POLITICA: CARLOS ALBERTO FALCONE

El Grupo Clarín, el kirchnerismo, y el fallo de la Corte sobre la Ley de Medios

En una recordada escena de "El Padrino", Marlon Brando, interpretando al "capomafia", le dice a su hijo que insultaba a quienes los habían atacado...

29 de Octubre de 2013
En una recordada escena de "El Padrino", Marlon Brando, interpretando al "capomafia", le dice a su hijo que insultaba a quienes los habían atacado: "¡No! ¡Nunca odies a tu enemigo! Te quita inteligencia para combatirlo!". Este es, quizás, uno de los más destacados pecados del Kirchnerismo. También parece serlo de parte de la oposición. Su odio al kirchnerismo les oculta que no todo lo que se hizo es necesariamente malo o tiene causas perversas y que no todos los que lo combaten lo hacen por los mismos motivos. Existen sectores que lo hacen por simple y claro antiperonismo. Otros hacen lo que hacen porque han visto afectados sus negocios (inclusive los que los tenían con el propio kirchnerismo y luego se han peleado). Este gobierno -debo confesar- no me merece la menor simpatía, aunque pueda coincidir con algún análisis parcial. A mi leal saber y entender, Jorge Lanata -por ejemplo- podrá ser un muy buen periodista, pero su pensamiento básico, antimalvinista, antiperonista, progre y de "señora gorda", que se encuentra en las antípodas de lo que yo creo y defiendo. Con Clarín, sucede exactamente lo mismo. Llama la atención que la mayoría de sus enemigos más acérrimos eran, hasta hace pocos años, sus lectores más entusiastas y se hayan conformado ideológicamente con el ideario antisindical, antipolítico y antinacional del citado pasquín. 
 
No se me va a caer una lágrima porque le apliquen el sistema que los godos utilizaran para con Tupac Amaru. No creo que con esto se resienta mucho más de lo que está lo que eufemísticamente se denomina "libertad de prensa". Y tampoco estimo que el Gobierno Nacional pueda disfrutar demasiado con la medida. Podríamos decir que la AFSCA ha triunfado, pero que el kirchnerismo está muerto
 
Aunque sé que es de mal gusto citarse (costumbre de la que abusa Cristina Kirchner), reproduciré un artículo desarrollado por mí el 29 de mayo del año 2010, que creo hoy adquiere vigencia. Mi temor al releerlo es aquello que citaban los antiguos sabios: "Los Dioses tienen dos formas de castigarnos. Una es negarnos todo lo que pedimos. La otra es concedernos todos nuestros deseos".
 
Necochea, 29 de mayo de 2010
 
 
El Grupo Clarín y la Ley de Medios
 
Los muchachos kirchneristas han elegido su enemigo. Centraron la mira en el multimedio Clarín, luego de abandonar, con más pena que gloria, la lucha ideológica contra la “oligarquía terrateniente”, devenida hoy sin su conocimiento en una burguesía rural nacional, a cuya producción el país debe su relativa prosperidad. 
 
Se acusa al “gran diario argentino” y a su actual CEO, Hector Magneto, de conspirar contra el gobierno. O, para tomar el lenguaje oficial, de ser "destituyentes". ¿Cómo se destituye desde los medios? Explicamos: acentuando algunas cosas, ocultando otras, mostrando lo que no hay que mostrar; creando sensaciones, y formando opinión. 
 
Se le está haciendo muy difícil a Clarín defenderse de estas acusaciones, debido a una razón sencilla pero fundamental: aquéllas son ciertas. Receptores e intérpretes del pensamiento y de la ideología de una porción mayoritaria de la clase media argentina, los integrantes del multimedio, han hecho negocios con todos los sectores gobernantes de nuestro país (desde los militares hasta los Kirchner, sin dejar a nadie afuera), para luego ayudar su caída, ya sea por golpe, crisis o elección. "Pegue y salga", como Nicolino Locche: Clarín les sacó a los gobiernos, civiles y militares, leyes y prebendas que le permitieron tener cada vez más poder, el que luego utilizaban para colaborar en desbarrancar del cargo al ex socio, inutilizado por su desprestigio.
 
