INTERNACIONALES: DR. ARIEL COHEN

Reseteo de las relaciones rusonorteamericanas: hora de escuchar a los críticos

Desde un correcto planteo en forma de columna, el Consejo Editorial del periódico The Washington Post arremetió contra la política hacia Rusia del presidente Barack Obama y el discurso que el jefe de estado de la Unión ofreciera en Berlín del pasado jueves.

26 de Junio de 2013

Desde un correcto planteo en forma de columna, el Consejo Editorial del periódico The Washington Post arremetió contra la política hacia Rusia del presidente Barack Obama y el discurso que el jefe de estado de la Unión ofreciera en Berlín del pasado jueves.

El editorial criticaba merecidamente la ingenuidad con la que Obama intentó un acercamiento hacia el presidente ruso, Vladimir Putin, mediante una propuesta mal elaborada tendiente a reducir un tercio del arsenal nuclear de Estados Unidos, a la vez que ignoraba la intencionada falta de cooperación de Rusia en un gran número de asuntos clave.

Este deseo de asegurar su 'legado' de desarme nuclear y de un mundo libre de armas nucleares tiene su origen en el tiempo que el presidente pasó en la Universidad de Columbia. Allí, el todavía estudiante universitario Barack Obama redactó en 1983 un artículo sobre este tema, pidiendo el “cero global”, es decir, el desarme nuclear total.

Para lograr tan difícil objetivo, el presidente ha permanecido callado ante la agresividad de Rusia respecto a la guerra en Siria, el respaldo a Irán, la implacable oposición a la defensa antimisiles de Estados Unidos y la represión sin precedentes de los derechos humanos dentro de sus fronteras.

El Post reflejó que:

    En un intento por reprimir las crecientes protestas contra su amañada reelección y la autocracia enormemente corrupta que preside, Vladímir Putin ha lanzado lo que los grupos de derechos humanos tanto rusos como occidentales describen como la campaña más intensa y generalizada de represión política desde la caída de la Unión Soviética (...) Los grupos independientes de derechos civiles y humanos están siendo desposeídos de manera sistemática tanto de su financiación como de toda protección legal.

    Al haber perdido el respaldo de la clase media urbana (...) Vladimir Putin ha estado fortaleciendo sus bases entre los nacionalistas rusos y los cristianos ortodoxos. Eso implica basar su política exterior en el antiamericanismo. Los programas de ayuda de Estados Unidos se han clausurado y se ha prohibido que los ciudadanos estadounidenses adopten niños rusos. Además, se está llevando a cabo una intensa campaña de propaganda por parte de los medios de comunicación sustentados por el gobierno.

Tras volver de un reciente viaje a Rusia, puedo decirse que, por primera vez en veinticinco años, los rusos viven de nuevo temiendo por su libertad y por el futuro de sus hijos.

Los críticos declarados del régimen, tales como el informador Alexéi Navalny, se enfrentan a acusaciones penales por cargos inventados. El símbolo de la oposición y campeón mundial de ajedrez, Garri Kaspárov, anunció recientemente que ser irá del país. Los excesivamente celosos investigadores del gobierno han acosado a Serguéi Guriev, un conocido y eminente economista, hasta que este se ha terminado autoimponiendo el exilio. Y no obstante, nada de esto ha recibido la más mínima mención por parte de Barack Obama.

Como ha señalado la Fundación Heritage de manera repetida desde 2010, la política de 'reinicio' o 'reseteo' de relaciones con Rusia estaba destinada al fracaso desde el principio. Esta ignoraba el acercamiento de Moscú a los autoritarios enemigos de Estados Unidos, desde Caracas a Teherán, así como su masiva modernización militar, su política neoimperialista y la represión de la disidencia al estilo soviético.

“Hacer la vista gorda” es una mala política exterior, como lo es abandonar a los demócratas rusos y a los socios y aliados de Estados Unidos en Europa Oriental y Eurasia. El resurgimiento de la tripleta ideológica zarista del siglo XIX ruso de ortodoxia, autocracia y populismo (agravado por un furibundo sentimiento antiestadounidense) es una mala noticia para los intereses de seguridad de Estados Unidos y Europa.

Por todo ello, ya es hora de que el presidente Barack Obama comprenda la realidad y escuche a los críticos de su política con Rusia.

Dr. Ariel Cohen | Heritage Libertad, The Heritage Foundation