Estados Unidos: el gran tema en las Elecciones 2012: ¿creación de empleo con retorno al patrón oro?
Los candidatos de ambos partidos políticos parecen finalmente haberse dado cuenta que el tema que definirá la elección presidencial en 2012 será la creación de empleo. El presidente Barack Obama lidera con una propuesta que el comentarista Larry Kudlow llamó, persuasivamente, una camisa de fuerza más que una propuesta de generación de empleo.
Al periódico Wall Street Journal le encanta el plan presentado por un candidato en vías de extinción como Huntsman y critica el plan de un candidato de primer nivel como Romney. Mientras tanto, comienza a destacarse una estrategia de creación de empleo: una política monetaria creíble que tenga por objetivo tener un dólar estable.
¿Constituye eso una política seria? El Washington Post envía un pistolero famoso para atacar – a “eso” que es el patrón oro y a los candidatos del Partido Republicano que lo están considerando como una buena solución. El ganador del premio Pulitzer, columnista de negocios y economía del Washington Post, Steven Pearlstein, escribe en su columna del pasado 10 de septiembre titulada “El mundo mágico de los ‘economistas’ vudú”:
“Si usted diseñara una calcomanía para su auto que englobe las propuestas realizadas este año por los candidatos republicanos, ésta debería decir: Revoque el siglo XX, vote por el Partido Republicano. Ellos rechazan todas las propuestas económicas keynesianas como algo completamente desacreditado. También refutan la eficacia del estímulo monetario para combatir la recesión, y dan la fuerte impresión de que no les molestaría abolir la Reserva Federal y volver a utilizar el patrón oro.
… Rick Perry se levanta y declara que “la política keynesiana y la teoría keynesiana están acabados,” ni un sólo candidato tiene la intensión de defender al pensador económico más importante del siglo XX…
Yo me doy cuenta que la economía no es una ciencia como la biología y la física, pero si es una ciencia en la que hay ideas, principios y elementos acerca de los que existe consenso entre los economistas. Escuchar a los republicanos hablar de temas económicos y de política económica es como entrar a otra dimensión”.
Un argumento muy simplista y superficial Steve.
Afirmar que Keynes es el “pensador económico más importante del siglo XX” se me hace como mínimo, muy raro. Hace diez años atrás, nada más ni nada menos que John Cassidy del The New Yorker’s escribió una larga columna titulada “El profeta de los precios” explicando por qué fue Hayek y no Keynes el pensador económico de mayor importancia del siglo XX. Importa recordar que Cassidy no es de derecha en absoluto. Pearlstein debería hacer un esfuerzo y seguir su ejemplo.
Hayek, hablando acerca de “la pretensión del conocimiento” durante su discurso de aceptación del Premio Nobel de Economía (ya te volviste loco Steve?), se refirió a esas “ideas, principios y elementos acerca de los que existe consenso entre los economistas” y de los que parece depender la confianza de Pearlstein:
“La aparente conformidad de los estándares económicos con teorías simplistas pero falsas, tiene graves consecuencias, tal cual lo demuestra la realidad actual.
De hecho, en el caso en discusión, las medidas propuestas por la teoría ‘macroeconómica’ reinante, han recomendado el aumento de la demanda agregada como remedio para combatir el desempleo, lo que ha dado por resultado una asignación muy ineficiente de recursos que inevitablemente creara un mayor desempleo en el futuro”.
Con el desempleo atascado a tasas brutalmente altas – lo que acarrea muy graves consecuencias – quizás lo que les haga falta es un poco de humildad. Tal como escribe Don Boudreaux en el blog Café Hayek: “Keynes fue, sin ánimo de calumniarlo, un oportunista y un operador…”. Keynes era un pragmático humanitario, no un dogmático. Es poco probable que si hoy en día estuviera vivo, aun formara parte de los “keynesianos” presentes a lo largo de la historia – o que en materia de gasto público federal gritara exigiendo más.
Realmente resulta ingenuo esperar un poco de humildad proveniente de las élites, incluso a pesar de su pésimo desempeño. Los defensores de la revolucionaria política económica de Ronald Reagan tomaron los comentarios del Washington Post como una burla, de la misma manera que durante la Guerra de la Independencia Americana los soldados británicos en sus casacas rojas se burlaban de nosotros los estadounidenses, tratándonos como inferiores y llamándonos Yankee Doodle Dandies, en el sentido de principiantes.
Y siempre ha sido así. Las élites ridiculizaron la economía del lado de la oferta de la década del 70 apodándola “economía vudú”, precisamente lo mismo que hace Pearlstein hoy en día. Reagan, primeramente como candidato y luego como presidente, apodado de manera burlona por Brahmin Clark Clifford como “el burro amigable”; implementó una dolorosa pero efectiva reforma que derrotó a los burlones elitistas de aquellos tiempos y que, aprovechada por su sucesor Bill Clinton, impulsó el Dow Jones de 1.000 a los 12.000 puntos que tiene hoy en día.