Hasta llegaron a soñar con tener un presidente propio, como "O Globo" en Brasil con Fernando Color de Mello, pero a Elisa se le dio por el esoterismo y hubo que escapar del incendio. 
 
 
Sacar y poner
 
Trascendió en su oportunidad que, siendo Carlos Saúl Menem presidente, en una conversación con Magnetto, reprochó a éste que su medio trabajaba para poner otra Administración, a lo que el CEO respondió: "Nosotros no ponemos gobiernos; los sacamos". Pero existe algo que debemos señalar: no son destituyentes por propia causa. No existe algo intrínsecamente diabólico en su accionar, como creen graciosamente "La Cámpora" o la milicia "intelectual" que se da calor en Carta Abierta
 
Es más, estoy seguro de que al multimedio le encantaría un gobierno amigo, que se sucediera a sí mismo por la eternidad y con el que se pudiera realizar negocio tras negocio, creciendo como un gigantesco agujero negro mediático, hasta llegar a confundir los límites de uno con el del otro. 
 
El problema no reside en la voluntad de los que dirigen los destinos de Clarín y compañía, sino en la naturaleza de la estructura en la que basa su poderío. El multimedio se centra en "el gran diario argentino" y la fuerza de éste en ser el más leído por el sector llamado de "opinión" en el país. Así, nace su influencia política y se multiplican -publicitariamente- los denarios con los que crece y se alimenta al monstruo. El problema que arruina la ecuación consiste en que el sector social del que salen sus lectores es de ilusión y desengaño rápido. En su momento, por ejemplo, se enamora de los militares porque, como todos saben, "Isabel es de derecha" y mañana pide que los encierren en cárceles comunes a los noventa años, puesto que son "genocidas". Hoy, votan al turco, porque "nos abrió al mundo y termino con la híper del inútil de Alfonsín" y mañana se van con De La Rúa, porque "nos habían dejado al borde del abismo y había que dar un paso al frente". Retornan más tarde, anteayer nomás, sueltos de cuerpo, para llorar al entierro del Padre de la Democracia; eternos hijos pródigos y eximios cultores del "Yo no lo voté"...
 
Es por esta razón que el multimedio debe vivir en un delicado equilibrio entre sus negocios con las Administraciones pasantes y el pensamiento de sus lectores diarios. Porque bien saben, ya que es su autentico metiér, que la gente compra y consume la prensa en la que puede leer, ver o escuchar lo mismo que ella cree. Lo hace para reafirmar su ideología, su “estilo de vida”, que tiene una base de partida en común con Clarín: el odio al peronismo y a los "negros". De allí en adelante, hay que acomodarse. Y a veces no es fácil, porque el calor de los negocios hace que se siga apoyando a gobiernos a los que la clase media ya les bajó el pulgar. Por una u otra razón, pero sobre todo, por el desengaño atroz que, como en tango, suele invadir estas almas sensibles. 
 
Esto es lo que le sucedió al Grupo Clarín con Kirchner, del que fue -y no gratuitamente- la herramienta más preciada a la hora de construir poder para este opaco gobernador, que había llegado al Gobierno Nacional por medio de un artilugio y con menos votos que Arturo Illia, aunque también con menos ingenuidad y escrúpulos.
 
Había que ir contra los militares, y allí estaba el multimedio descubriendo horrores y escarbando en los cuarteles. Había que golpear a los empresarios y, uno a uno, se le sacaban los trapitos al sol hasta dejarlos con la lengua afuera. La iglesia, la Suprema Corte de Justicia, eran señaladas por el dedo largo de Néstor Kirchner para ser puestos en el cepo de las páginas del "gran diario argentino", que los devolvía mansitos y al pie. El gobierno ganaba en poder y Clarín seguía extendiendo sus negocios por los medios de comunicación y calentando sus finanzas con la tibieza del sol de la Rosada...
 
 
En el cielo
 
En el año 1957, el poeta Enrique Lary escribió la letra del tango "En el Cielo" y en ella plasmó una autentica verdad filosófica: "Todo es efímero en la vida"... 
 
