EE.UU.: asilo de Edward Snowden hunde al 'reseteo' de Obama
El Kremlin asestó un golpe diplomático a las relaciones entre Estados Unidos y Rusia cuando Moscú concedió asilo político temporal al ex analista de la NSA Edward Snowden.
07 de Agosto de 2013
El Kremlin asestó un golpe diplomático a las relaciones entre Estados Unidos y Rusia cuando Moscú concedió asilo político temporal al ex analista de la NSA Edward Snowden. De tal suerte que, ahora, puede que la Casa Blanca cancele una cumbre entre ambos países que estaba programada para principios de septiembre, aparte de que la política de reinicio (reset) del presidente estadounidense Barack Obama respecto a Rusia requerirá de una reevaluación significativa.
Esta será la primera vez desde el final de la Guerra Fría que Estados Unidos cancela una cumbre con Rusia programada con antelación. El alcance del daño causado a las relaciones entre Estados Unidos y Rusia quedará patente durante estos próximos meses, un daño que puede ser significativo.
Existen tres niveles de motivos que impulsan los cálculos que está haciendo Rusia en el asunto Snowden. El primer nivel es posicionar a Rusia como un importante actor en el campo de las operaciones de la diplomacia pública y la información estratégica.
Moscú está jugando las bazas de la "libertad de información" y el "derecho de privacidad" contra Estados Unidos. De hecho, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, tiene su propio programa en Russia Today (RT). Los estrategas de la propaganda rusa creen que pueden atraer a las masas libertarias de jóvenes con alto nivel educativo de todo el mundo, acusando a Estados Unidos de ser un Estado policial. Dicho enfoque hace que Estados Unidos tenga una mala imagen a la vez que mantiene a la opinión pública mundial distraída de los tejemanejes rusos.
El segundo nivel es nacional. Durante décadas, Rusia se definió a sí misma por su oposición a Estados Unidos. La máquina de propaganda del Kremlin está tratando de convencer a los rusos de que Rusia es ahora tan fantástica que los extranjeros quieren ir a vivir allí.
Moscú sacó mucho provecho de la adopción de la ciudadanía rusa por parte del famoso actor francés Gerard Depardieu debido a que éste no quería pagar el ridículo 75% del impuesto sobre ingresos del presidente François Hollande. El asunto Snowden tiene una apariencia similar: se trata de un extranjero importante que quiere vivir en Rusia por "razones ideológicas". Sin embargo, el historial de los desertores occidentales en Rusia es desolador, a menudo con casos de hastío, alcoholismo e incluso suicidio.
Por último, el asunto Snowden sitúa al presidente Vladímir Putin en una posición de fuerza frente a Obama, que es donde quiere estar en relación con sus homólogos extranjeros. Está buscando dar la impresión de que es Estados Unidos el que va a Rusia a implorar. Como en el caso de los hermanos Tsarnaev, Putin tiene algo que Estados Unidos quiere.
Con Putin en posición de ofrecer acuerdos, Obama está maniobrando hacia una posición de debilidad, dando peor imagen incluso que Jimmy Carter. Y ahí es donde lo quiere el Kremlin.
Aunque eso tiene un precio: las relaciones entre Estados Unidos y Rusia están más tirantes que nunca y cualquier factor desestabilizador crearía un serio problema. Aunque los pragmáticos creen que la Casa Blanca y el Kremlin tienen mucho que perder, el daño ya ha sido provocado y va a peor.
Por supuesto que las relaciones entre Estados Unidos y Rusia se basan en el beneficio para el interés nacional. Sin embargo, cada vez están más envenenadas por el rechazo ideológico de Occidente y Estados Unidos por parte de las élites gobernantes rusas.
Más tarde o más temprano, Estados Unidos podría reaccionar de un modo asimétrico en cuestiones económicas, energéticas y de derechos humanos. Y puede que al reloj del “reinicio” ruso de la administración Obama le quede poca arena.