El mercado libre no era el vudú de la prosperidad, sino la esencia de ésta. Y todavía lo sigue siendo.
La sinfonía inconclusa de Reagan fue, por supuesto, el patrón oro. Reagan lo apoyó, pero el tema se vió desplazado de su agenda por la campaña para reducir a toda velocidad la tasa impositiva marginal, llevándola del 70% al 28%. Reagan y sus sucesores han disfrutado de “la gran moderación” de la estabilidad monetaria que inevitablemente ha llegado a su fin. Ahora, con el bajo nivel de empleo forjado en base a la anarquía monetaria, es el momento adecuado para volver a adoptar el patrón oro.
El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha sido recientemente catalogado como “el peor presidente de la historia de la reserva” de acuerdo a las páginas de opinión de Forbes.com y según la opinión de John Tamny, editor de RealClearMarkets.com. En 2005, Tamny fue la única persona que se opuso al nombramiento de Bernanke exponiendo sus argumentos en “El lado obscuro de Ben Bernanke” donde afirmó: “Por sus puntos de vista acerca de la moneda, Bernanke tiene el potencial de convertirse en alguien muy peligroso.” El punto de vista del Washington Post en “En el tanque con Ben Bernanke” no da crédito a los aspirantes a la presidencia del Partido Republicano en su deseo de reemplazar a Bernanke. Por lo tanto, el Post desaprovecha una nueva oportunidad para tratar un tema de gran relevancia.
Ver a uno de los soldados del Washington Post, rojo como su casaca, concluir su columna con un triunfal comentario de apoyo al presidente cuya caída fue provocada por sus predecesores en el periódico, causa mucho más que un poco de desorientación: “Se tomó su tiempo, pero incluso Richard Nixon terminó declarándose keynesiano. Tal vez todavía hay esperanza para Perry y su pandilla”.
¿Esperanza? Esto quiere decir que Pearlstein tiene la esperanza de que los candidatos republicanos como Rick Perry (y su “pandilla”) estén a la altura de ¿la integridad personal? o ¿La maravillosa estanflación de Richard Nixon?. Sin embargo, Pearlstein insiste en que “escuchar a los republicanos hablar de temas económicos y política económica es como entrar a otra dimensión”.
El ilustre Saul Alinsky nos enseña en su regla número 4 que “ridiculizar a los demás es el arma más potente con la que cuenta el hombre”. La izquierda lo sabe bien y Pearlstein suma su cara bonita a un largo desfile de defensores de políticas de izquierda asombrados ante el resurgimiento del patrón oro. Pearlstein se suma a Paul Krugman, Barry Eichengreen, Frank Thomas, Mike Konczal, Matt Yglesias de ThinkProgress, Marie Diamond, Steve Benen del Washington Monthly y Michael O’Hare, entre otros, para ridiculizar a los republicanos por su interés en el patrón oro como propuesta generadora de puestos de trabajo.
Con el debido respeto a la regla número 4, esta conversación podría llegar a ser más productiva e interesante si la izquierda intercalara entre sus burlas una pizca de hechos o al menos un mediano esfuerzo por involucrarse con la evidencia de que el patrón oro es la forma más prometedora que existe de generar empleo.
Como he afirmado anteriormente: “La política monetaria es la más recóndita pero dominante de las fuerzas económicas. Keynes, en ‘Las consecuencias económicas de la paz’, escribió: ‘No hay manera más sutil ni más segura de destruir la base existente de una sociedad que corromper su moneda. El proceso conduce a todas las fuerzas ocultas de las leyes económicas del lado de la destrucción, y lo hace de una manera que ni siquiera un hombre en un millón es capaz de diagnosticar’.
Lo contrario también es cierto. Restaurar la integridad monetaria implica conducir a todas las fuerzas ocultas de las leyes económicas del lado de la prosperidad. Dichas fuerzas conducentes a una reforma monetaria, ya se encuentran en movimiento dentro del Partido Republicano”.
Hace tiempo que está pendiente un diálogo serio entre Republicanos y Demócratas, en relación a la posibilidad de reabrir la ventana dorada y definir la mejor forma de utilizar el patrón oro para exorcizar el fantasma del desempleo que atormenta a los Estados Unidos y Europa. El editor y ex candidato presidencial Steve Forbes, ha hecho un llamamiento para que la discusión pase de “aplicarlo o no” a “cuál” patrón oro aplicar. El aumento de las burlas del Washington Post demuestra que el momento del patrón oro se acerca rápidamente. Adelante con el oro!
* Ralph Benko es asesor económico senior del American Principles Project y es editor de la página The Gold Standard Now del Lehrman Institute. Traducción al español de Dayi Sedano.