SOCIEDAD | OPINION: RAUL ZORZON

Diputada Griselda Baldata: "¡Hasta la victoria, siempre, Fidel!"

Al cumplirse un nuevo aniversario de la salvaje revolución cubana, una legisladora de la Nación Argentina ha reivindicado a aquella tiranía...

21 de Enero de 2014
Al cumplirse un nuevo aniversario de la salvaje revolución cubana, una legisladora de la Nación Argentina ha reivindicado a aquella tiranía desde la expresión "¡Hasta la victoria, Fidel!". Se trató de la Diputada Nacional (con mandato cumplido) Griselda Baldata, de Coalición Cívica-ARI, Córdoba.
 
Nunca se sabrá si estas declaraciones se tratan de un convencimiento personal o de simples expresiones de deseos ajustadas a la jerga popular que añora una ideología conservadora o, sencillamente, proteger "un rabioso antiimperialismo". Estos viejos contrastes y antinomias han llevado a la Argentina a trazar una división tajante en relación a esta cuestión, solo para derivar en una amplia fractura que es menester erradicar.
 
Hasta el año 1959, Cuba fue administrada por gobiernos democráticamente elegidos que dieron luz a un país pujante. El último presidente votado fue Fulgencio Batista, conocido como "El Hombre", aunque ejerció su segundo mandato a partir de 1952 a través de un golpe de estado, conduciendo un gobierno abundante en corrupción. Batista sería derrocado luego por otro personaje que, al correr de las décadas, ha probado ser peor que él.
 
Se instala, a partir de enero de 1959, una supuesta "revolución", que terminaría convirtiéndose en un martirio y un desatado comunismo para los cubanos. Es la "otra historia" que remite a un comandante y su pandilla de insurgentes que estimaron conveniente convertirse en dueños de la dignidad y la vida de sus compatriotas. Por supuesto, nos referimos a la dictadura de Fidel Castro Ruz y su hermano Raúl.
 
Luego del regreso victorioso de Sierra Maestra (cuna de la insurgencia) junto a sus secuaces y, a criterio de ganarse la adhesión colectiva de la población, en el momento de pronunciar aquel encendido y triunfal discurso, una paloma bien adiestrada se posó sobre el hombro de Fidel. Como señal de que, en Cuba, había descendido nada menos que el Espíritu Santo, para promover a la "divina salvación" de la ciudadanía. Los creativos del sistema se aferraron a esta pintoresca comedia para confundir aún más la población. Pero este espíritu se transformaría en el peor de los demonios. 
 
Si Fulgencio Batista fue un transgresor de uñas largas, lo que terminaba de sitiar a Cuba era la presencia de una banda de forajidos dispuestos a todo. La encarnizada “lucha por el pueblo” terminó siendo una cruel y feroz dictadura que aún persiste. La historia y los hechos se encargaron de demostrar los resultados: la promocionada "revolución para los humildes" se trató de un verdadero chantaje. Fueron por la confiscación de bienes privados, y el nuevo dueño de todo pasó a ser el Estado, neutralizándose por completo la propiedad privada. El objetivo no era otro que determinar el nacimiento de una actividad económica totalitaria con el objetivo de rapiñar el capital; en la práctica, un Estado marxista-leninista. 
 
La Cuba previa a la revolución ocupaba el primer puesto mundial en producción de azúcar, rubro que representaba la principal fuente de ingresos de la nación. Pero la subsiguiente "reforma agraria" y la nacionalización de las empresas extranjeras radicadas en el territorio sembraron el camino de la destrucción. Hoy día, la industria azucarera cubana se encuentra en la ruina.
 
El novedoso y diabólico Estado diabólico anuló por completo toda libertad y posibilidad de opinar; no tuvo piedad a la hora de fusilar a quienes se atrevían a resistir o reclamar sus pertenencias. Mientras que la otrora activa industria cubana fue desmantelándose progresivamente, hasta quedar obsoleta gracias a las "bondades" del nuevo sistema. Así, pues, el descomunal desabastecimiento que se produjo con el paso de los años no fue producto del bloqueo económico de que hablaron siempre los hermanos Castro y sus simpatizantes en América Latina: el origen fue la destrucción progresiva y sistemática del aparato productivo nacional, asfixiado por un totalitarismo perverso. 
 
