La Argentina -a través del Congreso de la Nación- se apresta a liberalizar la marihuana. Los responsables
La lista de políticos argentinos que -tal pareciera ser su meta- buscan hacerse de los votos de traficantes y drogodependientes en el país. Mientras el parlamento trataba el espinoso tema de la liberalización, condiscípulos de Victoria Donda Pérez (Libres del Sur, Fernando "Pino" Solanas) se manifestaban frente al edificio para presionar y amenazar a los diputados. Una postura que comparten Aníbal Fernández (kirchnerismo), Ricardo Alfonsín -candidato a Presidente por la UCR-, Ricardo Gil Lavedra, Martín Sabbatella y Vilma Ibarra, entre otros "célebres" referentes.
Fabián Peralta (GEN) llegó a la Cámara de Diputados con el firme deseo de luchar contra el narcotráfico, postulando su preocupación por las pistas clandestinas en la provincia de Santa Fe, pero terminó convirtiéndose en el engranaje necesario para liberalizar la producción y la tenencia de drogas en la Argentina.
Este jueves 4 de agosto, la Comisión de Drogadicción de la Cámara de Diputados de la Nación se convierte en la comisión de gestión de permisos para el cultivo, tenencia y entrega a titulo gratuito de drogas, impulso que se gestará en el entorno de Aníbal Fernández y cuyo lobby fuera operado por Alberto Calabrese. Este último convenció a Fabián Peralta de los "beneficios" de la liberalización de la tenencia de drogas en el país.
Los "políticos de la droga" han caminado el sendero de la destrucción del joven argentino, a pesar de que organizaciones internacionales de rehabilitación de personas con problemas de adicción vienen advirtiendo en todos los foros sobre los severos daños psiquiátricos con que los pacientes llegan a sus instituciones, debido al consumo de cannabis.
Por otro lado, es obligado recordar que ha sido esa misma Cámara de Diputados la que gestó la Ley de Salud Mental. Esta herramienta está siendo utilizada para hacer desaparecer la totalidad de los centros de rehabilitación públicos y privados de la Argentina, dejando en total indefensión a las familias que sufren el flagelo.
Entre los promotores de este demencial proyecto se contabiliza a Diana Conti, Adriana Puigross, Adela Segarra, Viviana Daminalo Grivarello, Carmen Nebreda, María Pilatti Vergara y Oscar Albrieu, con el apoyo de Fabián Peralta (GEN). Se anotan también en esta tristemente célebre lista Margarita Stolbizer, Horacio Alcuaz y Virginia Linares, junto a los radicales Ricardo Alfonsín, Ricardo Gil Lavedra, María Luisa Storani, Jorge Chemes, y Mario Fiad. En igual sentido se pronunciaron -a través de sus proyectos- Victoria Donda y Cecilia Merchán de Libres del Sur, Vilma Ibarra (Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella), y los socialistas Miguel Barrios, Ricardo Cuccovillo, Lisandro Viale, Alicia Ciciliani y Roy Cortina.
Todos los mencionados confluyen hacia el único propósito de dar vía libre a la liberalización de la tenencia de drogas. Su objetivo no es otro que captar los votos de los adictos, traficantes y vendedores minoristas quienes, por estos días, abundan en la República Argentina: nuestra Patria se ha transformado, definitivamente, en una narcorrepública.
Mientras tanto, la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica acaba de premiar un trabajo de la doctora Ana González Pinto. En él, su autora afirmaba: «La edad de comienzo de enfermedades como el trastorno bipolar o la esquizofrenia pueden adelantarse seis o siete años en los consumidores moderados de cannabis y hasta ocho en el caso de las personas que presentan más adicción a este tipo de droga».
González Pinto explica que, en los consumidores de cannabis, se multiplica por dos el riesgo de padecer deficiencias mentales, y por ocho si observan antecedentes familiares. La prestigiosa doctora pone como ejemplo a un paciente que ya ha sufrido un primer episodio psicótico: si abandona el consumo de marihuana -asegura-, el daño será reversible «a mediano plazo». Sin embargo, completa: «Si continúa fumando, tendrá una evolución maligna».
Este jueves 4 de agosto, los mencionados legisladores votarán con el objetivo de destruir la salud de los ciudadanos del país. Vale la pena preguntarse a cambio de qué.