Sobre el descontento salarial generalizado en las Fuerzas Armadas y las promesas incumplidas de CFK
Transitamos los primeros meses del año 2013, y se vuelve ya evidente el plan sistemático de desprestigio y desmantelamiento del aparato y/o componente militar de la Defensa Nacional...
Transitamos los primeros meses del año 2013, y se vuelve ya evidente el plan sistemático de desprestigio y desmantelamiento del aparato y/o componente militar de la Defensa Nacional.
Resulta difícil hallar una explicación medianamente lógica frente a las diferencias salariales que exhiben tanto las Policías provinciales como las que presentan las fuerzas federales. Estas últimas perciben salarios en blanco, conforme lo sugiere la propaganda emanada desde AFIP.
En paralelo, gendarmes, prefectos y elementos de las tres Armas continúan percibiendo abonos salariales bajo la modalidad de la "suma fija no remunerativa"; ejemplos en donde abunda la creación de novedosos suplementos que, en rigor, solo sirven a la hora de describir la poderosa creatividad del Gobierno Nacional para refrendar su rol de evasor serial e impune.
Pruebas al canto: un Suboficial de la Policía de la Provincia de Buenos Aires con grado de Principal y en condición de revista 'retirado' cobró, durante el mes de diciembre, un bruto de diez mil pesos argentinos, idéntica suma a la percibida por cualquier Teniente Coronel de jerarquía. Para aquellos legos en la materia, oficial superior de las Fuerzas Armadas.
Es necesario convenir que, históricamente, la jerarquía de un Teniente Coronel es equivalente a la de un Comisario de la Policía Federal: un oficial de esa fuerza de seguridad -con su haber blanqueado judicialmente por disposición del Fallo Oriolo- recibe hoy un estimado de 26 mil pesos. Quien esto escribe pudo cotejar a consciencia los salarios mencionados, contra los respectivos recibos de haberes, estudiados en mano.
Sirve hacer hincapié en el denominado Caso Oriolo, en virtud de que el citado fallo puso en blanco sobre negro que todo lo que ingresa en el bolsillo del trabajador corresponde a sueldo. En clara disidencia con esta postura ajustada a derecho, en el caso de las FF. AA. -al tratarse la misma problemática en la Corte Suprema de Justicia de la Nación-, se falló con distintos criterios en fallos diametralmente opuestos entre sí. Primero, contemplándose los considerandos abarcados por el Caso Salas y, a posterior, conforme la agenda del Poder Ejecutivo en el Caso Zanotti. El objetivo: promover a la licuación de haberes y retroactivos en una maniobra a la que se prestaron altos dignatarios de la Corte.
El escenario descripto no deja de ocasionar un desequilibrio absoluto y un creciente y ruidoso descontento en el seno de las Fuerzas Armadas de la Nación. Nos referimos al caso puntual de suboficiales que perciben virtualmente cero pesos, a raíz de deudas contraídas por adelanto de haberes. Aunque poco recomendables, tales adelantos justificaron su pedido con motivo de que el personal afectado precisó de ellos para no caer en situación de indigencia. No en vano, hoy puede citarse sin temor a error que un porcentaje mayoritario de las FF. AA. se encuentra residiendo en precarios asentamientos del conurbano bonaerense, cuando no en las numerosas 'villas miseria' a lo largo y ancho del país.
Es dable destacar que este panorama es perfectamente conocido por el generalato pero, como es de público conocimiento, éste se encuentra plenamente avocado a la recolección de prebendas individuales, en la forma de negocios varios o de ingresos apuntados directamente desde el aparato político fondeado por el cristinismo con fondos estatales. A fin de cuentas, la conducción de las Fuerzas Armadas contribuye, en gran medida, a la amplificación de la crispación y la división en los cuadros internos de las tres Armas, en sintonía con lo perpetrado por la Administración Fernández Wilhelm de Kirchner en desmedro de la sociedad argentina.
Estos preceptos fundamentados en la intolerancia parten, por supuesto, de los postulados empleados por el poder político gracias a la colaboración del autoproclamado filósofo -radicado en Londres- Ernesto Laclau. El mencionado (ya no representa misterio alguno) propicia el enfrentamiento entre argentinos, de la mano de un verdadero experimento psicosocial cuya meta consiste, ni más ni menos, en la destrucción del tejido societario para facilitar la permanencia de la nomenclatura kirchner-cristinista más allá de los tiempos fijados por nuestra Carta Magna. Por desgracia para el poder, las incoherencias que acusa el sistema han comenzado ya a degenerar en actos de violencia, que representan solo la punta de un gigantesco iceberg.