Los muchachos de Clarín tienen el suficiente estaño como para saberlo. Pero es tan lindo tenderse a la caricia de los vientos cálidos y dejar que los negocios traigan a los negocios, que se les fue pasando un hecho augural: el kirchnerismo venía mal con la clase media urbana. Habían perdido en Capital Federal, en Córdoba, en Santa Fe, en Rosario... Por esos tiempos, Jorge Asís sostenía: "El gobierno es incapaz de aguantar una semana de enfrentamiento con Clarín". Pero Clarín no enfrentaba. Por el contrario, se constituía en un firme pilar del kirchnerismo. Más que por lo que decía, por lo que callaba. Eran los felices tiempos de los buenos negocios conjuntos, en el que los chicos del camporismo ni soñaban que algún día tendrían que decir "Clarín Miente" y que TN llegaría a significar "Todo Negativo". Cuando la gente que hoy integra "Carta Abierta" publicaba en el matutino o tenía la esperanza de que se le abrieran las puertas de ese autentico Olimpo periodístico. Solo "La Nación", el diario de los Mitre, aliviado ideológicamente por la extinción natural de la oligarquía, abandonaba el área del Jurasico compartida con "La Prensa" y, a fuerza de una tibia oposición, le empezaba a discutir los lectores al multimedio. 
 
El despertar de los magnettistas fue duro. Se venía la Guerra Gaucha y sus lectores se estaban desflecando uno a uno, como poncho de pobre. No podía darse el lujo de perder, junto con el caprichoso kirchnerismo, esas poblaciones del interior, que habían formado un entretejido económico indisoluble con los productores de la nueva burguesía rural, al que el setentismo y el afán de caja oficial confundían con la fenecida oligarquía.
 
Fue en esta triste y melancólica etapa que transita la muerte de un romance cuando surgió la necesidad de la imprescindible Ley de Medios. Que hasta ese momento nadie había necesitado. Al menos en el gobierno. Porque, como dice Martin Fierro, "no hay cosa como el peligro pa refrescar a un mamado". Y Kirchner recordó las experiencias de sus antecesores en la partida de la Casa Rosada y decidió una medida que en parte lo reivindica: dar la batalla. A partir de ahí, y no antes, Clarín comenzó a mentir, TN a ser negativa y sus periodistas, los agentes de Cipol. 
 
Porque en la etapa previa y por orden del gobierno el autentico canal oficial era el 13 y no el 7. Kirchner entendía que la gente desconfiaba del oficialismo pago del canal del Estado y prefería un oficialismo también pago, pero privado. Todos los actos presidenciales (en el país o en el extranjero), incluso los discursos del primer mandatario, no eran transmitidos por el Canal estatal (como en todos los gobiernos anteriores) sino por una organización privada, llamada, singularmente, "La Corte".
 
Es por eso que resulta un insulto a la inteligencia (propia y ajena) que Víctor Hugo Morales explique que dio vuelta el poncho y apoya al gobierno porque está en contra de Clarín. Es como sostener que quien quiera oponerse a la práctica religiosa se debe integrar a una secta satánica...
 
La Ley de Medios tiene un grave defecto, que es la de estar hecha para un caso en particular y no en la búsqueda de una mejor información para la gente. Pero una gran virtud, que es enfrentar a una peligrosa concentración de poder mediático, como el multimedio Clarín. En realidad, es casi lo mejor que nos podía haber pasado a los argentinos. 
 
El Grupo Clarín, ya sin acuerdos con el kirchnerismo, le saca todos los trapitos al sol: la gente puede ver a su gobierno en paños menores. Este, a su vez, procura desarmar un clan que ha tenido históricamente una influencia nefasta en contra de los intereses populares. La situación no puede ser mejor para el país y para el pueblo. Sería de esperar que, para bien de la Patria, ambos triúnfen...
 

* El autor es periodista; reside actualmente en la ciudad de Necochea, Provincia de Buenos Aires (Argentina).
 
 
Carlos Alberto Falcone, Periodista