La crisis y el mito de la liberalización financiera
Los partidarios de un Estado grande han construido la política económica sobre una serie de mitos. Uno es que los ‘capitalistas ladrones’ se aprovecharon del hombre común y corriente para crear sus fortunas.
John Allison es Presidente y CEO del Cato Institute.
Los partidarios de un Estado grande han construido la política económica sobre una serie de mitos. Uno es que los ‘capitalistas ladrones’ se aprovecharon del hombre común y corriente para crear sus fortunas. De hecho, los grandes industrialistas, como John D. Rockefeller, mejoraron dramáticamente la calidad de vida de todos. Otro mito es que el New Deal del presidente Roosevelt acabó con la Gran Depresión cuando, de hecho, la depresión no se acabó hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando sus políticas fueron abandonadas.
El nuevo mito es que la reciente crisis financiera y fracasada recuperación fueron causadas por la liberalización bancaria y la ambición en Wall Street. En honor a la verdad, la industria de la banca jamás fue desregulada. Hubo un aumento masivo de regulaciones durante la Administración Bush, incluyendo la Ley de Privacidad, la Ley Patriota y la Ley Sarbanes-Oxley. La industria de la banca fue mal regulada, no desregulada. Estas nuevas leyes dirigieron fundamentalmente mal la administración del riesgo bancario. Siempre ha habido mucha ambición (y miedo) en Wall Street. Sin embargo, no hay ni una gota de evidencia de que una plaga de ambición invadió las finanzas.
La crisis financiera fue principalmente causada por la política estatal. No vivimos en un libre mercado. Vivimos en una economía mixta. La industria de la tecnología es en gran medida libre de regulaciones y como resultado se ha desempeñado bien durante varios ciclos económicos. Los servicios financieros constituyen la industria más regulada en el mundo, y como esto es así, no sorprende que la industria haya sido tan problemática.
La verdadera causa de la crisis financiera fue una combinación de errores por parte de la Reserva Federal, junto con la política estatal de vivienda, que fue implementada por Freddie Mac y Fannie Mae. Nada de esto hubiera existido en un mercado libre.
A principios de los 2000 Alan Greenspan estaba acercándose al final de su carrera en la Fed mientras que EE.UU. estaba experimentado una pequeña corrección económica. Greenspan quería salir como un héroe, entonces él ‘imprimió’ dinero para crear unas tasas de interés reales negativas gracias a las cuales uno podía prestar a una tasa menor a la tasa de inflación. Esto condujo a un gigante incremento del endeudamiento.
Cuando la Fed imprime dinero pensamos que somos más ricos de lo que en realidad somos y esto crea un consumo excesivo. El consumo en gran medida migró hacia el mercado de bienes raíces residenciales gracias a las cuotas de préstamos asequibles para vivienda impuestas por el Congreso sobre Freddie y Fannie.
Por cierto, la vivienda constituye un consumo más no una inversión. Usted puede consumir una casa de igual manera que consume un auto. Durante la bonanza liderada por el Estado, la vivienda experimentó un excedente de capital en medio de un déficit de capital para los innovadores comerciales.
Irónicamente, en lugar de ser causada por la ambición, la causa filosófica de la crisis financiera fue el altruismo. El altruismo no es lo mismo que la benevolencia. Todos son más importantes que usted, según el altruismo. Como lo interpretan los estatistas, el altruismo significa que el colectivo es todo y el individuo no importa.
Todos tienen el derecho a una casa agradable. ¿Provista por quién? Todos tienen el derecho a una atención médica gratuita. ¿Provista por quién? ¿Mi derecho a la atención médica gratuita es mi derecho a obligar al doctor a proveer la atención o de obligar a otro a pagar por mi doctor? Todo esto está en conflicto con el concepto tradicional de derechos en EE.UU. Según este concepto, cada uno de nosotros tiene derechos sobre lo que uno produce. No tenemos derecho a disponier de lo que otra persona produce.
EE.UU. debe cambiar radicalmente de dirección. El fundamento para ese cambio es filosófico. La cura para nuestros problemas son los principios que hicieron de EE.UU. una nación grandiosa en primer lugar: La vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Usted tiene un derecho moral sobre su propia vida y sobre el producto de su trabajo, incluyendo el derecho de regalar cuanto desee de lo que produce a quien usted desee regalárselo. Los conceptos políticos que se derivan de estas ideas filosóficas son los derechos individuales, un Estado limitado, los mercados libres —o, dicho de manera más sencilla, el capitalismo.
Este artículo fue publicado en la revista Forbes (EE.UU.) en la edición del 10 de diciembre de 2012.