El liderazgo de Rafael Correa, más allá del Ecuador
El rol de Ecuador y Venezuela dentro de la izquierda latinoamericana. El escenario político regional y la proyección de Correa como eventual sucesor de Hugo Chávez Frías.
La contundente victoria electoral obtenida por Rafael Correa se conoce en un momento por demás oportuno, cuando se considera la posición del mandatario dentro del escenario político latinoamericano. El delicado estado de salud de Hugo Chávez Frías y la incertidumbre en cuanto a su capacidad de volver a ejercer la presidencia han dejado al "bolivarianismo" sin un líder definido. Si bien Chávez ha regresado a su país luego de permanecer dos meses en Cuba, este retorno no ha logrado aportar mayores certezas en cuanto a su real estado de salud. Probablemente, el mandatario venezolano haya visto mejorar en algo su salud; quizás, este dato permita explicar el permiso médico (si acaso existió) otorgado para recorrer los algo más de dos mil kilómetros que separan La Habana de Caracas. Pero el hermetismo de las autoridades venezolanas en torno a las condiciones de salud reales del jefe de estado solo ha logrado mantener la incertidumbre se mantenga; más aún, cuando Chávez es retenido dentro del Hospital Militar de Caracas.
Si bien el Ecuador es un estado relativamente pequeño -comparándoselo con sus vecinos sudamericanos-, es, sin dudas, el más importante miembro del ALBA, después de Venezuela. Cuenta con catorce millones de habitantes, un PBI nominal de 74 mil millones de dólares, importantes recursos energéticos y un carismático presidente; motivos acaso suficientes como para posicionar al país como el segundo más relevante del bloque. La Argentina es la otra nación que, por dimensiones y en función de la posición política exhibida por gobierno, podría pretender tomar la posta de Hugo Chávez dentro del 'movimiento'. Pero ha mantenido una política más moderada y de menor confrontación en relación a factores de poder internacionales extrarregionales. Aún cuando Néstor Kirchner y Cristina Fernández Wilhelm siempre se declararan manifiestos admiradores de Hugo Chávez, no puede decirse que hayan decidido ser parte formal del bloque duro de las naciones alineadas a Caracas. De hecho, Buenos Aires no adhirió ni suscribió el ALBA.
Es así que el proceso electoral ecuatoriano no solo ha obsequiado un sustantivo impulso al liderazgo de Rafael Correa puertas adentro de su país, sino que también ha servido para potenciar la figura del mandatario hacia el exterior. Teniendo en cuenta el inestable pasado político de la nación andina, no sería arriesgado sostener que el actual es un momento histórico para la política exterior ecuatoriana. En definitiva, se trata de una de las primeras veces en su historia en donde el país podría ostentar un cierto liderazgo regional.
Los miembros plenos del ALBA son Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, Vicente y Granadinas, y Venezuela. De dicha lista de países, se desprende la obvia conclusión de la supremacía venezolana. Ante el enigmático futuro de la nación caribeña, Ecuador podría convertirse en el heredero natural (o temporal) de aquel liderazgo.
Al mismo tiempo, y para poner las cosas en su correcta dimensión, vale la pena recordar que la "Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América" ha sido una organización internacional con escasa capacidad de impulsar cambios reales dentro del sistema político latinoamericano. Y es también posible que el futuro del ALBA se encuentre directamente supeditado al proceso político interno venezolano. La supervivencia de dicha construcción bien podría depender de la continuidad del chavismo, ya sea con o sin Chávez en el ejecutivo venezolano. A la postre, la existencia del bloque (al que Correa eventualmente podría liderar) depende en buena medida de factores no controlados por el propio Ecuador, escenario que aporta algo de precariedad al eventual nuevo papel de Correa en la región.
Aunque suene paradójico, Brasil no ocupa un lugar de importancia dentro de este análisis. Brasilia exhibe el objetivo manifiesto -desde hace ya algún tiempo- de liderar el subcontinente en el plano político, más allá de los sub bloques que subsistan en su seno. Es por esto que, para las autoridades brasileñas, no es un factor importante lo que podría suceder o dejar de suceder con el 'Socialismo del Siglo XXI', siempre y cuando un eventual nuevo status quo poschávez no afecte sus intereses estratégicos.
El contexto político latinoamericano, la salud de Hugo Chávez y el proceso interno del Ecuador parecieran haberse alineado para ofrecerle a Rafael Correa la oportunidad de proyectar su liderazgo más allá de las fronteras de su país. De la yuxtaposición entre estos tres factores y de las capacidades personales del reelecto presidente dependerán las posibilidades de que éste nuevo liderazgo regional -o, al menos, subregional- se consolide.
* El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales