China ya no tiene la mano de obra más barata
A medida que los sueldos van aumentando en China debido a su crecimiento económico, algunas empresas están empezando a buscar en otros sitios lo que en su momento fue el mayor atractivo de China: mano de obra barata.
A medida que los sueldos van aumentando en China debido a su crecimiento económico, algunas empresas están empezando a buscar en otros sitios lo que en su momento fue el mayor atractivo de China: mano de obra barata. Esto simplemente pone de relieve el poder que proporciona el libre comercio, que hace crecer las economías y eleva los niveles de vida.
Tome en consideración que, en la República Popular China, los sueldos son cinco veces más altos de lo que eran en el año 2000, medidos en dólares estadounidenses constantes (no ajustados a inflación o deflación). Una pequeña parte de este crecimiento ha tenido lugar gracias a que el gobierno chino ha permitido que el yuan se aprecie frente al dólar de EE.UU. El resto se debe al crecimiento real de los salarios percibidos por los trabajadores chinos, que se han incrementado en un 20% cada año desde 2005 y que puede que continúen creciendo muy rápidamente.
Por ejemplo, Foxconn, el mayor empleador privado de China y uno de los principales fabricantes para Apple, ya ha subido los sueldos cuatro veces en tres años. Un trabajador que se incorpore a su empleo a día de hoy, gana casi dos veces más que un nuevo empleado en 2010.
Un reciente artículo publicado en el Wall Street Journal detalla que las firmas están trasladando su producción a economías menos desarrolladas del sureste de Asia, tales como Tailandia o Vietnam, que se están volviendo más competitivas que la mano de obra china. Otros fabricantes están comenzando a 'relocalizar' algunas de sus operaciones de nuevo en Estados Unidos, incluido el traslado -muy publicitado- por parte de General Electric de la producción de algunos de sus aparatos eléctricos a Louisville, Kentucky.
Pekín, que durante mucho tiempo ha estado buscando un crecimiento agresivo de la capacidad industrial china, ha respondido centrando de nuevo su empeño en aquellas industrias que producen bienes de alto valor. Esto es un reflejo del cambio que se produjo en la economía de Estados Unidos, cuando se abandonaron los empleos de aquellas industrias con poco margen de beneficio (que han descendido de forma espectacular), en favor de los empleos con un mayor valor añadido, con sueldos y productividad significativamente mayores.
Sin embargo, la transición no ha sido fácil para Estados Unidos. Desde el máximo alcanzado en 1979, con 19.6 millones de empleos en el sector industrial, la economía norteamericana ha perdido seis millones de esos empleos en el transcurso de las tres últimas décadas. Y, aunque la producción industrial casi se duplicó gracias al aumento de la productividad, ha sido un proceso difícil para muchos ciudadanos estadounidenses.
Este proceso podría resultar peor incluso para China, que aún hoy es un país mucho más pobre de lo que era Estados Unidos en 1979. Es más, China se enfrenta al reto que suponen cada año los millones de nuevos integrantes del mercado laboral urbano, que es el que sustenta la industria. Quizás el peor indicador de todos sea que sólo logró 51.9 puntos de los 100 posibles en el Indice 2013 de Libertad Económica de la Fundación Heritage.
Puesto que los salarios reflejan la productividad de la mano de obra, a medida que los sueldos bajos dejen de existir en China, su economía tendrá que llevar a cabo la difícil transición en busca de una productividad mayor, a la vez que continúa creando millones de nuevos empleos. La pregunta es: ¿Podrán los chinos dar respuesta a ese desafío?