SOCIEDAD: ALBERTO LESTELLE

El 8N y el tren de la Historia

Basta ver a quienes participaron de la marcha del 8N. Trabajadores de todos los niveles. Jóvenes matrimonios con sus niños y bebés de apenas meses. Abuelos encorvados por el tiempo...

09 de Noviembre de 2012

Basta ver a quienes participaron de la marcha del 8N. Trabajadores de todos los niveles. Jóvenes matrimonios con sus niños y bebés de apenas meses. Abuelos encorvados por el tiempo. Estudiantes. No estudiantes. Humildes y no tan humildes. Sillas traccionadas por el músculo de hombres y mujeres con capacidades diferentes. Bastones sosteniendo el paso de los años. Empresarios pequeños, medianos e incluso grandes. Monotributistas. Enfermeras. Médicos. Kiosqueros. Canillitas. Bancarios. Pequeños comerciantes. Ingenieros. Comerciantes. Católicos. No católicos. Porteños. Ciudadanos de todas las provincias. Amas de casa. Desocupados. Periodistas. Y hasta abogados exitosos.

8NCien mil. Doscientos mil. Cuatroscientos mil. Setecientos mil. Un millón. Dos millones... Puede haber diferencia, pero no es la cuestión central. No es lo importante.

Lo importante fue la presencia masiva, cauta, respetuosa, educada, sin insultos, ni agravios.

Sin choripán y sin micros. Con VOLUNTAD PROPIA. Y con ánimo de hacer sentir su silencioso valor DEMOCRATICO. Su forma de pensar y discrepar, dentro de un criterio civilizado de un pueblo, que era DIRIGIDO por Gobernantes y Opositores. Esos que jamás han dado respuesta a sus justas necesidades.

Música suave de cacerolas. Pancartas caseras. Pasacalles pintados a pulmón y pincel. Todo ello, sin un solo agravio.

Autoconvocados con la necesidad y las ansias conquistadas de ser entendidos e interpretados. Con la esperanza puesta en las respuestas de los dirigentes, sean estos gobierno u oposición.

El 8-N será parte -como ninguna otra manifestación ciudadana- del tren de la historia futura. El tren de la ilusión de la conquista ilusionaría. De las respuestas que se esperan.

De la esperanza de que, aquellos que tienen la obligación, tengan el criterio de analizar la lectura que dejó el paso de este tren. Y que actúen en consecuencia.

Mensaje que le cabe a gobierno y oposición. Deberán leer al pueblo manifestado el 8-N, sin confundirse. Y, especialmente, sin invalidar. Porque fueron muchos. Más de un millón en todas las plazas de nuestro amplio país. Llegaron en paz, y se retiraron en paz.

Sólo estremeció el silencio el 'Oíd, mortales, el grito sagrado. ¡Libertad¡ ¡Libertad! ¡Libertad!'.

Pueden pasar otros trenes de la historia futura. Pero es menester dar lectura y respuesta ahora mismo, antes que después. Para el después, interesa recordar una de las frases del General Perón: "... Cuando el pueblo se enoje, hará tronar el escarmiento".

Así que más nos vale -a todos- poner las barbas en remojo. No dejemos pasar el tren de la historia futura. Nuestra Argentina lo merece.

Su pueblo, también.


* El autor es ex Secretario de Estado y ex titular del SEDRONAR (Secretaría para la Prevención de la Drogodependencia y el Narcotráfico)

 

Alberto Lestelle | El Ojo Digital Sociedad