Si la economía marxista era tan eficiente, ¿por qué sus aliados socialistas no la socorrieron? Ironía: los pocos productos de primera necesidad que hoy se consiguen en la isla son de origen estadounidense. El escaso petróleo disponible es subsidiado por Venezuela a un precio irreal, con pagos que van hasta veinticinco años de plazo sin intereses (y que ha llevado a los venezolanos a ver la quiebra de su petrolera, PDVSA). La Cuba de hoy es la cara visible de un Estado en bancarrota. Acaso para ratificar las inconsistencias, nada mejor que recordar la reciente confesión del propio Castro: "El modelo no sirve ni siquiera para nosotros".
 
Estos días se conmemoraron los 55 años de la llamada “revolución castrista”. Miles de cubanos fueron obligados a ¿festejar? aquella dudosa gesta. Si ese régimen instalado a punta de fusiles hubiese sido una epopeya emancipadora, como se promociona, es difícil entender cómo millones de cubanos prefirieron arriesgar la vida para escapar, especialmente hacia los Estados Unidos, en donde dieron origen a la importante comunidad de Miami. Casi la totalidad de los residentes en la isla y que no pudieron exiliarse reciben remesas de dólares mensualmente provenientes de familiares y amigos que viven en el exterior. Esos aportes, sumados al turismo sexual protagonizado por las "jineteras" son las bases del modelo de subsistencia.
 
¿Acaso era éste el modelo de país añorado por los "jóvenes idealistas" argentinos de una espantosa década pasada? A este respecto, no dejan de ser preocupantes las recientes declaraciones de la legisladora Baldata quien, en el muro de su espacio en Facebook (http://www.facebook.com/griselda.baldata) compartió: "A pesar del bloqueo, y de los que desconocen la historia, admiramos y respetamos tu lucha, ¡hasta la victoria, siempre, Fidel!".
 
Al leer a Baldata, el asombro se entremezcla con el espanto. ¿Cuál será la explicación que la ex Diputada Nacional del ARI-Coalición Cívica tiene para la miseria en la que viven los ciudadanos cubanos? Acaso Baldata habla de la historia que más le "conviene" leer; o prefiere hacerse la distraída. Peor todavía, promociona el ejemplo de líderes que, como Fidel Castro, luchan por eternizarse en el poder.
 
La Señora Griselda Baldata podría tener a bien escuchar a aquellos que lograron escapar del régimen. O, quizás, a la Dra. disidente Hilda Molina, que mucho ha compartido sobre las crudas verdades de ese totalitarismo. Harta de la mentira y la manipulación -el prestigioso instituto de rehabilitación que supo organizar y luego conducir terminó dedicado exclusivamente a la atención de turistas extranjeros- decidió huir y romper para siempre su relación con el viciado régimen. Esta decisión le costó martirios de toda clase y más quince años de cautiverio.
 
¿Es esta clase de injusticias las que admira la legisladora Baldata? ¿Son los monstruos que se instalaron en el poder de La Habana, fusil en mano, los ídolos de la Diputada cordobesa y la de otros tantos legisladores argentinos? Solo preguntas que los acérrimos defensores de la opresión deberían responder.
 
Las expresiones de Baldata ciertamente no le hacen un gran favor a la dirigencia nacional que, en vista de los resultados de gestión, atraviesa hoy una profunda decadencia. Lo cual no es más que un fiel reflejo de la profunda confusión que de buena parte de la nuestra política y sus notables carencias de liderazgo.
 
Dándole la razón, en definitiva, a la gran mayoría de los ciudadanos argentinos que vociferan, ya sin dudarlo: "Todos los políticos son iguales".
 
 
Sobre Raúl Zorzón

Es productor agropecuario en la localidad de Malabrigo, Provincia de Santa Fe. Como columnista especializado en temas del campo, publica también artículos de opinión y temas políticos en El Ojo Digital desde 2010. Su correo electrónico: rzorzon@malabrigo.com.