El poco verosímil proceso electoral de Irán
Las autoridades iraníes anunciaron el pasado martes la aprobación de ocho candidatos, a quienes les será permitido competir en las elecciones presidenciales del próximo 14 de junio.
Las autoridades iraníes anunciaron el pasado martes la aprobación de ocho candidatos, a quienes les será permitido competir en las elecciones presidenciales del próximo 14 de junio. El Consejo Guardián, que puede vetar a los candidatos, se aseguró de que el próximo presidente de Irán sea un sirviente que se pliegue de manera flexible ante el Líder Supremo, el Ayatolá Ali Khamenei.
El régimen aspira a reparar su decreciente legitimidad popular, evitando una reproducción de la desastrosa elección presidencial de 2009, que dio lugar a amplias protestas en contra del fraude en los resultados, momento en que el actual presidente Ahmadinejad obtuvo su segundo período. En esta oportunidad, las autoridades eliminaron a todos aquellos candidatos incluso remotamente conectados con la oposición -el Movimiento Verde-, y aprobaron solo a ocho de los setecientos contendientes registrados.
Entre los aspirantes descartados, se encontraban el ex presidente Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, un veterano pilar de la revolución de 1979 y que había criticado lo ocurrido en 2009, y Esfandiar Rahim Mashaei, protegido del actual jefe de estado Ahmadinejad, que tiene impedido ir por un tercer mandato. Ambos candidatos fueron considerados como una amenaza para el poder representado por la línea dura, y que es respaldada por el Ayatolá Khamenei.
Seis de los ocho candidatos remanentes exhiben profundas conexiones con el Líder Supremo. Quien parece encabezar las preferencias es Saeed Jalili, que sirviera durante largo tiempo como consejero de Khamenei y que actualmente ocupa el rol de principal negociador iraní en el tema nuclear. Jalili es un intransigente revolucionario que perdió una pierna en la Guerra entre Irán e Irak. Un diplomático occidental comentó que Jalili es "especialista en monólogos", no en dialogar.
Otros prominentes candidatos de línea dura son el intendente de Teherán, Mohammad Qalibaf, el ex ministro de Relaciones Exteriores Ali Akbar Velayati, y el antiguo comandante de la Guardia Revolucionaria, Mohsen Rezai.
Dos aspirantes de centro también recibieron la bendición para participar: Hassan Rowhani, un aliado de Rafsanjani, y Mohammad Reza Aref, que sirviera como vicepresidente bajo el gobierno de Mohammad Khatami. Los citados optarán por silenciar sus críticas contra los candidatos de línea dura del régimen. Después de todo, Mir Hossain Mousavi y Mehdi Karoubi, los candidatos reformistas que protestaron por el fraude electoral de 2009, aún se encuentran bajo arresto domiciliario.
La elección tendrá poco impacto en los asuntos que más preocupan a Estados Unidos: el programa nuclear iraní, el terrorismo, y la política exterior hostil. La totalidad de estas políticas son establecidas por el Líder Supremo, quien observa la última palabra en todos los asuntos que más interesan a la República Islámica.
Khamenei incluso controla el proceso electoral, conforme lo ha dejado bien en claro -otra vez- durante la pasada semana. Seis de los ocho candidatos presidenciales mantienen nexos profundos con él. El próximo presidente de Irán estará determinado más por la elección que el Líder Supremo haga, antes que por un proceso electoral genuino.
* Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés: http://blog.heritage.org/2013/05/24/irans-bogus-election-process/