EE. UU.: es inminente otra recesión
Esta semana, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) informó de que sin lugar a dudas, Estados Unidos tendrá una nueva recesión el próximo año a menos que el Congreso y el presidente lo impidan.
Esta semana, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) informó de que sin lugar a dudas, Estados Unidos tendrá una nueva recesión el próximo año a menos que el Congreso y el presidente lo impidan.
Nos vamos a enfrentar a la más amplia subida de impuestos de la historia, el “Armagedón Fiscal”, que está previsto que entre en vigor el 1 de enero así como a lo que los expertos están denominando un “precipicio fiscal” de agudos e implacables cambios presupuestarios que hundirán al país en picado. El Congreso y el presidente tienen el poder de impedir esto y cuando se acabe el receso de agosto del Congreso, eso es exactamente lo que deberían hacer.
En su nuevo informe, la CBO indicó que si el Congreso no actúa, no es el crecimiento económico de lo que deberíamos preocuparnos, ya que la economía realmente se contraerá el próximo año. Se contraerá un 0.5% y la tasa de desempleo alcanzará un máximo del 9.1%. Como explica el analista de la Fundación Heritage J.D. Foster:
Olvídese de los porcentajes, ¿qué significa eso en pérdida de empleos reales si el presidente Obama y el Congreso no actúan? Significa que casi 1.6 millones más de americanos estarán sin trabajo, además de los 12.8 millones que ahora mismo quieren trabajan pero no encuentran un empleo.
Para evitar que la economía caiga en picado simplemente hay que impedir el “Armagedón Fiscal” y que nos desbarranquemos fiscalmente. El statu quo no es atractivo, pero ciertamente el Congreso no debería empeorar las cosas. Si el Congreso maniobra para impedir la caída en picado, la CBO prevé que la economía sólo crecerá ligeramente el próximo año, con un anémico 1.7% y la tasa de desempleo se mantendrá estancada en torno al 8%.
¿Por qué? El informe de la CBO lo deja claro: Nuestro problema de gasto continúa y este está producido sobre todo por los tres principales derechos a beneficios: Medicare, Medicaid y el Seguro Social. El gasto para estos programas superará la recaudación tributaria a lo largo de la próxima década.
El analista de la Fundación Heritage Patrick Louis Knudsen señala otras previsiones del informe de la CBO que dan que pensar:
· Por cuarto año consecutivo, el gobierno federal operará en 2012 con un déficit presupuestario que excede del $1 billón.
· El déficit es ya $49,000 millones mayor que la estimación de enero de la CBO.
· La deuda soportada este año por la población alcanzará los $11.3 billones en octubre, casi tres cuartas partes de toda la economía.
Y en medio de todo este desastre fiscal, el gobierno no tiene presupuesto. Lo cierto es que el Congreso ha abdicado de su responsabilidad de elaborar un presupuesto para el país. Y el Senado no ha elaborado ningún presupuesto por tercer año consecutivo.
Los líderes del Congreso siguen aprobando proyectos de ley temporales y provisionales para continuar financiando las operaciones del gobierno, pero esto es inaceptable. Se tienen que tomar esto en serio. Quizás las nefastas advertencias de la CBO les produzca la sensación de emergencia que les está faltando.
Una vez que el Congreso vuelva a su labor de presupuestar, debe abordar el desbocado gasto en derechos a beneficios que está provocando esta crisis presupuestaria sin fin.
A menudo decimos que “Es el momento de que el Congreso actúe”. En el caso del “Armagedón Fiscal” y del desbarranque fiscal, la CBO ha añadido además una señal de alerta. Las consecuencias son claras: Alrededor de 1.6 millones de empleos americanos penden de un hilo. La recesión es inminente. Y si permiten que suceda, la responsabilidad recaerá directamente sobre los hombros de este presidente y de este Congreso.
La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.
No hay entradas relacionadas.