POLITICA: POR RAUL ZORZON

Tragedia de Once: que siga la fiesta (todo está perfecto)

Un desvarío se ha muerto en los rieles junto a un paredón que no flexiona. Más de mil almas amontonadas que solo iban a trabajar; más de cincuenta personas que jamás llegaron a sus hogares. Más de setecientos heridos, junto a un pueblo absorto e impasible clamando justicia. Más… y más… ¡Por favor, justicia de una buena vez..!

23 de Marzo de 2012

Un desvarío se ha muerto en los rieles junto a un paredón que no flexiona. Más de mil almas amontonadas que solo iban a trabajar; más de cincuenta personas que jamás llegaron a sus hogares. Más de setecientos heridos, junto a un pueblo absorto e impasible clamando justicia. Más… y más… ¡Por favor, justicia de una buena vez!

Se ha despojado la tranquilidad de los pasajeros; se ha mutilado la seguridad de viajar sin miedo. En la penumbra del rincón más oscuro, alguien estará agazapado, esperando que esto pase rápido, mientras tanto se busca otro sensacionalismo que extravíe la atención respecto de semejante crimen. Ni siquiera aprovechando la sensibilidad por unas islas, otrora argentinas, se pudo ocultar tamaño desastre.

Julio De VidoUn ministro errante y desaforado a los gritos frente a las cámaras desestimando responsabilidades, se autoinculpa con los disparates que señala. Gobierna la confusión: lo absurdo se envalentona con la estupidez. ¿De quién es la culpa? ¡Del que conduce!

Se ha terminado por derrumbar en la cornisa la extravagancia de atarlo todo con alambre. Esto no es de ahora; viene de lejos, pero faltaron diez años más de gobierno para que todo termine en un desastre total. La incoherencia y la imprudencia en los justificativos dan por tierra las escusas. ¡Se robaron el dinero!

Miles de millones de dólares despilfarrados en subsidios que agravaron estas empresas vetustas de amigos fratricidas, entrampando la vida de muchos ciudadanos. Lo único que importa es lo que se puede “virar” hacia una caja negra que reparte dinero rojo y escabroso, salpicado de la sangre inocente de los que gritan, pero que se suben por obligación al abismo de la tragedia.

¿Dónde fueron a parar tantos fondos distribuídos? ¿Qué se ha hecho con tanto dinero, que todo funciona peor? Rápido hay que decir que tomamos estas empresas deficitarias, salgamos a explicar lo más inverosímil en los justificativos y, mientras tanto, que los trenes circulen como puedan. No interesa cómo, pero ¡que circulen!

Tragedia de OnceAl responsable directo, hagámosle la despedida más horrorosa de que se tenga memoria. Total, ya dijo que si el hecho hubiese ocurrido el día anterior no sería lo mismo. Hay que aplaudir a rabiar, mientras se va con más de cincuenta muertes sobre sus espaldas, solamente en un accidente, de esa podredumbre obsoleta que representan los ferrocarriles. Y para justificar la catástrofe, digamos que este sistema ferroviario es excelente; si es posible, que Ella derrame algunas lágrimas, para sensibilizar a los distraídos. Que venga cualquiera, que pase el que sigue, “pero de los puros”, y
si no sabe nada de transporte público, pues mejor. No vaya a ser que nos detenga los convoyes, porque si los inspeccionaran un poco, cualquiera se percataría de que es imposible que puedan transportar seres humanos.

No interesa. Hagamos experimentos con los cobayos, el ganado vacuno y los vivientes, que da lo mismo. La plata que le sacamos a los que ponen el lomo hay que “distribuirla” de cualquier forma.

Rápido, arrojémosle la culpa a otro. A ese que dijo que sí y ahora dice que no. Que firmó el contrato más aberrante que se pueda suscribir. Tirémosle los subtes por la cabeza y retiremos a la policía para que se arme el alboroto y que, de esa forma, se olviden de la tragedia. Nada podemos explicar. El tren de la memoria descarrila en cualquier estación.

Aprobarán por ley ese traspaso: tienen la mayoría. Con la ingeniería jurídica diseñada por sus amigos jurisconsultos, y con un juez modelo, nada se podrá investigar.

Mientras tanto, para zafar del apriete del déficit y poder seguir la fiesta, manotearán las reservas del Banco Central. Para eso cuentan con ese conjunto de generosos, y "unos pesos más" no hacen a la cuestión. Lo importante es disimular y postergar un poco el ajuste, o hacerlo más lento para que no agite la efervescencia social.

La última misión comercial a un país africano fue la vergüenza de la historia. El principal referente de negocios era un señor dueño del mayor prostíbulo de Buenos Aires. ¿Será que quieren cambiar el origen de los bienes transables y/o exportables?

Lo acompañaba un referente del espacio más grande en evasión y trabajo esclavo que se conozca, instalado en una zona de nombre amargo. En pleno vuelo, el mandamás de esa comitiva -con total soltura- declara: Si este avión cayera, ¡moriría un héroe! y ochenta y nueve sinvergüenzas. Eso sólo demuestra la seriedad en la gestión. Sin palabras.

La estrategia diplomática no es una excepción. Llamaron a los embajadores para que salgan al mundo a vender con más énfasis productos argentinos. Por otro lado, la Ministro de Industria reúne a los popes empresarios para obligarlos a no importar más nada de Inglaterra. A los tres días, la Señora Presidente anuncia tres vuelos semanales a las Islas Malvinas. Si esto no es una aberración, ¿qué lo es?

Esta es la gran fiesta. Fiesta de la parranda que se quiere terminar. La que no hace mucho tiempo los argentinos apoyaron. Entonces ¿cómo se la van a ahogar?

Boudou en billeteEsto hace recordar a aquel que, con la guitarra en la mano, dijera: Voy por el mundo sin rumbo fijo (le están cobrando una factura pendiente que no advirtió a tiempo). Soy el fantasma de mi pasado... Soy de aquellos improvisados que no piensan en los resultados. Ahora es tarde.

Argentinos/as: ¿acaso hemos pensado, por un momento, si lo que estamos viviendo es o no una realidad?

Una situación confusa que preocupa demasiado. Hoy se cumple un mes de una brutal tragedia, y pareciera que nada hubiese pasado.


Por Raúl Zorzón. Malabrigo, Provincia de Santa Fe
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Por Raúl Zorzón, desde Malabrigo, Provincia de Santa Fe