SOCIEDAD: RAUL ZORZON

Calma, Señora; con esa furia, va a explotar

¿Se cree Usted omnipotente? No quiere conceder nada; los últimos reveces judiciales la sacudieron en forma virulenta. Florecieron en Usted el desenfreno, el fastidio, y hasta revela sin eufemismos su incontenible cólera...

24 de Junio de 2013

¿Se cree Usted omnipotente? No quiere conceder nada; los últimos reveces judiciales la sacudieron en forma virulenta. Florecieron en Usted el desenfreno, el fastidio, y hasta revela sin eufemismos su incontenible cólera. La parranda que su gobierno improvisó llegó a su fin.

El ánimo exacerbado revela la falta de sabiduría y de contención; la sinrazón se hace evidente con los enojos. Sus gritos, Señora, son patéticos. Son conductas deplorables, más aún cuando se ejerce una función tan importante.

Algunos consejos: la paciencia puede ser un buen correctivo para los desenfrenos, y una buena dosis de silencio ayuda más todavía. Si sus caprichos no son correspondidos es porque está Usted desentonada.

Este sistema -su "modelo"- se descarga hoy en los delirios y termina en un dilema difícil de recomponer si no se corrige el rumbo. Las manías traen graves consecuencias; esos límites que se sobrepasaron conducirán a estragos que aporrearán a su gobierno.

Las instituciones de la república deben funcionar desde su misma matriz constitucional, cumpliendo con las obligaciones que les competen y respetando la división de poderes. El Ejecutivo es quien gestiona, el Legislativo controla, y el Judicial asegura su cumplimiento y juzga. Es la forma más estricta del orden democrático. Eso se llama civilización, lo opuesto de la barbarie.

En sus discursos, Señora, cargados de furia, se acentúa un tono que anda como rebuscando justificativos, y es entonces cuando se le escapa la improvisación, con sus contradicciones. Su oratoria se transfigura en un acto de ira, de frustración; y su actuación -al mejor estilo de banda de circo o de radioteatro- dejan lugar al espanto.

En las últimas apariciones públicas, habló Usted a los gritos, con gestos encuadrados en su ya bien conocida incontinencia mediática. Fueron tan absurdos sus justificativos que, al final, terminó comparándose con el propio Manuel Belgrano y, para remate, expresó que si éste viviera, apoyaría su Administración. De no creer...

Pero lo que Usted no dijo es que este prócer ofrendó su vida por la Patria y murió en la pobreza, entregando su reloj (lo último que le quedaba) para pagar los costos de tratar su enfermedad. Como antítesis, Usted, Señora, ha hecho crecer su patrimonio en más de mil por ciento en esta última década.

Y, para distraer a la opinión pública, afirma tener un gran conocimiento de la historia argentina, adosándose el título del Sarmiento de esta época. Su gran complejo es estar siempre al lado de los mejores; ¿se imagina prócer? Sistemáticamente, se rodeó de lo peor de la política, y ahora trabaja para encubrirlo. Pero todos lo sabemos: son una sarta de ladrones protegidos, que delinquen a cara descubierta mientras ofician de laderos.

Qué dudas caben sobre el arrebato permanente de su lengua; esta no encuentra paz ni la armonía necesaria para pensar y obrar con calma y sin resentimientos. Cuando la brutalidad cubre el raciocinio, para que este no despeje las pretensiones maniáticas, el resultado se ve en este turbulento conflicto interior.

Si las palabras, el tiempo y las oportunidades -tan necesarias para el equilibrio en el poder- se arrebatan para promover a más violencia verbal solo con tal de retener la iniciativa, éste, Señora, es el camino más rápido hacia la anarquía.

Las consecuencias de las mayorías parlamentarias absolutas que quitan institucionalidad a la República son determinantes en los abusos de poder: siempre terminan en despotismo. Los populismos son los generadores de las peores crisis económicas y políticas.

La reprimenda contra quienes intentan poner algún límite no se detienen: su gobierno, Señora, va por la justicia para organizar la impunidad. La formidable derrota en los tribunales sobre la reforma judicial la descolocó de tal forma en sus estrategias, que debieron redoblar la apuesta al voleo con agravios que dan más lugar a la incontinencia. En su obstinación, incitan a un golpe de estado judicial; difícil es leer otra cosa.

La magistral clase de instrucción cívica brindada por el Alto Tribunal golpeó fuerte en el corazón del régimen: fue una lección constitucional. Lo dejaron bien claro los magistrados: la Justicia es un poder del Estado y no un abroquelamiento jueces.

Ese "caluroso" acto por el Día de la Bandera, más que un evento patrio, fue -de nuevo- una jugada oficialista, aunque pronto quedará en el olvido. En esa perorata, Señora, apeló Usted repetidamente a la ironía y al sarcasmo; expuso a la perfección lo que su biografía le dicta: cargar en el otro lo que a Usted le molesta.

Lo máximo de la farsa fue el momento en que intentó bailar los acordes de nuestro himno, tratando de imitar con sus gestos el estilo grotesco del destituído (por insano) ex presidente ecuatoriano Abdalá Bucaram. Fueron tan estremecedores el sainete y el mensaje que, evaporando rabia por todos lados, despotricó sin piedad contra todo el espectro judicial. Lo cual llevó al ex fiscal Julio Stassera a calificarla de "ordinaria y mal educada".

Señora: Usted y los suyos se están quedando sin argumentos, y se nota que perdieron la paciencia. Sus arengas en Cadena Nacional no hacen más que desenmascarar la inestabilidad de una mujer desencajada. Sugerencia: aprender a callarse, o bien hablar solo de aquello que conoce.

De nuevo: quienes marcan los errores de su gestión son considerados obsecuentes de la "derecha destituyente". La prensa libre, Señora, a Usted le molesta, y necesita acallarla de cualquier forma. Manifestar descontento es ser "golpista". Ahora resulta que despotricar contra miembros de la Corte, magistrados y fiscales probos que fallan de acuerdo a derecho -acusándolos de ser una "corporación judicial que quiere cogobernar"- pareciera ser lícito. Algo de cierto hay en las expresiones del Diputado Carlos Kunkel, esto es, que los jueces "cajonean" causas por dinero. Hemos de preguntarnos si el Señor no se refería a Norberto Oyarbide, Guillermo Casanello u algún otro amigo del poder. Esta arremetida palpita una ventolera de juicios que vendrán; por eso, Señora, buscan Usted y sus socios el camino para su protección.

Los responsables de desobedecer normas legales son pasibles de ser objeto de graves sanciones; también, por aprobar leyes de carácter inconstitucional. A tomar nota: estos delitos jamás prescriben, y así lo explicó el Dr. Alejandro Fargosi. Por lo tanto, cuando dejen sus fueros y regresen al llano, algún juez federal -aunque pase algún tiempo- los estará esperando. Y todo llega.


* El autor es productor agropecuario; reside en la ciudad de Malabrigo (Provincia de Santa Fe)

 

Raúl Zorzón (Malabrigo, Provincia de Santa Fe) | El Ojo Digital Sociedad