Juez Luis René Herrero: se completa la infamia
En notas anteriores, advertíamos sobre el intento, por parte de la ANSeS, de dejar sin justicia a los jubilados. Hoy se confirma nuestra denuncia, pues el organismo ha pedido apartar al Juez Luis René Herrero de las causas en las cuales la clase pasiva reclama por el reajuste de sus haberes mensuales.
Ante el fracasado e inútil intento de neutralizar al eximio camarista por la vía del Consejo de la Magistratura y a través de un pedido de juicio político, el titular de ANSes Diego Bossio busca asegurar el robo desfachatado que con total impunidad él comete contra los jubilados argentinos. Intenta Bossio recursar sin causa al mencionado magistrado, intentando separarlo de todas las causas recaídas en su sala.
La inquina de Diego Bossio y de la Administración de la Presidente Cristina Fernández hacia el Dr. Herrero se explica a partir de que no han podido corromper y regentear al magistrado, cosa que sí sucede con jueces de diferentes fueros. El hecho de que este camarista haya sido siempre independiente molesta en demasía a aquellos quienes, merced a abusos y desprolijidades, han ocasionado una avalancha de juicios contra la ANSeS. Se computa una cantidad cercana a las 460 mil causas, que próximamente serán muchas más. Todo surgió con la irresponsabilidad de funcionarios del Gobierno Nacional que han tomado asalto un organismo que, por mandato constitucional (Artículo 14 bis) debería ser administrado por los interesados, bajo supervisión y participación del Estado. Escenario radicalmente distinto al que se da en estos momentos.
No obstante, más debería preocupar a todos los ciudadanos argentinos la falta de respeto al Poder Judicial, ya que no es esta la primera ni será la ultima vez que los siniestros funcionarios del Estado Nacional desoyen a los jueces, desconociendo su imperio. Burlándose de la justicia, estos personeros imponen criterios de corte delincuencial.
Se ha llegado al colmo de amenazar y amedrentar a una jueza que no fallaba al gusto político del gobierno federal, y a quien no solo se presionó sino que se llegó a perseguir a su padre, inventándosele causas que no existían. Otro magistrado -Guillermo Tiscornia, recientemente sobreseído por la Cámara de Casación Penal- termina viendo mancillados su buen nombre y honor, también por actuar de forma independiente. Luego, es bien conocido el ejemplo del juez Alfredo Bisordi, de excelente trayectoria en la Cámara de Casación Penal, quien fuera perseguido hasta que lograron enfermarlo. El mencionado terminó renunciando a su cargo e iniciando el trámite de jubilación. Se intentó, asimismo, separar de la Corte Suprema de Justicia de la Nación al Dr. Carlos Fayt por razones de edad, cuando todos sabemos que goza de una brillantez envidiable a pesar de los años que cuenta. Peor aún: el Gobierno Nacional llegó a levantar un palco con dineros del Pueblo argentino para que una impresentable estafadora pudiera amedrentar e insultar a gusto y piacere al Supremo Tribunal.
Si los ciudadanos continuamos haciendo silencio sobre este tipo de situaciones, evitando hacer uso de una lógica indignación y posterior reacción, no nos es dable reclamar por el malfuncionamiento de la administración de justicia. Esta debe gozar de un criterio de absoluta independencia para la totalidad de sus decisiones: el poder político y la sociedad deberán, finalmente, acatar las decisiones que emanen de ella.
Supo reflexionar Abraham Lincoln: "... En un lugar donde un ciudadano procure justicia y no la tenga, al poco tiempo, en ese lugar, nadie encontrará Justicia...".
Debemos -los ciudadanos- comprometernos a defender la independencia del Poder Judicial y el respeto a las magistraturas. Las peores tiranías se instalan en los pueblos cuando la justicia se somete a los arbitrios del poder. No se debe permitir tamaña enormidad ya que, seguir guardando silencio ante cada artero embate contra los jueces verdaderamente independientes, equivale inapelablemente a ser cómplices en la pérdida de la República y la instalación definitiva del tirano.
Los jubilados -ancianos y a pesar de sus tribulaciones- dieron muestra de civismo, saliendo a defender al símbolo de la independencia de los jueces en la figura del Dr. Luis René Herrero. Por fortuna, esta actitud ha podido extenderse a los ámbitos académicos donde, con la firma de muchísimos profesionales, la Cátedra Del Derecho Procesal Civil de Osvaldo Gozani, por ejemplo, repudió en un documento la infame denuncia contra el camarista. El catedrático se solidarizó con él y repudió lo que consideró una abierta intromisión de la política en los estrados judiciales. Ha hecho lo propio la Asociación de Abogados de Buenos Aires, que expresara oportunamente su repudio al intento de remover al Dr. Herrero. En la Asociación de Magistrados, algunos de sus más respetables miembros han expresado que lo sucedido conlleva una gravedad inusitada y que tales eventos resultan peligrosos para el normal funcionamiento de la justicia en la República Argentina.
Creemos firmemente que ha llegado la hora de decir basta, al abuso de poder, a las actitudes canallescas. Basta de padecer una Argentina sin Justicia, fruto de una tiranía que se disfraza con los votos. Es misión de todos los ciudadanos defender la organización republicana del gobierno, especialmente en lo que respecta a la división de poderes como eje fundamental del orden constitucional.
El hecho que, como ciudadanos, no podamos rubricar este compromiso, redundará en una ilimitada impunidad para la delincuencia y el crimen organizado. Ellos tendrán garantizada su propia versión de "justicia", mientras que el pueblo verá cómo se desvanecen sus derechos y la posibilidad de interponer, constitucionalmente, amparos que los acerquen a su merecida dignidad y su felicidad. Para estos "ciudadanos de segunda" no existirá la Justicia.