Wisconsin: una victoria histórica para la reforma
El estado de Wisconsin ha estado nuevamente a la altura de su reputación como incubadora de Grandes Ideas. En el caso de ayer, en el que los votantes derrotaron rotundamente una iniciativa progresista para destituir al gobernador Scott Walker (R)...
El estado de Wisconsin ha estado nuevamente a la altura de su reputación como incubadora de Grandes Ideas. En el caso de ayer, en el que los votantes derrotaron rotundamente una iniciativa progresista para destituir al gobernador Scott Walker (R), la Gran Idea es que los reformadores que van armados con la fortaleza de sus convicciones pueden ganar, incluso contra las turbas, los sindicatos laborales, Hollywood, los medios de comunicación, el mundo académico y todo lo demás que la izquierda está movilizando estos días. Todo lo que los reformadores necesitan hacer es liderar.
En el caso de Walker, su arma en la lucha contra un gobierno fuera de control fue la promesa a los votantes de Wisconsin de que, si le daban su confianza en las urnas, él haría arrolladores cambios en el gobierno del estado. Hace un año, el gobernador Walker cumplió esa promesa y anoche los votantes lo recompensaron por su liderazgo al rechazar de manera rotunda una iniciativa para destituirlo.
Fue una moción de censura histórica que centró la atención a nivel nacional sobre lo que se ha convertido en una amenaza existencial para los gobiernos de los estados: el problema de las pensiones y los beneficios de los empleados del sector público que están llevando a los estados a entrar en números rojos. Walker hizo frente con descaro a esa amenaza sin refugiarse o caminar de puntillas por la Línea Maginot del sindicalismo. Teniendo que afrontar un déficit de $3,600 millones y la cuarta carga fiscal más alta del país, Walker estableció unas normativas diseñadas para llevar algo de cordura al gobierno del estado. Esas reformas incluían pedir a los trabajadores del sector público que contribuyeran con un modesto 5.8% de sus salarios para sus pensiones y con al menos el 12.6% de sus primas para atención médica a la vez que también limitaban el poder de negociación colectiva de los sindicatos del sector público (incluso aunque esa sea una cantidad pequeña, como el analista de la Fundación Heritage Jason Richwine muestra en un nuevo documento que examina los verdaderos costos de las pensiones públicas).
Estas moderadas normativas pusieron a los sindicatos de trabajadores y a sus aliados en modo de crisis total. Decenas de miles de manifestantes ocuparon el capitolio de Wisconsin la pasada primavera, los senadores demócratas del estado lo abandonaron con la esperanza de bloquear la votación sobre las medidas y se presentaron demandas para bloquear el que la ley tuviera efecto. Finalmente, las reformas de Walker se mantuvieron, aunque se emprendió una gigantesca iniciativa para destituir al gobernador.
De repente, se lanzó una enorme campaña para derribar a Walker. Los sindicatos pusieron millones de dólares en el empeño por atacar al gobernador. El presidente Barack Obama intervino en la víspera de la votación (aunque tímidamente, con un Tweet) refrendando al oponente de Walker y enormes grupos de miembros de las bases progresistas se encaminaron hacia el estado para acudir a la votación. Ayer, los votantes de Wisconsin tuvieron una oportunidad para examinar las reformas del gobernador y emitir un veredicto sobre si aprobaban la dirección en la que ha puesto a su estado.
Una de las reformas del gobernador Walker incluía dar a los trabajadores públicos la opción de elegir si querían pagar cuotas sindicales. Una vez dada la opción, decenas de miles de sus miembros eligieron abandonar el sindicato. Y según las encuestas de salida, un tercio de los hogares afiliados a un sindicato apoyaban a Walker. Pero los líderes sindicales siguen sin darse cuenta de la crisis fiscal que afrontan Wisconsin y nuestra nación. Aunque, como sabe la gente de Wisconsin, las reformas de Walker han ayudado a Wisconsin a salir del apuro. Desde que Walker ocupó el cargo, la tasa de desempleo del estado ha caído desde el 7.7% hasta el 6.8%, bastante por debajo del promedio nacional del 8.2%. Y el año pasado, los empleadores de Wisconsin crearon realmente 23,000 empleos. En otras palabras, la economía de Wisconsin está creciendo mientras el resto del país se enfrenta a un momento económico muy problemático.
La victoria de Walker repercutirá enormente en todo el país. El año pasado, el gobernador tomó una firme posición en favor de la proposición de que los sindicatos del sector público no deberían negociar sus beneficios, financiados por el contribuyente, con los políticos a los que ayudaron a ser elegidos usando sus cuotas obligatorias. Y también se posicionó en pro de las reformas que ponían freno al gasto y ponían el presupuesto de su estado bajo control sin subir los impuestos. A pesar de enfrentarse a una moción de censura, Walker fue finalmente recompensado por un trabajo bien hecho.
Sólo ha habido tres mociones de censura a gobernadores en la historia de Estados Unidos y Walker fue el primero en sobrevivir al desafío. Como dijo anoche el gobernador de Luisiana Bobby Jindal en Fox News, “Lo que Scott Walker ha demostrado esta noche es que una buena política de actuación es magnífica política”.
La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.
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