INTERNACIONALES: DR. RAY WALSER & JAMES M. ROBERTS. RESUMEN #3817

América Latina y el Caribe: lista de deseos para 2013

Muy a menudo, América Latina y el Caribe quedan fuera del radar político en Washington. Sin embargo, la geografía, la robustez del comercio y los lazos en lo que respecta a inversiones, los fuertes enlaces demográficos y los valores económicos y democráticos compartidos conectan a los estadounidenses -de manera profunda- con la región.

08 de Enero de 2013

* Issue Brief #3817
- - -


Muy a menudo, América Latina y el Caribe quedan fuera del radar político en Washington. Sin embargo, la geografía, la robustez del comercio y los lazos en lo que respecta a inversiones, los fuertes enlaces demográficos y los valores económicos y democráticos compartidos conectan a los estadounidenses -de manera profunda- con la región.

A lo largo de 2013 y más allá de este año, la segunda Administración Obama y los decisores a todo escalafón político de variada índole en Washington, D.C. deberían trabajar para organizar políticas en el Hemisferio Occidental que traten sobre los intereses nacionales de los Estados Unidos de América, promoviendo valores democráticos y de libremercado, y combatiendo activamente a organizaciones criminales y terroristas.

 

Liderar el camino hacia el crecimiento del intercambio comercial

La liberalización de los mercados ha abierto espacios en todo el mundo para bienes y servicios producidos en Estados Unidos, al tiempo que ha creado un nivel de competencia que conduce a la innovación, mejores mercancías y de costo unitario más económico, empleos de alta remuneración para ciudadanos estadounidenses, y la inversión necesaria para una recuperación económica de largo plazo con crecimiento y prosperidad extendida en el tiempo.

La lentitud exhibida durante la mayor parte de la primera Administración Obama y el fracaso a la hora de promover, con firmeza, acuerdos en el Congreso para lograr tratados de libre comercio con Colombia y Panamá, detuvieron el moméntum generado por Administraciones previas para una mayor liberalización del comercio. Si el presidente Obama desea incrementar el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo para los estadounidenses durante su segundo período, debería reconfirmar el liderazgo norteamericano en las políticas de comercio para el hemisferio.

Para lograrlo, la Administración debería dejar de interponer controles rigurosos en materia de mano de obra y estándares medioambientales, en relación a las negociaciones en curso con la Asociación Trans-Pacífico junto a otras diez naciones de la costa del Pacífico, incluyendo a Canada, Chile, México y Perú. La Administración debería tomar medidas inmediatas para terminar con las escandalosas y eternas políticas proteccionistas de Estados Unidos en los productos lácteos, el azúcar y el sector textil.
 

Brasil: regreso a lo básico

Durante la década pasada, Brasil ha implementado políticas orientadas a la exportación que condujeron a una apreciación del Real, al tiempo que objetó la consiguiente apreciación de la moneda e introdujo controles a los ingresos de capitales. En tanto que Brasil se benefició inmensamente de los precios de las materias primas (commodities) en años recientes, no aprovechó lo suficiente las ventajas surgidas de la prosperidad obtenida, para continuar con las reformas iniciadas en los noventa.

En lugar de respaldarse solo en las firmas tuteladas por el estado y la explotación de los recursos naturales, Brasil pudo haber logrado un crecimiento económico sustentable y productividad de modos más efectivos, por la vía de la búsqueda de una mayor libertad económica. Pudo haber completado este proceso, de recurrir a la privatización de empresas estatales, si hubiera liberado el extremadamente rígido marco regulatorio y si hubiese podido armonizar los distintos regímenes impositivos del país. A la hora de tratar con Brasil, la Administración Obama debería considerar como prioritarias estas reformas.

 

Esperanzas para Haití

Mientras este mes de enero el mundo recuerda el tercer aniversario del devastador terremoto que destruyó Puerto Príncipe, Haití continúa siendo la nación más pobre del Hemisferio Occidental (un 80% de la población vive bajo la línea de pobreza y más de la mitad de ella sufre de pobreza extrema), y su gobierno sigue América Latina y el Caribeparalizado por la corrupción y una mala administración. El país continúa dependiendo fuertemente de los envíos de ayuda humanitaria desde el exterior, pero estos envíos han caído desde producido el freno global de la economía. Finalmente, lo más importante para Haití es incrementar sus exportaciones y crear empleos en casa, de tal suerte que los haitanos no se vean tentados a cruzar el mar para buscar quedarse en los Estados Unidos.

El Congreso debería promover un aumento en las importaciones de productos haitianos derivados de la agricultura, reduciendo tarifas y poniendo fin al desperdicio de los subsidios dedicados a la agricultura en Estados Unidos, tales como el azúcar. Como complemento, Haití debería seguir aprovechando legislaciones estadounidenses tales como la iniciativa HOPE (Haitian Hemispheric Opportunity through Partnership Encouragement Act of 2006) y la Caribbean Basin Trade Partnership Act. Ambas leyes aportan los incentivos necesarios para la exportación de productos libres de impuestos, en virtud de que productos textiles y vestimentas podrían, en este caso, ingresar a Norteamérica.

 

Prepararse para una Venezuela post-Chávez

Aún cuando el presidente Hugo Chávez se ha garantizado continuar por otro período de seis años al frente del poder, todo parece indicar que ha perdido la batalla contra el cáncer. Conforme lo expresado por la constitución, la posibilidad de que Chávez se vea incapacitado por el cáncer o por su propia desaparición física deberá conducir a la celebración de nuevas elecciones presidenciales. Mientras que una Venezuela poschavista seguirá manteniéndose polarizada y desinstitucionalizada, los próximos comicios generales deberán ser libres y justos.