Pero la Historia enseña y -difícil rebatirlo- es sabia: "Todo vuelve", reza aquella vieja sentencia. Los Generales sindicados desde esta columna como partícipes del sistema actúan como los Judenrat, esto es, aquellos consejos judíos establecidos por el poder nacionalsocialista o nazi. Con la salvedad de que los judíos debían enfrentarse al dilema esencial de la vida y la muerte ante sus propios semejantes. El caso de los altos mandos adictos a la idiosincracia del Poder Ejecutivo raya en una obsecuencia lindante con la estulticia, solo construída en base a la propia supervivencia y la captura, como decíamos, de su porción de la torta de las prebendas económicas personales. El circuito completo de las Fuerzas Armadas ya los caracteriza, sin excepción, como verdugos de su propia gente.
Estos Estados Mayores no cesan en su faena de acumular desprestigio ante sus propios subalternos: mes a mes continúan prometiendo que los anuncios promocionados durante la última Cena de Camaradería se encuentran a un tris de ser firmados por la Secretaría Legal y Técnica de Presidencia de la Nación. No obstante, la realidad refleja que el Presupuesto 2013 no prevé suma alguna para el cumplimiento de las falacias prometidas por la Señora Cristina Elisabet Fernández Wilhelm -viuda de Kirchner-. En el video adjunto puede certificarse la promesa adrede incumplida, desde el minuto 8' 30".
Con el objetivo de ponerle coto a la violación de sus derechos constitucionales, algunos grupos compuestos por elementos de las FF. AA. advierten que la solución solo puede prefigurarse a partir de la conformación de sindicatos. Aspecto que reposa en derechos humanos tipificados dentro del Artículo 8 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Se trata de un convenio internacional con carácter vinculante, y que fue ratificado por nuestro país en los alcances de la Ley 23.313, no permitiendo posibilidad alguna de exclusión, y apuntando a que los trabajadores no se encuentren impedidos de "promover y proteger sus intereses económicos y sociales". Mismos derechos que, tal lo declarado por el estado de situación, el Estado Nacional -regenteado hoy por el cristinismo- desprecia, violando reiteradamente normas y principios morales.
En la presente instancia, en la que la Señora Presidente de la Nación recibe con elaborada pompa y bonhomía al representante de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), constituirá una verdad de perogrullo recordarle que, en materia de relaciones laborales, sindicatos y gremios son ampliamente respaldados y auspiciados por aquella organización internacional.
Reafirmada por la Declaración de Filadelfia, el grueso elemento disconforme con las políticas salariales encarnadas por el Estado se propone prohijar esta lucha, antes de que el poder político de turno consolide su siniestro cometido de desintegrar a las Fuerzas Armadas moral, espiritual y materialmente.
Desde luego que quien se proponga profundizar en la materia, está invitado a incursionar en el trabajo "Derecho Sindical de la OIT", de Alberto Odero y Horacio Guido; OIT, Ginebra | 1995.
De manera complementaria, nuestra Constitución Nacional garantiza la libertad de asociación, en su Artículo 14; reconoce la organización sindical libre y democrática de todos los trabajadores, en su Artículo 14 bis. Y determina, asimismo, que dichos derechos jamás podrán ser alterados por las leyes que reglamentan su ejercicio.
Pero la propuesta de sindicalización -que ya está siendo tratada en voz baja en el Congreso- no debería observar motivos para preocupar al poder político, por cuanto ya se encuentra ampliamente difundida en Europa (donde las naciones de la UE contabilizan legislaciones como las referidas aquí), en la moderna República Oriental del Uruguay e, incluso, en la también vecina República Federativa del Brasil.
De tal suerte que nuestra Señora Presidente ya no necesitará seguir autoflagelándose, profiriendo falacias, endulzando con promesas que jamás verán la luz y compartiendo comentarios mordaces en las cenas de camaradería. No deberá invertir más tiempo en citar que, al carecer de paritarias, las FF. AA. y la totalidad de los estamentos que hacen al Estado Nacional reciben una compensación por inflación porque ella -la Soberana- les otorga el merecido "paliativo antiinflacionario".
El relato cruje porque, más tarde que temprano, la ciudadanía se ha notificado de que los discursos y declamaciones de Cristina Kirchner y sus funcionarios se parecen cada día más al "País de las Maravillas" descripto por Lewis Carroll o "El Mundo Feliz" de Aldous Huxley. Mundillo paralelo en donde las escuálidas promesas representan el "soma" de lo cotidiano.
Aún cuando, a la luz de nuestra lóbrega realidad latinoamericana, lo más correcto sea citar a la obra de Gabriel García Márquez, "El Coronel no tiene quien le escriba".