Una coalición no podrá resolver la crisis siria
Mientras la Administración Obama se prepara para responder por la vía de la fuerza contra el régimen de Basher al-Assad en Siria...
27 de Agosto de 2013
Mientras la Administración Obama se prepara para responder por la vía de la fuerza contra el régimen de Basher al-Assad en Siria por haber empleado armas químicas, queda expuesto que se planea intervenir con una "coalición de voluntades". Esto remite a un pobre consuelo.
La realidad refiere que -y todo mundo lo sabe- este tipo de operaciones simplemente no puede llevarse a cabo por parte de Occidente sin el apoyo estadounidense. Barack Obama puede haber corrido detrás de las circunstancias en Libia, pero la operación no hubiese tenido lugar si los militares de Estados Unidos jamás se hubiesen desplegado allí para derribar la puerta y oficiar de columna vertebral para que las fuerzas de la OTAN completen el trabajo. Los franceses tampoco hubieran podido desplegar sus tropas en Malí sin apoyo norteamericano. Lo concreto es que, si una operación de esta magnitud tiene lugar en cualquier parte del mundo, es porque se basa en el protagonismo de los Estados Unidos.
En lo que respecta a la legitimidad provista por el respaldo a la coalición, ello tampoco es decisivo. Existe una vieja máxima militar que reza que "la victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana". Cuando todo va bien, las coaliciones parecen contar con la aprobación del globo. La primera Guerra del Golfo fue un ejemplo en este sentido. Todas las naciones regresaron a casa con una sonrisa. En la segunda Guerra del Golfo, el hecho de que Estados Unidos se encontrara respaldado por una coalición no protegió a la Administración Bush del ridículo y la burla, luego de que la ocupación salió mal.
Las verdaderas coaliciones militares tienen éxito cuando proporcionan utilidad militar concreta. Las coaliciones manufacturadas para garantizar cobertura política son, basícamente, inútiles.
No habría inconvenientes si se tratase de conformar una coalición entre socios predispuestos a intervenir en Siria, si la misión tuviera sentido. Pero, en este caso, no la tiene.
Existen mejores maneras para que los Estados Unidos protejan sus intereses en la región: lidiar con la crisis humanitaria, frustrar la resurgencia de al-Qaeda, mitigar la influencia de la República Islámica de Irán, y llevar a al-Assad ante la justicia.
* El autor, Dr. James Jay Carafano, es analista experto en temáticas relativas a Defensa y Seguridad Interior. Dirige el Centro Allison para Estudios de Política Exterior en la Fundación Heritage (The Heritage Foundation, Washington, D.C.). El Dr. Carafano es también historiador y profesor.