Según se ha reportado, la Administración Obama contempla una probable restauración de las relaciones, a nivel de embajadores. No puede, sin embargo, desconocer el carácter confrontativo de la relación actual. Estados Unidos deberá buscar compromisos concretos -que incluyan una firme insistencia relativa a la renuncia del gobierno venezolano al terrorismo y convenios para combatir el narcotráfico- antes de enviar un nuevo representante a Caracas.

Una estrategia de apoyo democrático de largo plazo debería enfocarse en la sociedad civil venezolana, en líderes jóvenes y en las víctimas de los desmanejos del chavismo. La Administración Obama debería, igualmente, enfocarse en las capacidades de inteligencia de Estados Unidos en lo relativo al testeo y los procedimientos necesarios para contrarrestar la penetración iraní en Venezuela, en tanto que se debería trabajar para develar las acciones de generales traficantes de droga y altos funcionarios.

 

Libertad para Cuba

Cuba se acerca al ocaso del reino totalitario de los hermanos Castro. Voces que representan a los negocios y el libremercado demandan, desde los Estados Unidos, el final del embargo a Cuba y más apertura unilateral. Estos reclamos intentan fundamentar la ausencia de progreso en las relaciones cubano-estadounidenses en lo actuado -dicen ellos- por un grupo de políticos norteamericanos de origen cubano. Se equivocan. La verdadera fuente de la falta de progreso denunciada es La Habana, en donde los líderes del país se encuentran desesperanzadoramente atados a un modelo político-económico diseñado en los años cincuenta por revolucionarios comunistas.

Este momento, con Hugo Chávez -fiel sostén del castrismo- aparentemente cercano a su deceso y los octogenarios hermanos Castro en desgaste, no es el idóneo para arrojar un salvavidas económico al régimen. La política de Estados Unidos debería, claramente, enfocarse en una transición genuina hacia una Cuba abierta, democrática y económicamente libre, en lugar de asistir a una sucesión que redunde en un castrismo más suave. Estados Unidos se encuentra en posición de ofrecer cambios políticos reales, que podrían ser intercambiados por libertad de información y de expresión, y libre tránsito para todos los ciudadanos cubanos. La Administración Obama debería, también, presionar con mayor fuerza para promover a la liberación del rehén Alan Gross, ciudadano estadounidense.

 

Una relación más sana entre Estados Unidos y México

La contínua lucha de México contra el crimen organizado ha arrojado una triste sombra sobre las relaciones entre ambos países. El flamante presidente Enrique Peña Nieto promete restaurar la seguridad ciudadana y continuar examinando el accionar de las fuerzas de policía y de magistrados. A menudo pasado por alto en los Estados Unidos, se encuentra el carácter emergente de la economía mexicana. El proceso económico mexicano figura hoy entre los más pujantes, alcanzando la decimoprimera posición en el ránking mundial. Una serie de importantes reformas en el sector energético podrían revertir la caída alarmante en la producción de petróleo y aprovechar las reservas masivas de shale gas.

En resumen, la relación bilateral es fuerte pero no del todo saludable. El presidente Obama debería considerar los lazos con México algo prioritario, ayudando a esa nación a combatir al crimen organizado a través de la Iniciativa de Mérida, la complementarización entre ambos sectores militares, y la actuación conjunta en la complicada América Central. El presidente necesita reconocer la responsabilidad de la Casa Blanca en el ambivalente estado de confusión producido entre la legalización de la marihuana y el consumo de drogas en EE.UU. Por otra parte, la cooperación entre la seguridad de fronteras y una reforma inmigratoria que comprenda un programa con visados temporarios para trabajo se esbozan como recetas conducentes hacia relaciones bilaterales más sanas.

 

Coalición 'Expectativa Para las Américas' (Willing for the Americas)

Washington no puede diseñar una solución única para este hemisferio: el herrumbrado proceso de la 'Cumbre de las Américas' que fuera acuñado para lograr un gran tratado de librecomercio hemisférico se ha quedado sin combustible. La creación de un nuevo foro o mecanismo de coalición para los mejores amigos de los Estados Unidos en la región (naciones tales como Chile, Colombia y Panamá), junto con otro grupo de países aparentemente bien predispuestos a trabajar constructivamente con los EE. UU. (Brasil, Perú y, probablemente, incluso una Argentina post-Kirchner) puede desarrollar una agenda con acciones positivas para abordar problemáticas relacionadas con comercio, política de drogas, energía y seguridad ciudadana.

Lo compartido por los procesos observados durante los últimos cuatro años requiere que los Estados Unidos de América adopten una estrategia más activa, que defienda los intereses nacionales y que genere las condiciones para el avance de los valores democráticos en las Américas, promoviendo oportunidades económicas para todos y defendiendo la seguridad del Hemisferio Occidental.

 

James M. Roberts es Investigador dedicado a Libertad Económica y Crecimiento en el Centro para Comercio Internacional y Economía (Center for International Trade and Economics)

El Doctor Ray Walser es Analista Senior de Políticas para América Latina en el Centro para Estudios de Política Exterior Douglas y Sarah Allison (Douglas and Sarah Allison Center for Foreign Policy Studies), división del Instituto de Estudios Internacionales Kathryn y Shelby Cullom Davis (Kathryn and Shelby Cullom Davis Institute for International Studies), en la Fundación Heritage.


* Traducido al español: Matías E. Ruiz

 

Dr. Ray Walser & Dr. James Roberts | Hertiage Libertad, The Heritage Foundation