Sopa de sapos
"La política es el arte de conseguir que tus intereses egoístas parezcan intereses nacionales"(Thomas Sowell)
Con la única excepción de sendos besos a varios hijos de sus militantes preferidos, la crispación y la obstinación de la señora Presidente siguieron siendo la curiosa brújula que orienta el rumbo del Gobierno. Contra todo lo que podría esperarse de alguien que dispone de una inteligencia como la que la militancia atribuye a su nueva jefa espiritual, ésta continúa su terca marcha hacia varias derrotas anunciadas; por ello, la experiencia que han dejado los diez años de kirchnerismo –en sus dos variantes- hacen cada vez más probable la confirmación de los peores temores.
La “no positiva” guerra gaucha, la vieja batalla contra los medios no oficialistas, abortada por la Justicia y ahora por Mauricio Macri y José Manuel De la Sota, el inexplicable cachivache del acuerdo con la República Islámica de Irán, las cada vez más pesadas denuncias de gigante corrupción, el fracaso de la invasión a La Rural, la segura frustración de la “democratización” del Poder Judicial, el avance de los fiscales federales sobre funcionarios y el presumible despertar de los jueces de Comodoro Py, las imputaciones penales contra la propia Cristina Kirchner y Guillermo Moreno por el sospechoso pago de mil millones de dólares a los tenedores de bonos, la apertura de causas contra la Procuradora Alejandra Gils Carbó y el Juez Casanello por amparar a Lázaro Báez, y hasta la payasada del monumento a Cristóbal Colón, describen los ingredientes de una sopa y preanuncian un escenario cada vez más complejo para las posibilidades del partido del gobierno de cara a las dos elecciones que, al menos en teoría, se producirán este año.
A ello se suma la ya confirmada ausencia de candidatos con capacidad de traccionar el voto en los distritos más reacios al oficialismo -la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las provincias de Santa Fe, Córdoba, Chubut, Santa Cruz y Mendoza- e, inclusive, en la crucial Provincia de Buenos Aires, habla de la soledad en la que la señora Presidente se encuentra en el vértice de su “modelo”. El jueves, la más desencajada e incoherente Cristina que me tocó ver desde su asunción, estalló y acusó a Daniel Scioli y a Sergio Massa de dejarla sola y no defenderla frente a estos supuestos casos de corrupción que, hasta la fecha, ella misma no ha desmentido. De todas maneras, ambos debieran comenzar a pensar si vale la pena obedecerla, cuando un soldado fiel y eficiente como fue Agustín Rossi en la Cámara de Diputados es pagado con tan mala moneda.
Desde otro ángulo, y ya con características irreversibles, el panorama económico tampoco favorecerá las aspiraciones del Frente para la Victoria. El nuevo congelamiento de los precios de sólo 500 productos implica la obligada liberación de los restantes 24.500 que conforman el universo de los grandes supermercados. El tan cacareado cierre de las paritarias en cifras en torno al 24% de incremento se contrapone a los dichos de Oscar Farol Lescano –“si la inflación continúa, reabriremos la negociación, más allá de lo firmado”-, a la trágica huelga de los “trabajadores de la educación” bonaerense y al seguramente arduo trámite de la discusión de Camioneros.
Siendo un año electoral, y como ya lo demostrara la Señora de Kirchner con el adelantamiento de los anuncios de aumento de los montos de asignaciones familiares y de subsidios varios, el actual preanuncia al menos la continuidad –sino el fuerte incremento- de la emisión monetaria, que generará más inflación e impactará en el dólar blue. La crónica escasez de dólares de nuestra economía, que se agravará este año por la necesidad de importar casi catorce mil millones en combustibles, indica un final cada vez más próximo para las reservas del Banco Central.
Es por todo ello que, según mi particular visión, sólo tiene limitadas alternativas para impedir su derrota en las elecciones legislativas de octubre, traducida en perder su mayoría obsecuente en la Cámara de Diputados y verse transformada, definitivamente, en un pote de yogurt con fecha de vencimiento cierto: el fraude masivo o la violencia, ésta en un grado tal que le permita decretar el estado de sitio y suspenderlas sine die.
La Argentina de hoy no está tan mal como aquella del 2001, y la mayoría de sus datos permiten afirmar que, con políticas y conductas internacionales adecuadas, la mayor parte de nuestros problemas económicos actuales podrían ser rápidamente superados. En una nota, llamada “La Argentina que Quiero” (http://tinyurl.com/bla4n57), listé las medidas que permitirían ese futuro que todos nos debemos; pero, para que ello sea posible, debemos aprender a votar, escudriñando detalladamente qué hizo cada uno de los candidatos en el pasado, porque no habernos detenido en qué habían hecho los Kirchner en Santa Cruz nos ha traído a este lamentable presente.
Si me equivoco y las elecciones de octubre se realizan, también sería útil estudiar cómo votaron los candidatos a renovar sus bancas tantos adefesios legales como la Ley de Medios, la confiscación de las AFJP, los blanqueos de 2008 y 2013, la emergencia económica permanente, la “democratización” de la Justicia y sus seis leyes, la confiscación de YPF y de Ciccone, la “estatización” de Aerolíneas Argentinas, la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, el pacto con Irán, la ley antiterrorista, etc.
De todos modos, reitero que me parece muy positivo que los opositores hayan aprendido cómo luchar contra este mafioso oficialismo, tal como lo demuestra el compromiso de no permitir la reforma de la Constitución, de derogar el mamarracho destructivo de la Justicia y la ley de lavado de dinero, con la denuncia de quienes se hayan acogido a ella, y de avanzar sobre todos los cargos a los cuales la nueva composición de Diputados pueda permitirles acceder, como la Presidencia de la Cámara misma.
En los próximos días organizaré un nuevo encuentro con mis lectores y, esta vez, me aseguraré de evitar los inconvenientes de falta de espacio que me obligaron, después del 10 de abril último, a pedir disculpas. En él discutiremos el futuro, sobre todo el inmediato, pues creo que resulta indispensable que organicemos serias medidas de defensa civil contra lo que temo se transforme, a breve plazo, en un franco ataque militante a la democracia y a la paz, inspirado en las actitudes de Nicolás Maduro; la permanente denuncia de conspiraciones letales en su contra ya no difieren mucho de las que la señora Presidente ha lanzado desde su atril estos días.
La desesperación de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner ante su dieta de sopa de sapos conduce al país al borde del abismo y, como siempre ha hecho, seguirá avanzando. Aún estamos a tiempo de evitar la caída mortal.