle la inconformidad, late un deseo insatisfecho.

- Porque la vida real, la vida verdadera, nunca ha sido ni será bastante para colmar los deseos humanos. Y porque sin esa insatisfacción vital que las mentiras de la literatura a la vez azuzan y aplacan nunca hay  auténtico progreso. La fantasía de que estamos dotados es un don demoníaco. Está continuamente abriendo un abismo entre lo que somos y lo que quisiéramos ser, entre lo que tenemos y lo que deseamos. Pero la imaginación ha concebido un astuto y sutil paliativo para ese divorcio inevitable entre nuestra realidad limitada y nuestros apetitos desmedidos: la ficción.

Gracias a ella somos más y somos otros sin dejar de ser los mismos. En ella nos disolvemos y multiplicamos, viviendo muchas más vidas de la que tenemos y de las que podíamos vivir si permaneciéramos confinados en lo verídico, sin salir de la cárcel de la historia.

- Un relato es “objetivo” cuando parece proyectarse exclusivamente sobre el mundo exterior, eludiendo la intimidad, o cuando el narrador se invisibiliza y lo narrado aparece a los ojos del lector como un objeto autosuficiente e impersonal, sin nada que lo ate y subordine a algo ajeno a sí mismo, o cuando ambas técnicas se combinan en un mismo texto como ocurre en los cuentos de  Joyce. El Dublín de los cuentos se delinea  como un mundo soberano, sin ataduras, gracias a la frialdad de la prosa que va dibujando con precisión matemática las calles, etc.

- Cuando produce libremente su vida alternativa, sin otra constricción que las limitaciones del propio creador, la literatura extiende la vida humana, añadiéndole aquella dimensión que alimenta nuestra vida recóndita: aquella impalpable y fugaz pero preciosa que sólo vivimos de mentira. Es un derecho que debemos defender sin rubor. Porque jugar a las mentiras que ellos mismos fabrican bajo el imperio de sus demonios personales, es una manera reafirmar la soberanía individual y de defenderla cuando está amenazada; de preservar un espacio propio de libertad, una ciudadela fuera del control del poder y de las interferencias de los otros, en el interior de la cual somos de veras los soberanos de nuestro destino.

- La recomposición del pasado que opera la literatura es casi siempre falaz. La verdad literaria es una y otra la verdad histórica. Pero, aunque esté repleta de mentiras -o más bien, por ello mismo- la literatura cuenta la historia que la historia que escriben los historiadores no sabe ni puede contar. Porque los fraudes, embaucos y exageraciones de la literatura narrativa sirven para expresar verdades  profundas e inquietantes que sólo de esta manera sesgada ven la luz.       

- Para casi todos los escritores la memoria es el punto de partida de la fantasía, el trampolín que dispara la imaginación en su vuelo impredecible hacia la ficción. Recuerdos  e invenciones se mezclan en la literatura de creación de manera a menudo inextricable para el propio autor, quien, aunque pretenda lo contrario, sabe que la recuperación del tiempo perdido que puede llevar a cabo la literatura es siempre un  simulacro, una ficción en la que lo recordado se disuelve en lo soñado.

En tanto que la novela se rebela y transgrede la vida, aquellos géneros no pueden dejar de ser sus siervos. La noción de verdad o mentira funciona de manera distinta en cada caso. Para el periodismo o la historia la verdad depende del cotejo entre lo escrito y la realidad que lo inspira. A más cercanía, más verdad, y a más distancia, más mentira. Toda buena novela dice la verdad y toda mala novela miente. Porque “decir la verdad” para una novela significa hacer vivir al lector una ilusión y “mentir” ser incapaz de lograr esa superchería. Sin ilusión no hay novela.

Por el Dr. Norberto Zingoni, para El Ojo Digital Libros Recomendados